28 febrero 2014

¿Tiene sentido un smartphone modular?

PhonebloksGoogle anuncia una conferencia específica para desarrolladores dedicada a su Project Ara, un proyecto que se inició hace ya bastante tiempo con la adquisición de patentes relacionadas con el desarrollo modular procedentes del fabricante de terminales israelí Modu, continuó con la adquisición de Motorola Mobility en 2011 y la apertura de una línea de colaboración con Phonebloks, y continúa tras la venta de Motorola a Lenovo debido a que la operación excluyó específicamente la división de tecnologías y productos avanzados (ATAP), que se mantiene integrada en Google y gestionada con la misma filosofía que sus famosos moonshots (proyectos ambiciosos en diversos grados de desarrollo como el coche que conduce solo, la red de globos para hacer llegar internet a zonas complicada, o las Google Glass).

Es posible que hayas leído ya artículos sobre Project Ara allá por octubre del pasado año cuando se empezó a desvelar, o incluso que hayas encontrado algún reportaje que trata el tema con algo más de profundidad, como este muy recomendable de Time.

La idea que subyace detrás de Project Ara y que empieza a materializarse de una manera cada vez más clara es el desarrollo de terminales modulares siguiendo una filosofía de hardware abierto que incluiría la comercialización de una base en la que podrían integrarse módulos desarrollados por diversos fabricantes que decidiesen seguir las especificaciones.

En los primeros anuncios, se habla de un terminal reducido a la mínima expresión operativa – sin siquiera conexión celular – por cincuenta dólares, al que poder ir añadiéndole los módulos necesarios para obtener la funcionalidad deseada por el usuario. Además, habría dos bases más de tamaño progresivamente más grande: una más parecida a los terminales actuales, y otra mucho más homologable a los actuales phablets. El tamaño está definido por un endoesqueleto, o endo, una estructura de aluminio con una serie de circuitos destinados a interconectar los distintos módulos entre sí, y que sería el único componente del teléfono con marca Google. A partir de ahí, todo lo demás, desde el procesador a la memoria, pasando por la pantalla o las interfaces de entrada, viene en forma de módulos con conectores retráctiles, y podrían disponerse hasta un total de diez de ellos en la estructura de aluminio.

Un ecosistema así definido podría dar lugar a economías muy diferentes a las actuales, dado que los efectos de la esperada competencia no se limitarían a unidades completas, sino a todos y cada uno de los posibles módulos, alimentando así un esquema que podría generar mucha más innovación y, muy posiblemente, precios mucho más bajos. Hablamos de bajar las barreras de entrada y desagregar la industria para que puedan generarse cientos de miles de fabricantes de módulos, en lugar del pequeño puñado de fabricantes de terminales que existen actualmente. Auténtica ingeniería sectorial, toda una disrupción generada por la tecnología, y sin duda, una fuente de preocupación para quienes ocupan ahora ese espacio.

En el fondo, estamos hablando de un proyecto que, como el ambicioso internet.org iniciado por Facebook, busca acercar la tecnología a muchas más personas, a los próximos miles de millones de usuarios. No solo haciendo descender el precio de la tecnología mediante una plataforma que genere más competencia, sino además posibilitando que muchos componentes del terminal puedan tener una duración más elevada. Alguien que valora mucho las prestaciones relacionadas con la fotografía, por ejemplo, podría, sobre la misma base del teléfono, agregar una cámara mejor, mientras que alguien que prefiere cargar el teléfono de manera más ocasional y que no suele hacer fotografías con su terminal podría optar por un módulo de batería más potente, por inserar dos módulos, o por llevarlos en el bolsillo, porque varios de los módulos se podrían intercambiar en caliente (hot-swappable). O incorporar un teclado físico, esa pieza que tantos echan de menos. O pensemos en cualquier otra posibilidad: otro de los socios en el proyecto es una de las compañías líderes en impresión tridimensional, 3D Systems: si te lo puedes imaginar, se podrá fabricar – y la idea es que el nivel de especialización se desarrolle lo más posible. Esto nos llevaría a terminales que podrían ser muchas más cosas: a la variabilidad que ya de por sí incorporan las apps mediante software, le uniríamos la capacidad de desarrollo de una plataforma de hardware abierto. La idea, de nuevo,no es atacar el mercado más geek, sino ser capaz de ofrecer una propuesta de valor a un precio adecuado a prácticamente cualquier usuario.

En realidad, una idea que sobrepasa con mucho la aparente frivolidad de pensar en un “terminal en piezas”, y que alcanza aspectos de auténtico desarrollo de ecosistema, de reorganización de las industrias implicadas en todo lo relacionado con los smartphones. Si el proyecto te ha parecido interesante y crees que tienes algo que aportar al mismo, puedes apuntarte para ser un Ara Scout.

 

(This post is also available in English in my Medium page, "Fancy owning a custom-made smartphone?“)




(Enlace a la entrada original - Licencia)

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