No pensaba escribir sobre el Chromecast porque me parecía que ya había pasado suficiente tiempo desde el lanzamiento del dispositivo en el mercado norteamericano como para que hubiese ya un número suficiente de artículos de análisis sobre el mismo, pero dado que veo cierto nivel de interés al respecto, y el hecho de que no esté disponible aún para muchos otros países puede inducir a cierta confusión, vamos a dedicarle una pequeña entrada introductoria.
En primer lugar: si quieres un Chromecast, al menos por el momento, tendrás que recurrir a algún amigo que te lo traiga de los Estados Unidos aprovechando algún viaje, o te lo envíe desde allí. La buena noticia es que el dispositivo, incluso empaquetado, tiene un tamaño muy cómodo para pedirle a alguien que lo meta en su equipaje o lo envía sin que sea un compromiso, y un precio, $35, sumamente asequible. En algunos momentos, y achacándolo a un error, Amazon.com ha permitido adquirir el Chromecast desde otros países, pero en este momento simplemente dice que el envío fuera de los Estados Unidos no está disponible. Desde tiendas Amazon de otros países como UK o España hay algunas ofertas de tiendas independientes, pero desaconsejablemente caras.
¿Es útil? Según para qué lo quieras. Básicamente, es un stick un poco más grande que un USB que colocas en un puerto HDMI de tu televisor, enchufas a un cargador de móvil, y te permite enviar cualquier cosa que tengas en una pestaña de Chrome en tu ordenador directamente a la pantalla, así como algunos – pocos – contenidos desde tu móvil, básicamente clips de YouTube. La mayoría de las televisiones modernas tienen al menos dos puertos HDMI, y también se pueden adquirir multiplicadores para los mismos. Si quieres compartir fotografías o sesiones de navegación desde tu móvil, que podría ser algo cómodo, por el momento no es posible, aunque estoy viendo cierto movimiento (y algún bloqueo) en Google Play de apps destinadas a ello, y tengo pocas dudas sobre que es algo que se podrá hacer en un futuro cercano. Desde el ordenador, eso sí, puede compartir cualquier cosa que se pueda ejecutar en una pestaña de Chrome, incluyendo películas y otro tipo de contenidos.
Si habitualmente compartes cosas que tienes en tu ordenador con otras personas en una pantalla grande y para ello tienes que nadar grabándolas en memorias USB, o enchufando dispositivos al televisor, puede ser que el Chromecast te sea útil. Existen un cierto número de dispositivos similares con prestaciones parecidas: el Chromecast es, simplemente, el que de todos ellos seguramente vaya a tender más a estandarizarse, y posiblemente uno de los más sencillos de utilizar.
Si decides hacerte con él, lo que recibirás es lo que ves en la foto: una caja con el Chromecast, un cargador USB estándar con enchufe norteamericano, un cable USB-MicroUSB que se unirá al stock de los que ya tendrás en casa, y un adaptador corto por si tu puerto HDMI está en un lugar poco accesible. El cargador es de 850 mA, por lo que casi cualquier cargador de smartphone no Apple y razonablemente moderno te servirá en lugar del que viene (o simplemente le puedes añadir un adaptador para enchufe de tu país). La instalación es tan sencilla como enchufarlo al televisor y al cargador, cambiar el input del televisor a esa fuente, y encontrarse una pantalla de configuración. Tras seguir unas breves instrucciones y configurar tu red inalámbrica, el dispositivo es localizado.
Siguiente paso: instalar en el navegador la extensión correspondiente, Google Cast. Ésta hará aparecer un pequeño botón en tu navegador, arriba a la derecha, que te permitirá enviar a la televisión cualquier contenido que tengas en esa pestaña. Una vez enviado, el contenido aparece y el sonido es también transferido al televisor, pero no así el ratón o cursor, que se sigue gestionando desde el ordenador. Esa funcionalidad tan simple, sin embargo, me ha parecido sumamente versátil: desde mostrar algo a más personas, hasta algún ensayo que estoy haciendo en mis clases de pedir a mis alumnos que configuren el dispositivo que he enchufado al televisor de clase y puedan, desde sus asientos, compartir con la clase cualquier cosa que tengan en su pantalla, algo que creo que puede llegar a enriquecer bastante la dinámica de participación en mis sesiones.
Desde el smartphone, las prestaciones son más limitadas. Solo lo he probado con dispositivos Android, aunque ya hay una versión para iOS que no he probado. La app correspondiente no aparece disponible en Google Play desde fuera de los Estados Unidos, pero como todos sabemos, esto supone una limitación muy escasa: basta con hacer una búsqueda de términos como “google chromecast apk download” para localizar infinidad de fuentes no oficiales en las que descargársela. Es recomendable ejercitar cierta precaución en la descarga de .apk, dado que nada impide a un desarrollador malintencionado crear una app con backdoors o malware de cualquier tipo, y etiquetarla con un nombre que tenga cierto nivel de demanda. Tras instalarse la app, lo único que permite hacer es enviar a la televisión vídeos de YouTube – y aplicaciones como Netflix o Hulu que no están disponibles desde nuestro país – de manera que la utilidad en ese sentido es más limitada. Pero si la funcionalidad de compartir desde el ordenador te interesa, el Chromecast es una buena opción: sencilla, sin complicaciones, y con amplias posibilidades de terminar por convertirse en prácticamente un estándar. Básicamente, lo que dije en mi primer análisis: minimalismo con posibilidades.
(Enlace a la entrada original - Licencia)
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.