Mi columna de esta semana en el diario Expansión se titula “Twitter: inteligencia ambiental” (pdf), trata de explicar hasta qué punto Twitter, a lo largo de su historia, se ha “dado la vuelta”: lo que comenzó como una trivialidad que servía para saber qué estaban haciendo tus amigos, en la que seguías fundamentalmente a personas que conocías y respondías a la pregunta “¿qué estás haciendo?”, se ha convertido en una sofisticada herramienta de análisis de información.
Hoy, que un directivo esté en Twitter pasa a tener todo el sentido del mundo. No solo por temas relacionados con el eventual desarrollo de su marca personal, que después de todo corresponde a una opción que – siempre que no sean sus accionistas quienes se la demanden – corresponde a uno mismo, sino también por la posibilidad de utilizar la herramienta para obtener información puntual sobre lo que tienen que decir los referentes en su industria, conseguir una integración en esa comunidad de personas que afectan a su compañía, y llevar a cabo una gestión de información eficiente. Twitter, hoy, se ha convertido en una herramienta completamente diferente a la que en su momento comenzó a popularizarse, y sin embargo, muchos directivos siguen creyendo erróneamente o bien que es “cosa de niños” (algo que en realidad, nunca fue cierto, y que simplemente se usaba como forma de quitar importancia a su crecimiento… los demográficos de Twitter siempre estuvieron mucho más centrados entre los treinta y los cuarenta años), o que se trata de una herramienta “trivial”.
Para entender Twitter hoy, hay que necesariamente “darle la vuelta”: la función de publicar sigue siendo importante, después de todo somos lo que publicamos y compartimos, pero como tal, y sobre todo para un usuario directivo como el lector medio de Expansión, es mucho más una herramienta de captación de información que de publicación como tal. Un directivo que no está en Twitter y que no sigue a las personas que tienen influencia en su industria es un directivo que tarda más que otros en acceder a información potencialmente relevante, peor conectado dentro de esa comunidad, y además, menos sensible a lo que el entorno dice de su empresa, sus productos o sus servicios, y menos consciente de lo que una herramienta como Twitter puede hacer por sus relaciones con el cliente. Sencillamente, menos inteligencia ambiental, que no deja de ser una variable cada vez más apreciada y, obviamente, una parte de la inteligencia en su conjunto…
A continuación, el texto completo de la columna:
Twitter: inteligencia ambiental
Considerar Twitter dentro de las "nuevas tecnologías" tiene poco sentido: lleva entre nosotros desde el año 2006. Identificarla con un público joven, también: sus demográficos apuntan más bien a usuarios de entre treinta y cuarenta años.
Como herramienta, Twitter ha sufrido una drástica evolución: en sus inicios, la pregunta que planteaba era "¿qué estás haciendo?" Eso llevó a muchos usuarios a compartir cosas intrascendentes: dónde estaban, qué comían… conversaciones triviales, frívolas o de escaso valor. Sin embargo, Twitter reorientó su propuesta hace algunos años: cambió la pregunta a "¿qué está pasando?", y planteó con ello un cambio radical en su uso.
Hoy, Twitter es una herramienta que un directivo debería considerar fundamental: seguir a referentes en nuestra industria o ámbito ofrece no solo un acceso privilegiado, rápido y eficiente a la información que generan y comparten, sino también un "mundo plano" en el que podemos participar en diálogos enriquecedores con personas que habitualmente ni nos saludarían.
Mientras muchos siguen viendo Twitter como una herramienta trivial para "saber qué hacen sus amigos", la realidad es que se ha convertido en una de las mejores formas de estar en contacto con el pulso informativo, de analizar el sentimiento hacia nuestra marca, la interacción con el cliente o lo que se mueve en nuestra industria. Y por supuesto, fundamental a la hora de gestionar la marca personal. Definimos nuestros intereses en función de a quiénes seguimos, y somos lo que compartimos.
Twitter es lo que nos ofrezcan las cuentas que decidamos seguir. Sigue a quienes dicen tonterías, y tu Twitter será, en consecuencia, una tontería. Sigue cuentas relevantes, y tu Twitter se convertirá en una pieza fundamental de tu dieta informativa. Una potente herramienta de "inteligencia ambiental".
(Enlace a la entrada original - Licencia)
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.