11 octubre 2013

Demanda insatisfecha, mi columna en Expansión

Demanda insatisfecha - Expansión (pdf, haz clic para ampliar)Mi columna de Expansión de esta semana se titula “Demanda insatisfecha” (pdf), y está provocada por las declaraciones de Neelie Kroes en el encuentro que mantuvo en las oficinas de Tuenti en Madrid y por una lectura cuidadosa del reciente informe de la London School of Economics, Copyright & creation: a case for promoting inclusive online sharing, en el que se deja claro que las descargas irregulares no perjudican a la industria cultural y que la legislación que esta industria ha conseguido forzar a lo largo de los años mediante la presión de su poderosísimo lobby es inútil e injustificada.

Las leyes restrictivas que gobiernos de todo el mundo se han sacado de la manga con excusas como “proteger a los creadores”, “proteger la cultura” y “evitar el robo” son, en realidad, la forma en la que una industria se protege a sí misma y prolonga artificialmente una situación en la que sigue siendo capaz de extraer utilidades económicas sin que exista a cambio un aporte de valor tangible. Del mismo modo que como hizo con la transición entre el vinilo y el CD, la industria trata de dar lugar a una situación en la que los ingresos del artista y los costes de producción, distribución y promoción se reduzcan en varios órdenes de magnitud, pero los ingresos obtenidos por el intermediario se mantengan. Todo ello provocado por una situación de escasez artificial y por una demanda insatisfecha generada por la propia industria, que es la que, en último término, provoca las descargas. Luchar contra las mismas protegiendo a la industria cultural que en realidad las provoca no tiene, en realidad, ningún tipo de sentido.

¿Quiere esto decir que no hay que hacer nada, o que no hay solución? Indudablemente no. Las descargas se reducirán cuando exista un panorama de opciones de consumo regular razonable, que cubra todas las situaciones que se generan en el conjunto de la demanda, y que tengan acceso a un catálogo completo en condiciones que se estimen adecuadas. Lo que hemos mencionado en infinidad de ocasiones: por el lado cliente, que si quiero acceder a una obra, pueda hacerlo rápidamente, en alternativas en competencia con otras que me presenten un catálogo completo, y posibilidades que vayan desde la descarga gratuita financiada con publicidad, a la descarga de pago, pasando por el streaming, el servicio de suscripción con tarifa plana, y todas las otras opciones que el mercado tenga a bien ofrecer de una manera económicamente viable. Por el lado del proveedor, hará falta que el reparto de los ingresos generados tenga en cuenta la nueva situación: que el creador obtenga un porcentaje de los ingresos que tenga algún tipo de sentido, y que no se fuerce a esas plataformas a establecer precios que impidan su viabilidad.

La situación se explica tan fácilmente como esto: al proteger a la industria intermediaria, los gobiernos se convierten, en realidad, en parte del problema.

A continuación, el texto completo de la columna:

 

Demanda insatisfecha

Es gratificante escuchar a la vicepresidenta de la Comisión Europea a cargo de la Agenda Digital y las Telecomunicaciones, Neelie Kroes, defender las posturas que cualquiera con un mínimo de sentido común lleva años sosteniendo: que la "piratería" no existe, y que en realidad hablamos simplemente de consumidores frustrados, de personas que no tienen acceso al contenido que buscan, o solo pueden obtenerlo en condiciones inaceptables.

Inaceptable es que unos intermediarios pretendan mantener por encima de todo sus márgenes cuando el avance de la tecnología hace que el valor que aportaban haya prácticamente desaparecido. Inaceptable es que pretendan seguir ganando lo mismo cuando muchos de los costes que soportaban disminuyen radicalmente o incluso desaparecen. Inaceptable es que, además, sacrifiquen el margen de los creadores para mantener el suyo. Y más inaceptable aún es que boicoteen alternativas de mercado y generen una escasez artificial que, en último término, hace que florezca la descarga irregular.

Que lo diga la vicepresidenta de la Comisión Europea a cargo de la Agenda Digital y las telecomunicaciones no es más que la prueba del nueve. Pero si además lo combinamos con el recientemente publicado estudio de la London School of Economics que demuestra que las descargas no están "devastando" ninguna industria, y que las quejas de los intermediarios de la cultura son infundadas e injustificadas, lo que tenemos es, claramente, un escándalo.

El escándalo que supone que durante algunos años, un impresentable lobby haya empleado ríos de tinta y desgastado kilómetros de alfombra para convencer a políticos ignorantes o corruptos de algo que, ahora ya de forma probada y fehaciente, sabemos que no era más que una serie de mentiras.

¿Piratas? No, eran ellos los que generaban el problema. Y el problema se llamaba demanda insatisfecha.








(Enlace a la entrada original - Licencia)

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