¿Qué pasa cuando se incumplen las más básicas reglas del sentido común? Pues que surgen absurdos monstruos, como en el sueño de la razón. Ed Felten, en su Freedom to Tinker, nos propone una imagen mental interesante con lo que sería la hipotética aplicación de las normas de “three strikes and out” recientemente aprobadas en Francia a un medio como el impreso:
A partir de la promulgación de la ley, el gobierno pondrá en marcha una lista de infractores acusados. Cualquiera puede enviar una denuncia a dicha lista, con la simple afirmación no probada ni juzgada de que un tercero está, en público o en privado, violando el copyright de cualquier cosa en un medio impreso. En el momento en que la lista reciba tres denuncias acerca de una misma persona, ésta tendrá completamente prohibido durante un año cualquier uso de un medio impresos. Por supuesto, como en el caso de Internet, la prohibición afecta a todo tipo de uso, tanto lectura como escritura, y a cualquier tipo de publicación, incluidas aquellas que puedas ser consideradas informales: una persona sancionada no podrá leer ni escribir absolutamente nada durante un año.
Las protestas con respecto a las posibles dificultades de aplicación de la norma, así como de la presunta arbitrariedad de recibir una penalización simplemente en base a acusaciones no probadas deben ser convenientemente ignoradas: después de todo, sin no son objeto de nuestra preocupación cuando nos referimos a Internet, ¿por qué lo iban a ser cuando hablamos del medio impreso?
Obviamente, la prohibición impedirá, por ejemplo, que los estudiantes no puedan acudir a clase ni hacer sus deberes, provocará algunos inconvenientes en la vida cotidiana de algunas personas, y hará que determinados alborotadores no puedan participar o seguir la vida política, pero eso servirá para que la próxima vez se piensen mejor sus actuaciones, para evitar ser de nuevo acusados de infracciones relacionadas con el copyright. Y ya que estamos, una vez que hayamos implantado este sistema a Internet y al medio impreso, proseguiremos extendiéndolo al sonido y a la imagen: provocará sanciones que podrían obligar a una persona a permanecer con oídos u ojos completamente tapados durante un año (privación sensorial, que le decían en Guantánamo), pero no cabe duda que hablamos de medios demasiado importantes como para que los dejemos sin protección. ¿Algún país candidato para aplicarlo el primero?
En muchos casos, recurrir a la extrapolación de las normas a un medio diferente resulta muy clarificador, y es un recurso que los profesores empleamos a menudo. En este caso, el razonamiento se convierte directamente en la demostración perfecta de una reducción al absurdo: todo infringe las más naturales leyes de la legalidad, la democracia, los derechos humanos o, simplemente, la lógica y el sentido común. Pero claro, teniendo copyright, todos esos conceptos son meramente secundarios…
(Enlace a la entrada original - Licencia)
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.