23 enero 2013

Digital frente a papel: las revistas y el signo de los tiempos

El fundador y CEO de Glam Media, Samir Arora, dio un dato importante en el DLD13 de Munich: su negocio de contenidos y publicidad digital ya supera al de un clásico del mundo impreso como Vogue. Glam Media es un conglomerado de más de cuatro mil blogs y páginas web que alcanza a unos trescientos millones de visitantes únicos mensuales en todo el mundo. La muy lógica supremacía del medio digital frente al medio impreso, finalmente plasmada en datos.

Hace no tantos años, las revistas impresas eran el medio de referencia para muchísimos anunciantes. Las agencias las consideraban un sitio en el que había que estar: a lo largo del continuo que iba de la revista de información general hasta la llamada “prensa canal” mucho más específica, todos los anunciantes contaban con las revistas como un importante capítulo en sus presupuestos publicitarios. Más duraderas – con más “shelf life” promedio – que los periódicos, con más posibilidades en cuanto a formato, y con numerosas cabeceras que funcionaban como auténticos iconos o referencias para muchos segmentos de público objetivo, lo normal en todo plan de medios era encontrar un porcentaje razonable destinado a revistas.

¿Qué ha ocurrido? Si los periódicos están en crisis, las revistas lo están mucho más, y exactamente por los mismos motivos. Por un lado, la lectura de un medio en papel no resulta atractiva para toda una generación de usuarios acostumbrados a encontrar una reacción al otro lado (el conocido vídeo de la niña de un año que utilizo en muchas de mis clases, A magazine is an iPad that does not work, es un ejemplo extremo de ello), lo que conlleva una demanda decreciente y unos márgenes cada vez más ajustados. Por otro, las revistas tradicionales enfocan por lo general el medio digital con dificultad: ni son capaces de plantearse bien un nuevo soporte que requiere habilidades y actitudes diferentes, ni lo hacen con excesiva fe, dado que hacerlo bien implicaría un fenómeno de sustitución de ingresos frente a un terreno, el quiosco, que todavía es el que les da de comer. Lanzarse a lo digital implica un acto de fe: creer que la publicidad en la red va a crecer lo suficiente como para pagar las facturas, mientras se pretenden seguir sosteniendo muchos de los costes de la edición papel.

Mientras, una nueva generación de medios nacidos en lo digital van superando las prevenciones iniciales de los anunciantes y consolidándose como destino de sus inversiones publicitarias: por un lado, ausencia de periodicidad. ¿Para qué limitar la presencia a una edición semanal, mensual o trimestral, cuando se puede acompañar a un flujo constante de contenido vivo? Por otro, capacidades de segmentación y especialización. Y finalmente, una gama de formatos que, pasado en cierta medida el sarampión de lo intrusivo y lo molesto, permite un acceso al público objetivo mucho más preciso y detallado. Como comenta el propio Samir Arora en su charla: si te acabas de comprar un coche, seguirás viendo anuncios de coches en las revistas impresas. Pero en la web puede que no, porque se asume que durante una temporada, has dejado de estar en el mercado, y por tanto, hacerte llegar un anuncio va a significar un impacto perdido. Con las adecuadas garantías a la privacidad, la propuesta puede funcionar para todos los implicados en la ecuación: anunciante, lector y soporte. El medio es simplemente superior.

En España, las señales hace ya mucho tiempo que están aquí. En algunas categorías, como tecnología, no hay más que ver el panorama: mientras clásicos del sector como PCWorld se hunden, vemos como la audiencia de sitios como Xataka no deja de crecer. Mi puesto en el consejo asesor de Weblogs, S.L. (sirva como disclaimer) me permite seguir el tema con bastante cercanía: no es un negocio sencillo, pero las tendencias son las que son. Mientras lo impreso cae, lo digital sube. La abrumadora presencia y apoyo de anunciantes en los Premios Xataka, en su tercera edición, deja lugar a muy pocas dudas. Hace no tanto, ese tipo de eventos los organizaban las revistas de papel. Los tiempos han cambiado.

Lentamente, el dinero está siguiendo a los hábitos de la sociedad, y esos hábitos siguen implicando lo mismo que llevamos mucho tiempo comentando: que el papel fue la mejor manera de transmitir información… del siglo pasado.



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