31 enero 2013

La Informática se incorpora como ciencia al Bachillerato inglés

El Reino Unido reforma su bachillerato y por primera vez pasa a incorporar la Informática (Computer Science) como cuarta ciencia en su temario, al mismo nivel que la Física, la Química y la Biología.

La Informática dejará de ser una asignatura accesoria y sin valor curricular dedicada fundamentalmente a enseñar a los alumnos el uso de herramientas ofimáticas como proceso de textos, hoja de cálculo o presentaciones, para pasar a ser una materia troncal de ciencias, “la cuarta Ciencia“, en la que los alumnos profundicen y tomen un papel activo. Según el Department for Education (DfE),

“It will mean millions of children learning to write computer code so they are active creators and controllers of technology instead of just being passive users.”

(“Significará millones de niños aprendiendo a programar para poder ser creadores activos y controlar la tecnología, en lugar de ser simplemente usuarios pasivos”)

Esa es la clave: de simples usuarios de programas, a entender cómo funciona una máquina y aprender a escribir código para ella. De creer en el ordenador como máquina para hacer lo mismo que antes (escribir textos, hacer operaciones matemáticas o hacer presentaciones), a verlo como máquina para hacer cosas nuevas, o para hacer cualquier cosa que se te pueda ocurrir. Como llevamos mucho tiempo diciendo: enseñamos Física a nuestros alumnos no porque estemos esperando que se conviertan en físicos, sino porque viven en un mundo determinado por las leyes de la Física. Exactamente la misma razón por la que deben aprender Informática: porque viven en un mundo rodeados de máquinas programables. Como hace ahora un año comentaba un recomendable artículo en The Guardian escrito dentro de la serie Digital literacy campaign que reseñé en esta página,

We’re in an era where computer science is the new Latin. Just as Latin underpinned so many things, computer science is not just about programming, it’s about computational thinking, problem solving, analytics, physics and creating code. Building digital content and intellectual property. Building value in the digital economy.”

(“Vivimos en una era en la que la informática se ha convertido en el nuevo latín. Así como el latín ha sustentado tantas cosas, la informática no trata únicamente acerca de la programación: hablamos de  pensamiento computacional, de resolución de problemas, análisis, física y creación de código. De la creación de contenido digital y de la propiedad intelectual. De la creación de valor en la economía digital.”)

En la decisión ha pesado mucho el éxito de una inicialmente modesta fundación sin ánimo de lucro que ha conseguido, con su ordenador por menos de treinta euros, vender más de un millón de ordenadores y plantear con ello toda una revolución en la forma de ver la computación: Raspberry Pi. La propia fundación, que hace unos días recibió de Google una donación de un millón de dólares para proporcionar gratuitamente ordenadores a más de quince mil niños en escuelas británicas, informa del cambio curricular en su página web, y cita declaraciones del Ministro de Educación, Michael Gove:

It is great news that Google is helping the brilliant Raspberry Pi project. We are replacing the old-fashioned ICT curriculum with a Computer Science curriculum. This will combine with the Raspberry Pi project to spread teaching of computer coding, which is so educationally and economically vital.”

(“Que Google esté ayudando al brillante proyecto Raspberry Pi supone muy buenas noticias. Vamos a reemplazar el anticuado curriculum de ICT con un nuevo contenido centrado en la Informática. Esto se combinará con el proyecto Raspberry Pi para difundir la enseñanza de la programación, que es educacional y económicamente vital”)

Poco imaginaba Eben Upton, fundador de la Raspberry Pi Foundation, que pensó inicialmente que llegaría a vender unas mil máquinas, que su iniciativa acabaría contribuyendo en gran medida a un cambio tan importante. Si pretendes mejorar la competitividad de tu país de cara al futuro, estas son el tipo de medidas que de verdad contribuyen a ello. A ver si algunos se van enterando.



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30 enero 2013

BlackBerry Z10: un gran terminal. ¿Será suficiente?

BlackBerry acaba de presentar su nuevo sistema operativo, BlackBerry 10, y sus dos nuevos terminales, Q10 y Z10, con y sin teclado físico. El momento es importantísimo y crítico para la compañía: la fortísima caída en ventas de los últimos años y el extremo duopolio en el que se ha convertido el mercado smartphone ponen a la compañía en una situación prácticamente de “último cartucho”. La compañía tira en todos los sentidos la casa por la ventana: evento simultáneo de presentación a nivel mundial en Nueva York, Toronto, Londres, París, Dubai y Johannesburgo, primer anuncio en la Super Bowl, y una completa redefinición tanto de sistema operativo, construido ya completamente en torno a QNX, como de terminales. Una redefinición que se anuncia con el cambio de nombre de la compañía, que deja de llamarse RIM y pasa a llamarse directamente BlackBerry.

Por gentileza de BlackBerry España llevo unos días torturando hasta el límite un Z10 (en la foto, he subido alguna más en mi cuenta de Flickr), y lo que puedo decir es que el terminal es muy bueno. Muy bueno es lo que se dice de un aparato muy estable, muy cómodo, con un teclado virtual verdaderamente avanzado (impresionante si trabajas de forma habitual en varios idiomas), y una multitarea verdaderamente potente e impresionante. El desarrollo que BlackBerry ha dado a QNX hace que las distintas capas en ejecución literalmente vuelen. Pero lo mejor, desde mi punto de vista, es el brutal cambio que han conseguido darle a la navegación web: de ser una experiencia decididamente subóptima, a ser sin duda lo mejor que he visto en un móvil. Hablamos de una puntuación de 485 en html5test.com, superior a la de muchos navegadores de escritorio y ampliamente superior a lo que obtengo en iPhone o en Android: en el navegador del Z10 se ve todo, todo, todo, y todo en su sitio. Si añadimos una pantalla grande, luminosa y con buena definición, la experiencia pasa a ser otra cosa, ni la más mínima evocación de lo que suponía navegar con las BlackBerries anteriores.

Nueva máquina, nuevo sistema operativo, y algunas nuevas ideas interesantes. Timeshift, por ejemplo, permite tomar fotografías que mantienen el obturador abierto durante algunos segundos, de manera que una vez tomadas, puede por ejemplo señalarse una cara y optar por cualquiera de las expresiones que la cámara ha recogido: ver cómo la cara cambia en una foto y cómo podemos escoger las expresiones de cada persona en una foto de grupo para obtener un resultado razonable es algo que lleva la idea de edición un punto más allá. El teclado, predictivo y con un impresionante reconocimiento automático de idioma, es casi magia: tecleas, ves la palabra sugerida sobre cada una de las teclas cuyo uso anticipa, y con un movimiento del dedo hacia arriba, la envías al sitio correspondiente. Aplicaciones, la otra gran asignatura pendiente: de una compañía que afirmaba no creer en los grandes números, a una capaz de lanzar una plataforma nueva con 70.000 apps ya funcionando. La compañía ha tomado todas las listas de top apps en términos de popularidad, y ha trabajado con ellas para atraerlas a la plataforma: algunas han sido desarrolladas por la propia BlackBerry, como es el caso de Facebook o Twitter, otras han sido portadas. El uso de QNX y de una máquina virtual Android permite una portabilidad desde Android sumamente simple: el esfuerzo para el desarrollador de aplicaciones es bajo, y la compañía ha incluso incentivado económicamente a algunos de ellos para que portasen sus aplicaciones, dando como resultado un número de apps sorprendentemente elevado, un factor importantísmo de cara a la eventual popularidad de la plataforma.

Vamos con la parte complicada: el Z10 es un buen terminal. Pero ¿es suficiente un buen terminal para volver a poner a BlackBerry en el mercado? De entrada, las perspectivas no son sencillas. A la concentración del mercado en torno a Android y iOS se une un pasado reciente que llegó al extremo de proclamar la BlackBerry shame, el aparato que se veía como anticuado, que ya no estaba a la altura, que avergonzaba a sus usuarios. ¿Puede un buen terminal revertir esa caída? Las encuestas, decididamente, no parecen estar a favor. El mercado actual es muy duro: hemos visto pasar terminales y sistemas razonablemente buenos que se han quedado aparentemente muy lejos de triunfar: desde el primer momento me pareció, por ejemplo, que la última versión de Windows y su desarrollo sobre aparatos de diversos fabricantes daba lugar a una muy buena experiencia, pero el mercado le ha dado claramente la espalda como alternativa. ¿Puede un fabricante canadiense que había caído en desgracia hacer frente ahora al fortísimo empuje de iOS y Android, y a fabricantes como Apple, Samsung, LG, ZTE y otros? La apuesta no es ni mucho menos sencilla, y no resulta nada fácil decir si va a funcionar o no.

Pero de entrada, hay una cosa clara: BlackBerry ha presentado su alternativa, y es decididamente competitiva. Por nivel tecnológico, por experiencia de uso y por novedades, es un gran terminal. Por número de apps parece que no va a quedar, tampoco. Y por enfoque de mercado, veremos. La base de usuarios fieles de BlackBerry que ha sobrevivido se divide entre usuarios corporativos sujetos a la imposición de sus compañías, que presumiblemente podrían migrar sus BES a la nueva plataforma, y un heterogéneo conjunto de usuarios a los que llegó básicamente por precio, que veremos cómo reaccionan. El teclado físico, uno de los valores fundamentales de la marca, no está aún en el mercado, y aunque la experiencia con el teclado virtual de la Z10 podría animar a muchos de ellos, habrá que ver si realmente es así. Muchos interrogantes, en un mercado que dista mucho de ser sencillo, y en el que la diversidad de plataformas sería una muy buena cosa para todos en términos de competencia. Pero la situación es la que es: BlackBerry estaba en muy mala situación antes del lanzamiento de hoy, y ahora, con BlackBerry 10 en el mercado, está en una situación decididamente mejor. Como dice MIT Tech Review, RIM is down, but not out. Que sea suficiente o no para reconquistar al menos a una parte de su mercado y convertirse en una alternativa real, ya lo veremos.



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Encuentro digital en El Confidencial

Desde El Confidencial me propusieron un encuentro digital con sus lectores, que acabo de terminar tras algo más de una hora, y en el que fui capaz de contestar las algo así como veintidós preguntas que me propusieron. Creo que ahora lo mejor que puedo hacer es irme a meter los dedos en hielo un ratito :-)

Han salido algunos temas bastante interesantes, desde cuestiones políticas hasta otras relacionadas con el negocio digital, la propiedad intelectual, el periodismo, los recursos humanos… un poco de todo. Si alguien quiere profundizar más en algún tema o replicar a alguna cosa, ya sabéis, hay un hilo de comentarios un poco más abajo.



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29 enero 2013

Twitter Cards, pónselo más fácil a tus lectores

El pasado día 23 vi un par de tweets de Ricardo Galli en el que comentaba lo sencillo que le había resultado implantar Twitter Cards en Menéame, así que lo comenté con mis amigos de Blogestudio para ver la posibilidad de hacer que funcionasen en esta página.

Un mensaje comentándolo, y en cuestión minutos, unas cabeceras en las páginas SINGLE y una general en el resto de páginas (un procedimiento similar a como se integra Facebook) siguiendo simplemente las instrucciones de esta página, una previsualización en esta otra página haciendo login con tu cuenta, y un envío de solicitud de aprobación a Twitter en este formulario.

Tres modalidades: Summary Card, la más habitual y la que tengo yo, que simplemente añade bajo el tweet un resumen y una foto de la entrada referenciada; Photo Card, que presenta una fotografía en tamaño más grande e ideal para entradas consistentes en material gráfico; y Player Card, para mostrar un reproductor de vídeo, y que requiere de algunas comprobaciones más de cara a su aprobación. Tras enviar el formulario y recibir un aviso de que mi solicitud sería estudiada en un plazo de entre cinco y diez días, al día siguiente recibí un mensaje comunicándome que tanto mis Summary Cards como mis Photo Cards habían sido aprobadas. Rápido, sencillo e indoloro.

Las Twitter Cards están convirtiendo a Twitter en un medio cada vez más potente: la posibilidad de ver desde dentro de la propia Twitter una fotografía, un vídeo o el resumen de una entrada hace más fácil a los lectores el acceso a la información y permite a los creadores de información difundirla de una manera más cómoda para sus usuarios. La contrapartida, claro, es un posible clickthrough inferior: aquellas personas que no estuviesen seguras del contenido de la entrada a través de la información visible en el tweet o que quisiesen ver una fotografía o un vídeo referenciados en el mismo se veían antes abocadas a entrar en el medio correspondiente haciendo clic en el enlace, mientras que ahora pueden al menos comprobar si les interesa o directamente visualizar dicha fotografía o vídeo dentro de Twitter.

Esa fue la razón para que, a principios del pasado diciembre, Instagram decidiese suspender su uso de las Twitter Cards y hacer así que sus fotos dejasen de ser accesibles desde dentro de Twitter: en pleno lanzamiento de sus páginas de usuario en la web, Instagram quería que las fotografías compartidas por los usuarios fuesen visualizadas no dentro de Twitter como se hacía hasta el momento, sino llevando clics a sus propias páginas. La medida generó no pocas críticas incluyendo la amarga entrada titulada The web we lost, de Anil Dash, en la que se criticaba la tendencia cada vez más marcada a la construcción de “jardines vallados” y compartimentos estancos en la web.

La contrapartida de la medida de Instagram para supuestamente ganar tráfico en sus páginas es, como resulta evidente, una mayor incomodidad para sus usuarios. La motivación para que un usuario comparta la fotografía que acaba de hacer a través de Instagram es precisamente que visualizarla a través de Twitter o Facebook resultaba tan sencillo, que un material recién creado alcanzaba tasas de viralidad elevadas en cuestión de pocos minutos.

Pero pedir a los usuarios más esfuerzo, aunque sea un solo clic más puede resultar más complicado de lo que inicialmente suena. De hecho, ¿cuál ha sido el resultado neto de la medida puesta en práctica por Instagram? Pocas semanas después, todo indica que el porcentaje de visitas desde Twitter a Instagram se ha elevado al 5% (antes era únicamente del 2%, presuntamente aquellos usuarios que deseaban escribir algún comentario), pero resulta en una pérdida total de un 11% de personas que accedían al contenido cuando hacerlo era sencillo desde dentro de Twitter. En tráfico total, la medida no parece afectar en modo alguno, más allá de variaciones estacionales como el fin de semana o las vacaciones: precisamente esas variaciones que algunos, desconocedores de que las series temporales es preciso desestacionalizarlas antes de analizarlas, utilizaron para pretender mostrar un “terrible descenso” en las cifras de Instagram supuestamente debido, según ellos, al cambio de las condiciones de uso. Pues bien, ese descenso nunca fue real.

Sin embargo, que el descenso de usuarios de Instagram no fuese real no quita que la medida de eliminar las Twitter Cards no suponga una incomodidad mayor para sus usuarios, y algo que, desde mi punto de vista, no supone una buena dirección en lo que un servicio web debe significar para los mismos. De acuerdo que no es lo mismo un texto del que solo se previsualiza un fragmento o snippet, que una foto o un vídeo cuya totalidad puede ser consumida dentro de Twitter sin generar la subsiguiente visita al sitio, pero para mí, la primera consideración es la comodidad del usuario. En mi caso, por tanto, la opción era clara: prefiero que consumir mi contenido sea más fácil que difícil, que esté disponible en cuantos más sitios mejor… así que bienvenidas, Twitter Cards.



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28 enero 2013

Twitter, Vine y las consecuencias para el ecosistema publicitario

Twitter compró Vine en octubre del pasado año 2012, y lo lanzó como producto independiente hace ahora cuatro días. Como imagino que sabrás (y si no lo sabías es que vives en una cueva o que necesitas revisar urgentemente tus fuentes de información), Vine es una app, por el momento solo para iOS, que consiste en la creación y difusión a través de Twitter de vídeos de un máximo de seis segundos.

Por el momento, lo que sabemos de Vine es que está siendo un éxito importante a nivel de descargas y uso, que tiene una ingeniería detrás digna de mención, y que en muy pocos días se ha llenado de pornografía poniendo en un compromiso a Twitter con las rígidas y puritanas directrices marcadas por Apple en su App Store. Pero conviene, si tienes un mínimo de interés en estos temas, que tiremos un poco más del hilo, y que pensemos no solo en lo que Vine es a pocos días de ser lanzada, sino más bien en lo que va a ser.

Vine y Twitter representan, desde mi punto de vista, una buena parte de lo que va a ser el ecosistema publicitario del futuro. La empresa del pajarito, con planes muy ambiciosos de cara a los años que vienen, ha estado hasta ahora dejando pasar oportunidades de facturación a cambio de una cultura de apertura total: puedes utilizar Twitter para lo que buenamente quieras, para promocionar tus productos, para proveer asistencia o servicio técnico, para hacer publicidad de cualquier tipo con texto, imágenes o enlaces, que Twitter no solo te lo va a permitir, sino que no te va a cobrar nada. Ha estado ahí, paciente, estudiando el terreno, entendiendo las dinámicas de los usuarios, sus coeficientes de centralidad, su impacto en la difusión de los mensajes, su posible valor como vectores. Twitter, en muchos sentidos, ejemplifica la relación que los usuarios desean tener con la publicidad: que no me acose ni me asalte, como mucho una discreta presencia con tweets, trending topics o cuentas patrocinadas en mi timeline, que si tengo algún tipo de interés, ya haré clic sobre lo que yo desee. Si me gusta especialmente, lo retuitearé y contribuiré a su difusión. Si no, ahí se queda: información a mi alcance con un buscador, tráfico elevado, componentes equilibrados de branding y eficiencia, y sobre todo, escaso nivel de intrusión.

Con Vine, el efecto va incluso un poco más allá: un formato de vídeo de seis segundos puede perfectamente ser el heredero del spot televisivo de veinte o treinta, ese de que hoy en día vemos únicamente los primeros cinco y solo porque estamos buscando desesperadamente el mando a distancia. ¿Qué puede hacer tu marca con seis segundos? Sin duda, muchas cosas, y conviene por tu bien que te lo vayas planteando. Tómatelo si quieres como un aviso a navegantes: Vine llegará en breve a tu mercado, y conviene que tengas ya preparados tus formatos publicitarios para un canal que, sin duda, te acabarás planteando. Si tu agencia no está hablándote ya de este tipo de cosas, plantéate que muy posiblemente pueda ser buen momento para cambiar de agencia.

Y no, no seas hortera: no se trata de comprimir absurdamente y hasta el límite tu anuncio de la televisión. No se trata de aburrir con los mismos mensajes de siempre en un formato parecido al de siempre. Se trata de pensar cómo, en seis segundos o menos, puedes despertar el interés de alguien a quien no vas a poder interrumpir si no quiere ser interrumpido. A una audiencia que solo lo será si decide libremente hacer clic en tu marca: porque le interesas, porque le caes bien, porque habitualmente vale la pena hacer clic, o porque se lo recomienda un amigo al que reconoce cierto criterio. Si tus propuestas no valen la pena, no interesan, son cansinas porque ya estoy harto de verlas en otros medios, o simplemente me caes mal, obtendrás como resultado una mala reputación y una menor eficiencia en forma de clickthrough con respecto a tus competidores: un pozo del que, si caes, puede que te cueste salir. Nadie comparte una horterada, un mensaje vacío o una chorrada molesta, y tristemente, mucha de la publicidad que hoy vemos es así.

A cambio, un potencial impresionante: si tu pieza gusta, no solo obtendrá la difusión que tú le des, sino la que le entreguen legiones de seguidores con sus retweets y menciones. Y no lo olvides: no es lo mismo la calidad de impacto que te genera el que estés queriendo ver una película y que te interrumpa un anuncio que no quieres ver, frente a que un amigo o una persona a la que sigues en tu timeline te proponga un retweet o una mención, y tú libremente decidas hacer clic en él y verlo. O marcarlo como favorito. O volverlo a compartir. Es la magia de la viralidad: quien quiera ser algo en el marketing del futuro, que trabaje bien esa palabra y los factores que la desencadenan.

Estamos definiendo el nuevo ecosistema publicitario, basado en una serie de tecnologías que han dado al usuario mucho más poder efectivo. Y Twitter, que podría finalmente liberar su API publicitaria durante este primer trimestre del año, está preparando todos sus efectivos para ser uno de los principales canales en ese ecosistema. La empresa que nació sin un modelo de negocio definido – “¿cuál es vuestro modelo de negocio?” fue la pregunta más repetida en la entrevista que hice a Biz Stone en noviembre de 2007, y la respuesta constante fue sencillamente “we don’t have one” , “no tenemos” – ha vivido la misma experiencia que otros varios gigantes de la red actual: crea un servicio bueno, que proporcione una buena experiencia de uso, que sus usuarios quieran de verdad utilizar, que crezca mucho… y el modelo de negocio vendrá a tu encuentro. Si estás en marketing, comunicación o publicidad, ya puedes ir pensando en cómo te vas a mover en este ecosistema.



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27 enero 2013

BigML: descubrimientos, reacciones y comunicación

BigML es sin duda una de las startups más prometedoras de aquellas en las que tengo algún nivel de implicación (estoy en su Strategic Advisory Board). Ideas como “machine learning for everyone”, modelización o Big data son indudablemente potentes en una era en la que los datos de todo tipo proliferan de manera exponencial (hablé de BigML anteriormente en esta otra entrada), y cada día más, la impresión es la de estar desarrollando una herramienta muy buena y estar simplemente esperando – proactivamente esperando, por supuesto – a que el resto del mundo la vaya descubriendo.

Un modelo realizado con estadísticas publicadas por Kickstarter acerca de los proyectos presentados en la plataforma permite crear un modelo de éxito/fracaso en crowdfunding, que llama de manera espontánea la atención de GigaOM en How to succeed on Kickstarter: find 35 people and ask for less than $9,000? y da lugar a una oleada de visitas e interés. El mismo medio y la misma persona que, en un artículo anterior, se había hecho eco de la existencia de la compañía y la había mencionado en un artículo más genérico sobre machine learning titulado Your data has a secret, but you — yes, you — can make it talk. Mientras, otros campos completamente diferentes pero igualmente intensivos en datos, como la analítica web o las finanzas y mercados, empiezan a descubrir el potencial de este tipo de herramientas, como en este artículo en SeekingAlpha titulado Dividends: still the best all-season investment strategy.

Estos momentos en una startup son deliciosos. Concentración total en la mejora constante del producto, y sembrar, sembrar constantemente con herramientas como blog, newsletter o redes sociales. Todo vale para dinamizar la información, para ponerla en el camino de los posibles interesados. Nunca sabes por dónde va a salir un impacto interesante, pero sabes que de todos aquellos que reciban un mensaje, un cierto porcentaje, aunque sea pequeño, va a verle aplicaciones a su terreno y va a probar el producto, a contactarte, a escribir sobre ello o, como mínimo, a desarrollar algo de curiosidad sobre el tema. Se trata de ir creando contenido sobre temas diversos para llegar a una demanda potencial más amplia: índices de bolsa, música, retrasos en vuelos, deportes… Y para cada entrada, su correspondiente difusión y potencial efecto multiplicador a través de redes sociales como Twitter o Facebook. Una estrategia de  comunicación de las de libro, absolutamente necesaria en un producto complejo que no se vende como se vendería un producto de consumo o de comprensión sencilla, pero que ya ha superado los más de dos mil usuarios registrados. No, el producto no se vende en el arca. Es lo que tiene la investigación: que con cada modelo y cada conjunto de datos analizados tienes posibilidades de aportar conocimiento, pero también de convertirte en viral: probabilidad de lesiones en accidente de automóvil, de incidentes con armas de fuego en escuelas, predicción del número de affaires extramaritales, del importe de las propinas… ¿Tienes datos? Aquí hay respuestas y soluciones.

Para un académico como yo, seguir la andadura de BigML está siendo un caso rigurosamente real de comunicación de un producto complejo, de esos en los que de verdad aprendes. Seguiremos informando :-)



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26 enero 2013

Apple, la innovación y la apertura

Ana P. Alarcos, de La Información, me llamó para hablar sobre los resultados de Apple y sobre los curiosos efectos negativos de su comunicación: una compañía que anuncia haber obtenido unos resultados que muy pocas son capaces de obtener, pero que obtiene al comunicarlos una impresionante caída en bolsa.

Ana publicó ayer su artículo titulado “A esto llaman crisis en la mejor empresa del mundo: Apple puede subir un 47% en bolsa“, en el que cita comentarios míos acerca de la vara de medir empleada por los analistas con una empresa en la que los resultados y las mejoras incrementales, por impresionantes que sean, no valen de nada: lo único que funciona es la reinvención de conceptos, como si ésta fuese algo que pudiese llevarse a cabo todos los días según se levanta uno por la mañana.

Apple obtiene resultados increíbles siguiendo una metodología ya bien conocida y comprobada: toma un concepto ya desarrollado por terceros, muchas veces incluso considerado ya como agotado, y lo reinventa bajo una nueva óptica. Así lo hizo con el ordenador personal: antes de Apple, el concepto de ordenador personal como tal no existía. El ordenador era algo que únicamente las empresas tenían interés en poseer, que tenía un precio elevadísimo que lo alejaba del usuario individual, y que solo tenía cabida, además de en el mercado corporativo, en un microsegmento de hobbystas identificado con perfiles del tipo del Homebrew Computing Club. Tras reinventar el concepto y acercarlo al mercado del usuario final, Apple obtuvo un fantástico resultado explotando el segmento que ella misma había creado, y ese éxito perduró hasta que otra empresa, IBM, lanzó su IBM PC y abrió su diseño para que cualquier otro fabricante pudiese desarrollar aparatos similares siguiendo ese esquema. El resto es historia.

El siguiente gran éxito de Apple no llega hasta muchos años después, con el lanzamiento del Ipod. Reproductores MP3 los había a cientos, y el iPod no era el mejor de ellos en muchos sentidos. Pero reinventando el concepto bajo una nueva óptica fue capaz de crearse a sí misma un segmento tan exitoso, que al poco tiempo de ser lanzado ya había provocado que todos los reproductores MP3 quisiesen parecerse a un iPod. Un éxito que dio lugar al inicio de una recuperación, y que se reeditó de nuevo con el iPhone: había miles de diseños de teléfonos móviles, el concepto estaba explorado presuntamente hasta la saciedad por muchísimos fabricantes, pero Apple lo reinventó radicalmente y fue capaz de dar lugar a uno de los productos más exitosos de todos los tiempos. Y por supuesto, de llenar sus arcas de cash con unas reglas de negocio y unas estructuras de márgenes completamente diferentes a los de la competencia. El impacto del iPhone fue enorme: prácticamente todos los fabricantes intentaron poner en el mercado sus “iPhone-killers”, todos los terminales querían “ser un iPhone cuando fueran mayores”. La deriva en diseño, esquemática y funcionalidad marcada por el iPhone fue la que dio lugar al concepto de smartphone que hoy llevamos en nuestros bolsillos.

El iPad es un caso similar: el tablet estaba no solo inventado, sino ya incluso considerado agotado. Nunca había logrado establecerse como una opción más que minoritaria. Pero la reinvención del tablet por parte de Apple ha sido capaz de batir todos los récords, de crear una categoría exitosa donde antes no había prácticamente nada, y de proponer y popularizar enormemente un esquema de uso que antes no existía. Gracias a eso, el iPad es hoy un producto estrella en la cartera de Apple, millones de usuarios lo utilizan todos los días para relacionarse con la información, y existen un montón de dispositivos que intentan competir con él.

Lo curioso, lo verdaderamente fascinante para mí, surge cuando estudiamos no el arranque de estos productos, sino su caída. De acuerdo, no se puede hablar todavía de la caída del iPhone como tal: el producto sigue siendo tan exitoso, que solo los resultados económicos de sus ventas, $30.660 millones, exceden los $21.460 millones de facturación de todo Microsoft, por establecer una comparación. Pero el iPhone ya no es el terminal más exitoso del mercado: los terminales basados en Android lo han superado por mucho. ¿Se aprecia la repetición del esquema? De nuevo una empresa, en este caso Google jugando el papel de IBM, lanza un modelo abierto a cualquier fabricante que lo quiera utilizar, y el resultado de este movimiento es algo que, basado en la apertura, es capaz de superar en resultados al producto de Apple. Un producto de Apple en cuyo éxito la apertura jugaba un papel no poco importante: la App Store puede considerarse un ecosistema relativamente abierto (férreamente supervisado, sí, pero obviamente abierto a las contribuciones de terceros), pero que no ha sido suficiente para competir con la pujanza de otro en el que la apertura juega a favor de las reglas de mercado y del estímulo de la competencia. Muchos fabricantes compitiendo en base a un cimiento común, el de Android, acaban superando a uno solo que compite por sí mismo. Una “repetición de la jugada” con respecto a lo sucedido en el PC que no deja de resultar enormemente significativa. ¿Puede Apple aprender algo de todo esto?

Ahora, los resultados futuros de Apple dependen de nuevas reinvenciones de conceptos, de nuevos desarrollos de segmentos que la compañía pueda explotar casi en exclusiva hasta que vuelvan a ser atacados por propuestas más abiertas que la suya. Puede ocurrir con la televisión, aunque no es un ecosistema fácil debido a las múltiples dependencias de terceros, o podrá ocurrir con cualquier otra categoría en la que Apple ponga sus ojos, pero decididamente, no es algo que resulte fácil de hacer. Que el éxito de una compañía dependa más de su capacidad para la reinvención que de sus actuaciones a la hora de explotar con sus operaciones esos mercados que ella misma ha creado es una limitación importantísima, y que la compañía de hoy la dirija precisamente el que fue su Director de Operaciones de ayer no deja de ser significativo. No, no creo que hoy en día podamos hablar de una crisis en Apple… ojalá todas las crisis fuesen como esa. Pero decididamente, en su historia hay muchas conclusiones a extraer y mucho, muchísimo de lo que aprender.



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25 enero 2013

La siguiente revolución, mi columna de esta semana en Expansión

Mi columna de esta semana en Expansión se titula “La siguiente revolución” (pdf), y trata de situar el momento actual en cuanto a las tecnologías de impresión 3D, fabricación personal, DIY y toda la tendencia que empezó a plasmar Neil Gershenfeld en 2008 con Fab y ha retratado Chris Anderson con su Makers el pasado año, al mismo nivel que lo que significó la llegada y popularización de internet. Cuanto más investigo este tema, más me parece que estamos ante un cambio que va a afectar absolutamente todo, redefinir todos los niveles de la economía y convertirse en una nueva Revolución Industrial. Sí, así de grande. Si sigues viendo en este tema a cuatro chalados imprimiendo tonterías en plan hobby… vuélvelo a mirar.

 

La siguiente revolución

Está pasando: estamos al borde del cambio más grande desde la aparición y popularización de internet. Si cree que internet lo cambió todo, prepárese para lo que viene, porque el cambio es mayor, mucho mayor: un cambio de dimensión.

El cambio al que nos referimos es la llamada fabricación personal. Si la red eliminó de manera drástica las barreras a la producción y diseminación de información y generó con ello un cambio en la historia de la humanidad comparable a la Revolución Industrial, la fabricación personal va a reducir también brutalmente las barreras de entrada al diseño y fabricación de objetos. Cosas materiales, hechas no con bits, sino con átomos.

Vivimos una confluencia de múltiples factores. Por un lado, herramientas de diseño sencillas, gratuitas, al alcance de cualquiera: el 123D de Autodesk se ha convertido casi en estándar, pero hay más. Por otro, un lenguaje, G-code, universalizado a niveles que van desde máquinas caseras hasta complejos robots industriales. Por otro, una nueva generación de aparatos, como impresoras y escáneres 3D, máquinas de control numérico, cortadoras láser y otras, accesibles y fáciles de manejar. Y finalmente, mecanismos de financiación como el crowdfunding, capaces de captar recursos económicos con eficiencia: investigue Kickstarter y verá de qué hablamos.

La distancia de un diseño en pantalla a un prototipo físico es ya de un clic. Escoger un proveedor con capacidad ociosa y fabricarlo solo requiere una tarjeta de crédito. Por primera vez, una persona con una idea no tiene que perder el tiempo patentándola y licenciando su patente a un fabricante: puede tomar control de todo el proceso él mismo, convertirse en emprendedor del principio al fin, y hasta financiarse.

En poco tiempo, vamos a ver un cambio con consecuencias incluso macroeconómicas. Si siente que en su momento “se perdió” internet y tuvo que reengancharse con retraso, prepárese para lo que viene ahora. Y no diga que no le avisamos.



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24 enero 2013

Wikipedia y la publicidad

En el mundo no angloparlante es bastante habitual que no se valore Quora debido a la política del sitio de fomentar únicamente el contenido en inglés, pero no cabe duda que, en sus ya casi cuatro años de historia, la plataforma ha conseguido situarse exactamente donde pretendía: las preguntas que surgen en ella son, en un número significativamente elevado de ocasiones, respondidas por las personas más adecuadas y relevantes para responderlas.

En esta ocasión me llama la atención una muy interesante pregunta sobre Wikipedia:

“Had Wikipedia been allowing ads and making money and given there were no change in the traffic, how much would it be worth and where would it stand against the tech giants?”

(“Si Wikipedia hubiese tenido publicidad y suponiendo que no hubiese habido cambios en su nivel de tráfico, ¿cuánto valdría hoy y cómo se compararía con respecto a los gigantes de la tecnología?”)

Y como no, el que aparece para responder es ni más ni menos que Jimmy Wales. Me ha gustado leerla, porque en la única conversación que tuve oportunidad de tener con Wales, hace años en el SIMO de 2007, hablamos precisamente de ese tema: su respuesta no es, por tanto, esencialmente nueva, de hecho la postura puede verse reflejada en detalle en la página correspondiente de la propia Wikipedia, pero aporta algunos datos interesantes.

Antes de empezar, aclaremos por si acaso: Wikipedia no tiene publicidad, no la ha tenido nunca, y no se esperan cambios en ese sentido. Si ves anuncios diferentes de las peticiones de donación de la propia Wikipedia en las páginas de Wikipedia, eso significa que tu ordenador está probablemente infectado por malware. Wikipedia ha tenido, en ocasiones aisladas, patrocinios corporativos como el de Orange anunciado en abril de 2009, pero eso no ha significado en ningún caso inserción de publicidad ni cambios en el sistema de licencias libres de su contenido.

La razón para no tener publicidad es el balance existente entre la potencial generación de ingresos que podrían utilizarse para llevar a cabo proyectos aún más ambiciosos de difusión del conocimiento, y la motivación de los usuarios a la hora de contribuir al proyecto. Se estima que una Wikipedia con publicidad, aunque optase por sistemas de bajo nivel de intrusión, resultaría en un menor nivel de compromiso de quienes realmente generan los contenidos de Wikipedia. El tema ha sido objeto de muchísima discusión: en ocasiones han llegado a barajarse opciones mixtas, como publicidad administrada únicamente en formato opt-in, para aquellos usuarios que voluntariamente decidan recibirla y así contribuir a la financiación del proyecto, pero por el momento, dichas opciones han sido sistemáticamente descartadas.

En cualquier caso, la respuesta de Jimmy Wales aporta algunos datos y cálculos muy interesantes. Asumiendo que el volumen de páginas vistas se hubiese mantenido inalterado, lo cual muy posiblemente no sería cierto, Wales parte de los ingresos de un sitio de referencia como el New York Times, que viene a generar aproximadamente $3,54/año por usuario único mensual, y lo descuenta en función de las características del mercado: predominantemente norteamericano en el caso del NYT, pero eminentemente global en el de Wikipedia. Dado que Norteamérica es un mercado de elevados ingresos publicitarios, mientras que el mundo incluye muchos mercados en los que dichos ingresos son significativamente menores, hacemos un primer descuento pesimista y estimamos $1/año por usuario único. Eso generaría unos 500 millones de dólares anuales de facturación.

De nuevo en grandes números, Wales asume que para obtener esos ingresos habría que incurrir en unos costes de fuerza de ventas y de operaciones de unos 100 millones de dólares, que duplica para seguir en el lado prudente/pesimista. Nos quedan $300 millones/año de beneficios brutos, en un negocio que mantiene un fuerte crecimiento. Si pasamos a la valoración, habría que asumir qué recepción daría el mercado a una hipotética Wikipedia cotizada en bolsa: tomando de nuevo una hipótesis pesimista, supongamos un PER no cercano a los 22 de Google, sino más bien como los 6 de Yahoo!: eso nos deja en una valoración aproximada de unos 1.800 millones de dólares, teniendo en cuenta que todos los cálculos y expectativas han sido tomados de manera extremadamente prudente y conservadora. Otras valoraciones más razonables, según Wales, podrían estimar ese valor entre los 5.000 y los 10.000 millones de dólares.

Interesante, ¿verdad? ¿Qué opinión te merece el tema? ¿Cuál sería tu actitud previsible ante una Wikipedia que optase por incluir publicidad en sus paginas? ¿Te parecen razonables esas estimaciones de valor?



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23 enero 2013

Hablando sobre Mega y Kim Dotcom, en Zoom News

Aurora Muñoz, de ZoomNews, me envió algunas preguntas por correo electrónico para hablar sobre el relanzamiento de Mega, los planes de Kim Dotcom y la posible trascendencia del tema de cara a futuro. Hoy ha publicado algunos fragmentos de mi opinión en su artículo titulado “Los defensores del ‘copyleft’ celebran el regreso de la plataforma de almacenamiento de Dotcom“, un título que no es completamente exacto en su interpretación: yo no me dedico a “celebrar” nada ni a defender a nadie… como ya he comentado en varias ocasiones, Kim Dotcom ya tiene abogados para que le defiendan, yo me limito a la observación y al análisis como académico que soy, y la vuelta de Mega me parece muy interesante por lo que conlleva de cuestionamiento de un sistema absurdo e inviable.

En el artículo hay también opiniones muy interesantes de David BravoPepe Cerezo y Jorge Cortell.

A continuación, el intercambio completo (y muy extenso, anticipo) de preguntas y respuestas que crucé con Aurora:

P. ¿Cómo valoran el regreso de Dotcom, en menos de un año?

R. Dotcom ha demostrado exactamente lo que quería demostrar: que cerrar Megaupload, además de una actuación irregular y fuera de la ley, fue un tremendo error. Ahora no solo ha vuelto, sino que lo ha hecho con una campaña de publicidad gratuita enorme y con un funcionamiento que la convierte en mucho más potente, mucho más difícil de controlar. Y Mega solo es un primer paso en la batería de productos que Dotcom está preparando. La industria de los contenidos se ha buscado un muy mal enemigo.

P. ¿Creen que el nuevo proyecto tendrá los garantes legales para esquivar el final de su antecesora?

R. Es tan sencillo como subir un contenido a Mega, y compartirlo con tus contactos, algunos de los cuales se la pasarán a sus propios contactos, y así sucesivamente. Si un enlace es compartido en una web externa a Mega y es retirado, el contenido ya circula libremente por Mega de forma totalmente opaca, y cada copia del archivo tiene su propio cifrado y clave. Si alguien pone un enlace de Mega en otra página, habrá quien se baje el contenido inmediatamente, otros simplemente lo importarán en su cuenta de Mega para verlo en otro momento. Al importar un fichero, cambia el identificador del mismo, porque se vuelve a cifrar de manera robusta por un nuevo usuario, y ni siquiera Mega sabe ni puede saber lo que hay en su interior. A partir de ese momento, da lo mismo si el enlace o el contenido es retirado de la otra página, o si la MPAA le pide a Mega que retire el fichero. Lo más que Mega puede retirar es el identificador que fue publicado en la otra página, pero los usuarios que importaron ese contenido lo seguirán teniendo y pudiéndolo compartir. Es básicamente imposible de detener, porque está creado precisamente con esos argumentos como única obsesión. Dotcom está empeñado en probar que el sistema no funciona.

P. ¿Podría deducirse de este renacimiento que la piratería es invencible? En caso afirmativo, ¿a qué se debe la fortaleza de las P2P y páginas de enlaces?

R. A que la circulación de contenidos es una característica de internet. La red fue originalmente un proyecto militar construido como una forma de asegurar que la información podía llegar de un nodo a otro fuese de la manera que fuese, mediante un protocolo enormemente robusto que fragmenta en paquetes la información en un extremo, los envía de manera independiente, y los reagrupa en el otro. La red interpreta la censura de un nodo como un bloqueo, y simplemente vuelve a enrutar los paquetes perdidos a través de otro nodo. Lo único inteligente es aprender a reconstruir tu modelo de negocio en un escenario así, porque intentar cambiar el escenario es tan patético como pensar en los dinosaurios intentando evitar la glaciación.

P. La ministra Sinde hizo un poderoso esfuerzo para tratar de proteger los derechos de autor, aunque la ley fue tremendamente impopular. En La Red hay un movimiento que defiende férreamente el derecho a compartir documentos, incluso citan una circular de la Fiscalía para justificar que la acción no es ilegal siempre y cuando no tenga ánimo de lucro. ¿Qué hay de cierto en eso? ¿Se ha malinterpretado el documento o en España aún es legal?

R. La ministra Sinde se dedicó desde el primer momento a retorcer las leyes y a poner los intereses de su industria por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos. El resultado no fue una ley, sino un engendro absurdo que pretende impartir una justicia a medida de la industria de los contenidos y de las entidades de gestión, una justicia siniestra en la que los jueces no tienen en la práctica nada que decir y en la que existe una comisión dependiente del gobierno de turno que puede cerrar páginas a su antojo en virtud del criterio que le venga en gana y cuya composición, además, no se puede siquiera conocer. La circular de la Fiscalía sigue, por supuesto, en vigor: compartir sin ánimo de lucro no es ilegal, enlazar tampoco lo es, y lo único que ha ocurrido es que España tiene ahora un sistema legal en el que “hay clases”: si eres un ciudadano normal, usas la justicia ordinaria, y si eres de la industria de los contenidos o una entidad de gestión, tienes tu “tribunal especial”. Es sencillamente demencial, un absurdo del sistema, una ley que debe ser derogada lo antes posible.

P. ¿Podría decirse que las P2P y las páginas de enlaces son el top manta de la Red? ¿por qué son tan populares entre la gente?

R. El P2P y las páginas de enlaces son populares porque responden a una demanda que la industria no ha querido servir. A estas alturas, cada vez que un contenido es creado y puesto en circulación debería estar inmediatamente disponible para su consumo en todos los formatos: gratis financiado con publicidad, en modo de micropago y sin ella, en forma de suscripción con tarifa plana, en soporte físico, en sala de cine… de todas las maneras en las que un usuario se pueda plantear consumirlo. En lugar de plantearse eso, lo que hace la industria es cometer dos errores gravísimos: uno, persistir en un modelo de ventanas de explotación geográficas y por formato que resulta completamente insostenible y que fomenta los canales irregulares; y dos, trabajar con el esquema de precios derivado del sistema anterior, que hoy en día no tiene ningún sentido. En esas condiciones, y con una industria convertida en un enemigo antipático que insulta, denuncia y persigue al usuario, el público recurre a los canales irregulares.

P. ¿Cómo podría lograrse un cambio en la mentalidad de la ciudadanía? ¿Cómo se puede convencer a la gente que pague por las descargas?

R. Partiendo de una base fundamental: que hay que proponer un producto adecuado, con un precio adecuado, unos canales adecuados y una publicidad/promoción adecuada. Con buenos productos a buen precio y en canales que acomoden cualquier modalidad de consumo, la red puede ser un poderosísimo aliado, porque pocas cosas pueden competir con una disponibilidad inmediata en un solo clic a un precio disuasorio o con un modelo suficientemente atractivo. Kim Dotcom lo puso muy claro en un solo tweet: “How to stop piracy: 1 Create great stuff 2 Make it easy to buy 3 Same day worldwide release 4 Fair price 5 Works on any device”

P. ¿Qué diferencias hay entre una P2P y una página de enlaces?

R. En una página P2P, los contenidos son descargados directamente del ordenador de los usuarios, mediante un protocolo muy eficiente que extrae fragmentos de múltiples orígenes en función de su velocidad y disponibilidad, y los vuelve a montar en el ordenador de destino. Los únicos responsables son los propios usuarios, y perseguirlos es completamente absurdo, porque lo único que se conseguiría, en último término, sería que empezasen a operar bajo diferentes capas de anonimato. Si persigues algo que no puede ser perseguido y que es además atractivo, se seguirá haciendo, pero con sus participantes convenientemente enmascarados. En una página de enlaces se facilitan típicamente enlaces a repositorios donde la obra está almacenada para su descarga directa, de manera que se puede intentar obtener una prueba de que lo que está en ese repositorio es efectivamente una obra sometida a derechos de autor y ordenar su retirada.

P. Simplificándolo mucho, ¿es justo que se penalice al consumidor final?

R. Es sencillamente absurdo. El usuario final busca un producto, y lo consume en las alternativas que el mercado le permite. Si la industria deja dinero encima de la mesa porque se niega a satisfacer una demanda que podría ser convertida en dinero, aparecen otros actores que se encargan de hacerlo. Mientras la industria se dedicaba a chillar histérica que era “imposible competir con el todo gratis” y se afanaba en insultar y perseguir a sus clientes, actores como Kim Dotcom demostraron no solo que se podía crear un producto atractivo, sino que además, los usuarios estaban dispuestos a pagar. Quien se niega a evolucionar, es atropellado por la evolución. Perseguir al consumidor final no solo es absurdo, sino que además, es un esfuerzo completamente estéril que solo trae resultados negativos a quien lo intenta. La única manera de luchar contra los canales irregulares es crear alternativas que el mercado prefiera sobre estos, asumiendo que siempre habrá una cierta demanda residual en los irregulares que será imposible detener. Y que ya que está ahí, puede incluso ser convertida en beneficios: hoy en dia, lo mejor que le puede pasar a una obra es ser líder en las páginas de descargas, porque eso significa que muchas personas están hablando de ella, y eso lleva a alimentar un fenómeno que hace que otras personas la consuman a través de sus canales regulares. Hoy, lo que todo creador debe desear es ser líder de descargas a través de todos los canales: es una garantía de éxito económico.



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Digital frente a papel: las revistas y el signo de los tiempos

El fundador y CEO de Glam Media, Samir Arora, dio un dato importante en el DLD13 de Munich: su negocio de contenidos y publicidad digital ya supera al de un clásico del mundo impreso como Vogue. Glam Media es un conglomerado de más de cuatro mil blogs y páginas web que alcanza a unos trescientos millones de visitantes únicos mensuales en todo el mundo. La muy lógica supremacía del medio digital frente al medio impreso, finalmente plasmada en datos.

Hace no tantos años, las revistas impresas eran el medio de referencia para muchísimos anunciantes. Las agencias las consideraban un sitio en el que había que estar: a lo largo del continuo que iba de la revista de información general hasta la llamada “prensa canal” mucho más específica, todos los anunciantes contaban con las revistas como un importante capítulo en sus presupuestos publicitarios. Más duraderas – con más “shelf life” promedio – que los periódicos, con más posibilidades en cuanto a formato, y con numerosas cabeceras que funcionaban como auténticos iconos o referencias para muchos segmentos de público objetivo, lo normal en todo plan de medios era encontrar un porcentaje razonable destinado a revistas.

¿Qué ha ocurrido? Si los periódicos están en crisis, las revistas lo están mucho más, y exactamente por los mismos motivos. Por un lado, la lectura de un medio en papel no resulta atractiva para toda una generación de usuarios acostumbrados a encontrar una reacción al otro lado (el conocido vídeo de la niña de un año que utilizo en muchas de mis clases, A magazine is an iPad that does not work, es un ejemplo extremo de ello), lo que conlleva una demanda decreciente y unos márgenes cada vez más ajustados. Por otro, las revistas tradicionales enfocan por lo general el medio digital con dificultad: ni son capaces de plantearse bien un nuevo soporte que requiere habilidades y actitudes diferentes, ni lo hacen con excesiva fe, dado que hacerlo bien implicaría un fenómeno de sustitución de ingresos frente a un terreno, el quiosco, que todavía es el que les da de comer. Lanzarse a lo digital implica un acto de fe: creer que la publicidad en la red va a crecer lo suficiente como para pagar las facturas, mientras se pretenden seguir sosteniendo muchos de los costes de la edición papel.

Mientras, una nueva generación de medios nacidos en lo digital van superando las prevenciones iniciales de los anunciantes y consolidándose como destino de sus inversiones publicitarias: por un lado, ausencia de periodicidad. ¿Para qué limitar la presencia a una edición semanal, mensual o trimestral, cuando se puede acompañar a un flujo constante de contenido vivo? Por otro, capacidades de segmentación y especialización. Y finalmente, una gama de formatos que, pasado en cierta medida el sarampión de lo intrusivo y lo molesto, permite un acceso al público objetivo mucho más preciso y detallado. Como comenta el propio Samir Arora en su charla: si te acabas de comprar un coche, seguirás viendo anuncios de coches en las revistas impresas. Pero en la web puede que no, porque se asume que durante una temporada, has dejado de estar en el mercado, y por tanto, hacerte llegar un anuncio va a significar un impacto perdido. Con las adecuadas garantías a la privacidad, la propuesta puede funcionar para todos los implicados en la ecuación: anunciante, lector y soporte. El medio es simplemente superior.

En España, las señales hace ya mucho tiempo que están aquí. En algunas categorías, como tecnología, no hay más que ver el panorama: mientras clásicos del sector como PCWorld se hunden, vemos como la audiencia de sitios como Xataka no deja de crecer. Mi puesto en el consejo asesor de Weblogs, S.L. (sirva como disclaimer) me permite seguir el tema con bastante cercanía: no es un negocio sencillo, pero las tendencias son las que son. Mientras lo impreso cae, lo digital sube. La abrumadora presencia y apoyo de anunciantes en los Premios Xataka, en su tercera edición, deja lugar a muy pocas dudas. Hace no tanto, ese tipo de eventos los organizaban las revistas de papel. Los tiempos han cambiado.

Lentamente, el dinero está siguiendo a los hábitos de la sociedad, y esos hábitos siguen implicando lo mismo que llevamos mucho tiempo comentando: que el papel fue la mejor manera de transmitir información… del siglo pasado.



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22 enero 2013

El crecimiento de Twitter, en perspectiva

Pocos dudan ya de que el crecimiento de Twitter desde su aparición “por accidente” en marzo del año 2006 es sumamente elevado, pero a veces es bueno poner las cosas un poco en perspectiva.

Desde aquel primer diseño en una libreta de un programa para que los empleados de Odeo pudieran mejorar su comunicación interna hasta hoy han pasado muchas cosas (suelo contarlas en clase ayudado por este diagrama en el que intento reflejar algunos momentos clave, como la llegada de los famosos, los primeros usos comerciales, etc.), he dedicado al tema muchísimas entradas y hemos visto la confirmación de infinidad de tendencias. Tardé escasamente una semana en pasar del “vamos a probar esto a ver de qué va” sin demasiada convicción al “ojo que esto es la bomba“, y desde entonces he hablado constantemente de la importancia de Twitter como ecosistema y de la necesidad de plantearse la presencia de las empresas y sus directivos en dicha red, entre otras en muchísimas sesiones de programas de alta dirección y en el Club de Presidentes de Expansión. Últimamente me están pidiendo más conferencias de ese tipo, lo que muestra que el interés sigue creciendo y que muchos empiezan a darse cuenta de que lo que hasta hace poco consideraban casi “una extravagancia” entra ya dentro del capítulo de lo casi imprescindible. Para los directivos, Twitter es ya una parte importantísima de ese Klout que “o tienes o no tienes” y que empieza a determinar en gran medida los procesos de selección.

Hoy me llama la atención especialmente una noticia: todos los senadores y el 90% de los congresistas de los Estados Unidos están en Twitter. Evocando lo que fue ese proceso de expansión inicial entre 2006 y 2009, la noticia ya no nos pilla desprevenidos, pero no deja de tener su punto interesante. Twitter rebasó hace ya tiempo los quinientos millones de usuarios registrados, más de 150 millones de usuarios activos con un crecimiento interanual del 150%, y se calcula que en torno al 15% de los usuarios de internet norteamericanos lo utilizan. La compañía que tardó algo más de tres años en llegar a los mil millones de tweets hoy supera ampliamente esos mil millones de tweets cada tres días, y crece mucho más rápido que Facebook. Si consideramos la política, el 2012 fue el año en el que la amplia mayoría de los líderes mundiales empezaron a introducir Twitter en su agenda y su día a día.

¿Y en dinero? En noviembre de 2007 tuve la oportunidad de entrevistar a Biz Stone en Sevilla, y la pregunta más repetida por la audiencia fue “¿cuál es vuestro modelo de negocio?”, ante la cual Biz respondió varias veces con un simple “no tenemos”. La idea era crecer, ser capaz de proporcionar una experiencia muy buena a sus usuarios, y convertirse en algo imprescindible, en un servicio que todo el mundo quisiera usar. El modelo de negocio vendría luego. Ahora, esa empresa que no tenía modelo de negocio pero que nunca tuvo ningún problema para captar inversión anticipa ya una facturación de mil millones de dólares en publicidad en 2014. No está nada mal. Parece que el pajarito azul va engordando…

 

ACTUALIZACIÓN: Precisamente hoy publica Expansión un artículo sobre Twitter y los directivos españoles titulado “Álvarez-Pallete, Entrecanales y Llopis no tienen miedo a Twitter (ver en pdf), cuyo autor, Víctor M. Osorio, habló conmigo por teléfono y cita algunos de mis comentarios.



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21 enero 2013

Herbie the Mousebot

En la foto, Herbie the Mousebot, un proyecto de ensamblaje sencillo creado por Solarbotics que parte de un montoncito de piezas sueltas y un manual, y que requiere ensamblar, soldar y ajustar un ratoncito robótico simple, con dos sensores infrarrojos que hacen de ojos, un par de motores y un chip LM386, todo ello alimentado por una pila de 9 voltios.

El ratoncito persigue una fuente de luz o busca la fuente más potente que encuentre en las proximidades, y tiene un par de sistemas de seguridad, en los bigotes y en la cola, que hacen que si encuentra un obstáculo, el sentido del motor cambie para eludirlo. Es un proyecto mejorado del que Randy Sargent, que hoy en día combina trabajos nada menos que entre NASA, Carnegie Mellon y Google, presentó a un concurso de robótica tras haberlo ideado y montado la noche anterior con algunos componente sueltos que encontró. Puedes ver un vídeo de Herbie en este enlace.

¿A qué viene todo esto? Sencillamente, que aunque hacía como unos treinta años que no cogía un soldador, vi este kit de montaje el otro día en el Techshop de Detroit, me pareció una buena manera de poner al día mis habilidades de montaje, y aquí está Herbie… ¡y está vivomuahahaha!!! Ahora, pasamos al siguiente nivel con otro paquetito que también encontré en el mismo sitio: Arduino (y por cierto, la idea de suplementar un hacklab con  una tienda con venta al público me ha parecido muy brillante).

El tema me ha evocado algunos de mis juguetes de cuando era un crío, el Electro L y, sobre todo, mi favorito, el Scatron, con sus componentes en cajitas de plástico que se pinchaban en un tablero perforado para componer circuitos y que supuso mi primer contacto con transistores, resistencias, condensadores, bobinas… de ahí pasé al taller de electrónica del colegio, a comprarme mi primer soldador, y a varias cosillas más que contaré otro día. Por la razón que sea, no he vuelto a ver ese tipo de juguetes (de haberlos visto, habría martirizado a mi hija con ellos hubiese querido o no :-) pero no dejo de pensar, ahora que vuelve a hablarse del DIY y de la cultura maker, en las posibilidades que tendría un juguete así, convenientemente adaptado a los componentes que existen ahora, de cara a la educación de los niños.

El caso es que estoy en este tipo de cosas, y que pienso no solo seguir con ellas, sino además, ir contándolas y documentándolas por si alguien se anima a compartir otras parecidas. En torno a Arduino, al Raspberry Pi y a otros proyectos similares se está creando una comunidad interesantísima que decididamente hay que seguir, y que tiene mucho más fondo que el simple jugueteo.

Seguiremos informando.



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