30 junio 2014

Sobre la economía china y su futuro

外企受挫? (Foreign frustrated?) - CBN WeeklyUn tema menos habitual para mí, y en un idioma diferente (intercambio original de preguntas en inglés, reportaje final en chino), pero que no quiero dejar de reseñar, que si no, le acabo perdiendo la pista: Suyan Guo, periodista de CBN Weekly me preguntó por correo electrónico acerca de la posible caída de la competitividad de China como mercado para el establecimiento de multinacionales extranjeras, y también sobre las recientes tensiones del gobierno norteamericano con China en lo referente a espionaje económico. Su artículo, titulado Foreign frustrated?”  (7.7MB, pdf en chino) fue reportaje de portada en la revista y en él me cita brevemente.

A continuación, el contenido completo de mi intercambio de correos con Suyan:

 

From any Western standard, the Chinese Government is always intervening the market too much. But Chinese Government's take is obviously different. On the one hand, the Government tries to control the speed of change, imposing restrictions on foreign companies to avoid an excessive "colonization effect": if you want to do business in China, you will have to play by their rules, share ownership, hire Chinese managers, etc. even though the job market for some positions, particularly engineers, is becoming in some cases more expensive than European countries such as Spain. On the other, they know they can impose such restrictions, since they are the gatekeepers to a very interesting market in terms of both size and labor costs. As Chinese companies gain more size, experience and competitiveness, giving them a window of privileged access to the huge Chinese market becomes extremely important to sustain their position and their chances of success when venturing into foreign markets.

The escalation of tensions between the US and China is the result of the two largest economies of the world being in a collision course for many years. Witnessing how the FBI indicts five Chinese military officers with stealing data from six US companies and unions must be seen as the biggest of all ironies when it comes precisely from the country that used its hypertrophied NSA to spy right into the heart of Huawei. In the post-Snowden era, the US has rightfully lost its right to complain against any type of industrial or military spying. 

China has dedicated most of the first decade of the XXI century to move from the "manufactured in China" label to the "engineered in China" one. The Chinese Government and many private companies have been consistently sending the best Chinese students to the best American and European universities to pursue engineering and management studies, to work long periods for American and European companies, and even to become entrepreneurs in these countries, with the long term plan of getting them to go back to China after, in many cases, periods of ten or even fifteen years.

Now, China is not anymore "the place where you can manufacture everything at a very low cost", but a country that can create their own highly competitive products from scratch and compete with the best Western ones. Forget about that place where "everything that could be manufactured by hand would be manufactured by hand because it was extremely cheap"… now, Foxconn is investing a huge amount of money to turn its more than 1.3 low-qualified million employees into the largest army of robots ever built, to be able not only to scale up their manufacturing capacity, but also its level of quality and precision. Some of the best regarded engineers and managers from US companies, such as Google's Hugo Barra, leave their positions to go to Chinese companies such as Xiaomi, and these companies do not need to "disguise" their brands as non-Chinese anymore to be regarded as competitive in most Western markets.

Consider the consumer infrastructure: not many Chinese citizens had a computer at home in comparison to the statistics in the Western world. But an increasingly high number of them own a smartphone, and the whole country considers mobile as the new revolution, one that is developing so blazingly fast in the Chinese society, that seems to be leapfrogging most other countries.

Drop by some business schools in China: you won't see the typical lecture-style class with a boring professor reading from his or her desk and the students taking notes. Instead, you'l see highly energetic, American or European-trained Chinese professors moving all over the classroom, aggressively cold-calling students and using the case method, following the best Western tradition.

The "new China" from 2014 differs a lot from the "already new China" we saw at the beginning of this century. And the US Government knows that.




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Hablando sobre Gramofon, en Business Week

Gramofon turns your stereo equipment into a cloud music player - Business WeekNick Leiber me llamó para que le diera mi opinión sobre Gramofon, la última creación de Martín Varsavsky y su equipo, y ha publicado una pequeña reseña en Business Week titulada Gramofon turns your stereo equipment into a cloud music player en la que me cita brevemente.

Hablamos de varios temas: por un lado, del diseño del aparato, ideado originalmente por un alumno durante uno de los cursos de entrepreneurship de Martín en la universidad y depurado posteriormente por un equipo de veinte personas en Fon – Martín es, junto conmigo, uno de los más firmes proponentes en IE Business School de la búsqueda exhaustiva de la mezcla y del contagio a todos los niveles entre el mundo académico y el profesional.

Además, comentamos cuestiones como el desarrollo de ideas brillantes basadas en la simplicidad de conceptos y en la facilidad para el usuario: un aparato que, tras simplemente enchufarlo, conecta tu equipo de sonido de toda la vida con toda la música que tengas en la nube o en cualquier otro soporte conectado, y te ofrece además la posibilidad de que cualquiera de tus invitados, entrando con su cuenta de Facebook, seleccionen música cuando están en tu casa. Por supuesto, hay múltiples formas de hacer esto, pero pocas van a resultar tan sencillas y directas.

Finalmente, dedicamos un buen rato a hablar del crowdfunding, y de cómo una idea que en realidad no necesitaría buscar recursos económicos para su lanzamiento, utiliza un sitio como Kickstarter para obtener feedback, comunidad, usuarios comprometidos con el proyecto que se convierten en auténticos embajadores del mismo, y un nivel de atención y visibilidad en forma de apariciones en los blogs y medios tecnológicos más importantes a la que habría sido muy difícil acceder de otra manera (Gramofon fue uno de los ejemplos que me llevaron a escribir un artículo sobre ese tema hace una semana).




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29 junio 2014

La dudosa ética de hacer experimentos psicológicos con tus usuarios

IMAGE: Slaven Devic - 123RFA través de una publicación en un journal científico, titulada Experimental evidence of massive-scale emotional contagion through social networks, hemos sabido que al menos un investigador del Core Data Scientist Team de Facebook, Adam D. I. Kramer, ha participado en un experimento que muchos considerarán aterrador: la manipulación del estado de ánimo de los usuarios de Facebook mediante el filtrado intencionado de las actualizaciones en su muro.

La situación es la siguiente: durante una semana en enero de 2012, un total de casi setecientos mil usuarios de Facebook fueron, sin mediar consentimiento alguno de su parte, sometidos a un experimento psicológico: las actualizaciones de sus amigos que aparecían en sus muros fueron intencionadamente filtradas para mostrar de manera mayoritaria estados en los que predominaban palabras o connotaciones positivas, mientras otro grupo lo fue con palabras o connotaciones fundamentalmente negativas. Al cabo de la semana, se evaluó hasta qué punto esos usuarios tenían una probabilidad más elevada de compartir actualizaciones con tonos respectivamente positivos o negativos.

El experimento es sencillo: comprobar el nivel de influencia que la información compartida en su entorno social virtual ejerce sobre el estado de ánimo. Tan sencillo como esto:

Emotional states can be transferred to others via emotional contagion, leading them to experience the same emotions as those around them (…) This research demonstrated that (i) emotional contagion occurs via text-based computer-mediated communication; (ii) contagion of psychological and physiological qualities has been suggested based on correlational data for social networks generally; and (iii) people's emotional expressions on Facebook predict friends' emotional expressions, even days later.

Pero indudablemente, y dicho por la propia editora de la revista que aprobó su publicación, resulta también profundamente inquietante. Jugar a programador de estados de ánimo, con personas. Setecientas mil personas manipuladas durante una semana para lograr que su estado de ánimo tuviese un componente más negativo o positivo. Algunos de los afectados podrían, posiblemente, ayudados por un calendario y por su propia timeline en Facebook, tratar de recordar aquella semana de enero de 2012, tratar de asociarla con otros eventos que tuvieron lugar en su vida personal, y pensar que, en efecto, estaban siendo condicionados por Facebook, que la red estaba tratando de influir en su estado de ánimo.

Algo que, por otro lado, nos permite imaginar infinitas posibilidades más: ¿por qué no generar artificialmente estados de ánimo de determinados tipos entre los usuarios para, por ejemplo, hacer que tengan una mayor propensión a adquirir productos o servicios, a contratar un seguro de vida, a irse de viaje? ¿Para cuándo un estudio que demuestre que si saturamos el muro de un usuario con actualizaciones sobre viajes de todos sus amigos, conseguimos que se vaya corriendo a contratar un viaje él mismo? Y ya que estamos, ¿le ponemos precio y lo comercializamos a las aerolíneas y cadenas de hoteles? ¿Por qué no generar estados de ánimo par tratar de influir en los resultados de unas elecciones? ¿Cómo puede afectar un estado de ánimo predominantemente positivo o negativo en los ciudadanos que se acercan a votar a un colegio electoral?

Con este experimento, Facebook cruza una línea roja que muchos, sin duda, van a considerar completamente inaceptable: la de la experimentación con sus propios usuarios. Todas las empresas que reciben datos de sus usuarios analizan esos datos, y habitualmente, además, dan difusión a muchos de sus hallazgos. Analizar datos producidos de manera espontánea o generados por un factor externo independiente es algo que a muy pocos va a molestar: que se pueda ver hasta qué punto ha influenciado lo compartido por los usuarios en una red una noticia buena o mala, o incluso cuestiones directas y personales. Si este experimento hubiese tenido lugar seleccionando usuarios que de manera natural estuviesen sometidos a una mayoría de actualizaciones positivas o negativas en su muro, no tendría personalmente ningún problema con él. Es el componente de manipulación, de filtrado voluntario, el que me incomoda profundamente, el que me lleva a ver a Facebook como un enorme manipulador, como la empresa que tiene una puerta de entrada a nuestro cerebro, que puede llegar a ser capaz de programarnos, de producir un efecto en nuestro estado de ánimo… y lo que es mucho peor, que no solo tiene esa facultad, sino que además va y la utiliza.

Tras una constatación así, Facebook merecería que todos sus usuarios le diesen la espalda. No es de recibo que por el simple hecho de utilizar una plataforma para compartir voluntariamente determinados aspectos de tu vida con tus amigos, te encuentres de repente y sin tu conocimiento sometido a un experimento manipulador de tu estado de ánimo. Es completamente inaceptable, y debería determinar no solo que toda la cadena de mando que aprobó este experimento fuese inmediatamente despedida, sino que se llevase a cabo una rigurosísima auditoría que tratase de determinar qué otros experimentos han sido realizados por la compañía, como quién audita a una especie de Dr. Mengele. Y si eso lo pienso yo, que en principio soy un científico inclinado a justificar la investigación y una persona que tiende a tener una opinión generalmente positiva sobre Facebook y sobre otras empresas que intentan plantear herramientas innovadoras, no quiero ni pensar cómo se sentirán todos aquellos que de manera natural tienden a tener una visión pesimista o escéptica.

El experimento de Facebook incide en esas percepciones: ahora, cualquier usuario de la red social tiene todo el derecho del mundo a imaginarse manipulado, a pensar que está participando en otro experimento, a verse como un conejillo de indias con su cerebro en manos de otro científico loco. Completamente inaceptable y gravísimo, independientemente de lo que diga la legalidad y los términos de servicio de la compañía. Quien haya autorizado o participado en esto, tiene un serio problema de valores. Y de ética.




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28 junio 2014

Realidad virtual, alternativas y ecosistemas

Google Cardboard

Ayer tuve la oportunidad de probarme un visor de realidad virtual acoplado a un teléfono móvil construido por la empresa canaria vrAse, que ha conseguido financiar exitosamente su proyecto mediante Kickstarter y ha recibido varias críticas positivas al respecto, y la verdad es que la experiencia no pudo ser más positiva: casualmente, el primer clip que pude ver fue el mismo de la montaña rusa que había experimentado hacía unos pocos días en un equipo de Oculus VR, lo que me permitió una comparación muy directa entre ambas experiencias.

¿El resultado? Mi impresión fue que utilizar un smartphone con la pantalla dividida en dos para obtener una representación de realidad virtual inmersiva en un visor ofrecía un mejor resultado que la alternativa ofrecida por Oculus VR, que necesita estar conectada a un ordenador mediante un cable. Y no, la empresa canaria no era la única que estaba avanzando por el camino de la realidad virtual mediante el recurso al smartphone, pero lo que es indudable es que en el momento que muchos definieron como más WTF de la última Google I/O, la comparación entre las alternativas de usar un visor específico o un simple smartphone ha recibido un impacto significativo: la irrupción en el panorama de Google con un visor construido… con cartón.

En efecto, el visor de Google, que la compañía ha llamado no muy imaginativamente Google Cardboard, supone todo un puñetazo encima del tablero de la realidad virtual, que puede además suponer un enorme impulso para su desarrollo. Su presentación ha dado lugar a una caída brutal de las barreras de entrada al desarrollo: de repente, cualquiera puede hacerse con un kit de realidad virtual simplemente comprándolo por veinte euros o incluso recortándolo uno mismo.

¿Tiene sentido gastarse dos mil millones de dólares en adquirir una empresa que fabrica un set que puede ser razonablemente bien sustituido con un modelo de cartón? Obviamente, la pregunta, vista así, es enormemente simplista: la adquisición permite a Facebook situarse como uno de los competidores principales en el campo de la realidad virtual, con un equipo muy experimentado y valioso que pasa a tener muchos más recursos de todo tipo, y desarrollos que van mucho más allá de un simple casco de proyección. Pero sin duda, la llegada de Google pasa a minimizar la importancia del hardware como elemento limitante, y concentra el desarrollo en un software en el que, además, tiene una posición consolidada con desarrollos significativos y se ha encargado de abrirlo a cualquiera que lo quiera utilizar.

Resulta interesantísimo ver el impacto que en el escenario tecnológico de hoy en día puede llegar a tener un simple modelo de cartón…

 




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27 junio 2014

Eres lo que compartes

Eres lo que compartes - Expansión (pdf)Mi columna de esta semana en el diario Expansión se titula “Eres lo que compartes” (pdf), y es un intento de explicar lo que subyace tras una actividad muy común ente los consumidores habituales de información en la red, pero que no resulta tan natural para quienes simplemente han trasladado sus hábitos desde el mundo analógico: compartir.

Compartir información es una actividad mucho más interesante y con más trasfondo de lo que parece. Mucho más que un simple gesto, supone una manera diferente de gestionar la información, en un entorno en el que precisamente gestionar la información de forma eficiente se ha convertido en un auténtico reto en sí mismo. Un acto sumamente simple, poco menos que instalar un botón en la barra del navegador y acostumbrarse a utilizarlo de manera rutinaria, pero con enormes posibilidades. En primer lugar, define el paso desde una implicación del usuario baja y unidireccional hasta una más elevada, más participativa, e intrínsecamente bidireccional. Pero además, marca una actitud: la de quien decide hacer un uso eficiente de la información, dado que el propio hábito de compartir suele implicar la creación de un repositorio ordenado al que se puede volver para recuperar lo compartido. En muchos casos, la motivación del compartir no está necesariamente en proporcionar una utilidad a los que se encuentran al otro lado de la pantalla, sino a uno mismo: los beneficios que surgen de una retroalimentación y de una gestión ordenada.

Pero más allá de este tipo de beneficios, existe uno más complejo: el hecho de que lo que compartimos, en muchos sentidos, nos define. Alguien que solo comparte noticias de una tendencia determinada, pasa a “heredar” esa tendencia en la consideración que quienes acceden a lo que comparte, a quedar de alguna manera “asociado” a ello. Alguien que de manera persistente comparte chistes, será percibido como un chistoso – o como un pesado, según su nivel de insistencia y la calidad de lo compartido.

Crear un repositorio para compartir información en redes sociales o en herramientas de gestión de información puede, en muchos casos, convertirse en una herramienta de marca personal, asociada a una persona en la que tendemos a pensar cuando evocamos determinadas cuestiones. En el fondo, una herramienta potente, muchas veces incomprendida y relacionada absurdamente con el llamado “postureo”, pero que puede ir mucho más allá.

A continuación, el texto completo de la columna:

 

Eres lo que compartes

Compartir es un fenómeno inherente a la vida en sociedad. Considerada una función primigenia asociada al desarrollo del lenguaje, compartir nos convierte en entidades activas en nuestro tratamiento de la información: no solo "nos encontramos con ella" pasivamente, sino que podemos decidir conscientemente circularla, o al menos, almacenarla para un eventual uso posterior.

Existen múltiples herramientas, con diferentes matices. Algunas permiten compartir "a gritos", como reafirmación o como aporte directo a terceros. En Twitter, Facebook o LinkedIn, compartir con tus seguidores algo que has leído permite que estos te asocien a esa información, que le otorguen el valor de venir compartida por ti, que actúes a modo de filtro. Pero además, funciona como repositorio personal, para que puedas posteriormente recuperar ese enlace, frase, etc. con facilidad.

Siguiéndote, alguien podría hacerse a la idea de tus intereses en función de lo que tiendes a compartir. El llamado FOMO, Fear Of Missing Out, "miedo a perdértelo" o a "no estar enterado", se convierte en incentivo para seguir a quienes comparten cosas que te interesan, porque además de la información, pasas a obtener algo más, una métrica de interés, de popularidad: reacciones, opiniones, criterio…

Pero hay otras herramientas: Pinterest, con su organización en tablones, Delicious, que lleva desde 2003 ayudando a usuarios a guardar y etiquetar lo que les interesa, pública o privadamente. O Evernote. Un simple botón en tu navegador, y tu uso de la red puede  tomar un componente infinitamente más útil.

Ponlo a prueba: algo tan simple como almacenar y compartir lo que te interesa puede convertirse en uno de los primeros pasos para entender y disfrutar el verdadero valor de la web social. Piénsalo, la idea es muy simple, pero muy potente: somos lo que compartimos.




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26 junio 2014

? y Snowden cambió el mundo

IMAGE: Henrik Lehnerer - 123RFLa noticia es clara: forzados fundamentalmente por el cambio en el panorama internacional que han provocado las filtraciones de Edward Snowden, la administración Obama acepta restaurar el equilibro en las relaciones mediante la aprobación de un paquete legislativo que ofrecerá a los ciudadanos de la Unión Europea las mismas garantías y derechos sobre su privacidad que poseen los ciudadanos norteamericanos.

La idea de buscar protección para los derechos de los no-americanos emerge específicamente de las tensiones provocadas por las revelaciones de Snowden, que han generado un fuerte clima de tensión diplomática entre las autoridades norteamericanas y europeas. La insistencia de los Estados Unidos en señalar que sus leyes protegían a sus ciudadanos pero no a los ciudadanos extranjeros han sido una fuente de tensión que demandaba negociaciones desde hace más de tres años, pero la situación se precipitó y la exigencia de soluciones se convirtió en demanda inapelable hace un año.

Por el momento, se trata simplemente de un anuncio, de la expresión de una voluntad de cambio forzada por las circunstancias. Queda por ver de qué manera se expresa legislativamente y que tipo de interacción va a mantener con el marco regulatorio de la US Privacy Act, que a su vez se encuentra también sujeta a una fuerte polémica y presiones de cambio por su evidente debilidad. Pero en cualquier caso, que la recolección y el tratamiento de datos de ciudadanos europeos en los Estados Unidos pase al menos a tener protecciones comparables a las que tiene un ciudadano del país es una buena noticia.

Que un cambio como este provenga de las acciones de una sola persona da una idea de la importancia enorme que tiene proteger a las personas que, cumpliendo su verdadero deber, deciden luchar para cambiar las cosas a mejor, en ocasiones poniendo en riesgo su vida. Cualquiera que sea la manera en que lo queramos interpretar, Edward Snowden ha cambiado el mundo, y la situación a la que nos aboca la era post-Snowden es indudablemente más real, más consciente y más garantista en términos de protección – aunque realmente no fuera muy difícil mejorarla partiendo del nivel del que partíamos.

Una vez más: si este hombre no merece el premio Nobel de la Paz, no lo merece nadie. Como bien dice su nominación, “Edward Snowden ha contribuido a un orden mundial más estable y pacífico exponiendo las prácticas de espionaje de los Estados Unidos y forzando un nuevo debate sobre la seguridad y la privacidad”. La insistencia del gobierno de los Estados Unidos en considerarle un “traidor” choca cada vez más con la evidencia de una ciudadanía norteamericana que mayoritariamente lo apoya. La existencia de ciudadanos como Edward Snowden es una de las fuerzas más importantes que termina provocando que los países se hagan mejores. 

El anuncio del premio Nobel de la Paz tendrá lugar el próximo 10 de octubre.




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25 junio 2014

Kickstarter busca su sitio

Funded with KickstarterKickstarter es uno de esos casos en los que la evolución de la idea original llegan a cuestionar su esencia y a generar auténticos problemas de identidad a su equipo fundador: creada en abril de 2009 por Perry Chen, Yancey Strickler y Charles Adler como una forma alternativa de buscar financiación para proyectos artísticos y creativos, la plataforma vio crecer rápidamente una variedad de proyectos diferentes, centrados en la innovación, la tecnología y la electrónica de consumo que, sencillamente no estaban incluidos en el modelo de partida.

Ese tipo de proyectos, sin embargo, resultaron enormemente exitosos: hablamos de un mundo, el de la tecnología y la electrónica de consumo, en el que las ideas fluyen de manera rápida y eficiente a través de todo un entramado hiperactivo de blogs y medios especializados al tiempo que reciben fácilmente atención de medios generalistas. Un entorno en el que ser referenciado en determinadas páginas asegura flujos de clics y de atención capaces de definir el ser o no ser de una idea. Con la llegada de ese tipo de proyectos a Kickstarter, se impuso la práctica en los blogs y páginas de tecnología de empezar a vigilar Kickstarter como si fuera una auténtica fuente de inspiración, una meca del diseño y las nuevas tendencias, rodeada además de un cierto “aura de provocación”, de “antes no se podría llevar a la práctica pero ahora, gracias al crowdfunding, funciona”. La propia existencia y el éxito de Kickstarter, que representaba un éxito sin precedentes y convertía a los proyectos en historias que resultaban agradecidas cuando se contaban, contribuyó en gran medida al desarrollo de una especie de “leyenda del crowdfunding“.

Kickstarter se convirtió en una especie de “sello de aprobación” para proyectos tecnológicos, de “este negocio funciona porque los usuarios lo han querido así”, una especie de “prueba del nueve” del emprendimiento. La realidad, en muchos casos, es que se trataba de un fenómeno provocado por la propia difusión que las páginas de tecnología otorgaban a los proyectos. El caso de Pebble, el smartwatch que aún a día de hoy marca el record de financiación en la página, resulta claro y evidente: cuando sus creadores, tras salir de la prestigiosa incubadora Y Combinator, acudieron al mercado de capital riesgo, la contestación unánime de los inversores fue “el hardware es muy duro”, y no consiguieron levantar capital. El intento de hacerlo en Kickstarter, sin embargo, se encontró con el apoyo y difusión unánime de todas las páginas de tecnología conocidas, lo que redundó en una visibilidad que elevó rápidamente el proyecto al Olimpo de las siete cifras.

¿Qué es Kickstarter a día de hoy? En muchos casos, una idea muy alejada de su original función de “simplemente” financiar proyectos. Un buen paso por Kickstarter puede, en muchos casos, representar el ser o no ser de la viabilidad de una empresa, en sentidos que van muchas veces más allá de lo puramente económico. No son pocos los proyectos que se presentan en la plataforma atraídos no tanto por el dinero que se pueda captar, sino por el valor que esta tiene como tienda, como estudio de mercado o como generador de feedback. En un número nada despreciable de casos, hablamos de emprendedores que podrían holgadamente poner el dinero necesario para lanzar su proyecto encima de la mesa, pero que ven que financiarse en Kickstarter puede aportar mucho a la esencia del proyecto (convertirlo en una idea “empujada” por aquellos que la apoyan) o, en muchos casos, a su visibilidad en páginas de tecnología. Muchos emprendedores, de hecho, se lanzan en la plataforma solicitando niveles de financiación ridículamente bajos que prácticamente aseguren que el proyecto alcanza el umbral necesario para considerarse exitoso, aunque en realidad, lo que esperaban no era ese dinero, sino la explosión de publicidad que en ocasiones acompaña su paso por la plataforma. Una práctica que, por otro lado, minimiza el riesgo de pasar por Kickstarter con etiqueta de “no lo consiguió”.

El uso de Kickstarter como canal de distribución, como auténtica tienda capaz de generar un tráfico muy superior al que se obtendría en caso de abrir una página independiente, fue censurado por la propia dirección de la compañía en septiembre de 2012, pero las evidencias apuntan claramente a que este tipo de uso ha seguido teniendo lugar de manera muy generalizada: para muchos, Kickstarter no es más que una galería comercial incomparablemente más transitada que una página web propia, en la que abrir un escaparate a cambio de una módica comisión.

Este tipo de usos  convierte a Kickstarter no tanto en una plataforma de financiación colectiva como en una especie de “centro de investigación de mercado” o incluso prácticamente en una “agencia artística”, aportes que indudablemente pueden hacer mucho por el desarrollo de un proyecto, pero que no tienen nada que ver con la idea original. La gran pregunta, purismos aparte, es hasta qué punto esta característica es algo negativo. En muchos sentidos, los fundadores de Kickstarter se encuentran ahora con que su idea original se ha desvirtuado, pero que su contribución al ecosistema innovador y emprendedor es, si cabe, muy superior bajo su nuevo pelaje. Los emprendedores han tomado la plataforma de Kickstarter poco menos que por asalto y la han redefinido para darle la esencia que ellos necesitaban que tuviese. Han reinventado Kickstarter a partir de la idea original, y lo han hecho, aparentemente, de una manera razonablemente sostenible. ¿Sería razonable, a estas alturas, restringir este tipo de usos para tratar de salvaguardar la esencia que el proyecto tuvo en sus orígenes? En el fondo, las ideas tienden a evolucionar, en muchos casos, como sus usuarios quieren que evolucionen, y esa es, precisamente, una de las características fundamentales de la economía participativa o colaborativa que constituye la base sobre la que se apoya Kickstarter…

Por otro lado, el cambio de naturaleza Kickstarter también deben cambiar los factores críticos de éxito que los emprendedores manejan a la hora de dirigirse a una plataforma como esta. Si eres emprendedor y te planteas acudir a un mecanismo de crowdfunding, no te quedes en la idea original: apunta a – y trata de maximizar –  todos los posibles beneficios que una plataforma así podría ofrecerte en términos de publicidad, visibilidad, prospección de mercado, feedback de usuarios y canal de gestión de pedidos. En muchos casos, esos beneficios supuestamente colaterales pueden llegar a exceder la magnitud que tenía la mera obtención de recursos que se planteó en su momento como mecanismo original.




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