21 febrero 2014

Más sobre la compra de WhatsApp

Que WhatsApp vale... ¿QUÉ? - Expansión (pdf, haz clic para leer sin dejarte los ojos en el intento)El miércoles por la noche cambié rápidamente el tema de mi columna de Expansión para dedicarla a la para mí demencial operación de adquisición de Facebook sobre WhatsApp, que se ha publicado hoy bajo el título “Que WhatsApp vale… ¿QUÉ?” (pdf). Además, mi opinión ha estado en varias radios en directo, y en medios como el Diari de Girona (pdf), ABC (pdf), El Mundo (pdf), No Solo Cine o Hemerotek.

Me reafirmo en mis comentarios: por muy atractivo que pueda parecer el crecimiento y el número de usuarios de WhatsApp, hablamos de una compañía que bajo ningún concepto vale la barbaridad de dinero que Facebook va a pagar por ella. Ni por la información y la libreta de direcciones de unos usuarios que en su amplísima mayoría ya estaban en Facebook (nivel de solapamiento de bases de datos elevadísimo, potencialmente superior al 90%), ni mucho menos por la ingeniería o tecnología que la empresa posee, ni menos aún por su claridad o visión estratégica.

Sigo sin concebir ninguna razón por la que se pueda llegar a pagar ese dinero por una compañía que, sencillamente, no lo vale. Desde la óptica de España, país donde WhatsApp ha sufrido un proceso de difusión viral desmesurado, se tiende a pensar que el éxito de WhatsApp es universal: no, no lo es. En Asia hay muchos competidores (Line, WeChat, Viber, etc.) que pueden reclamar para sí niveles de protagonismo y de penetración similares en sus territorios, y en todos los casos con prestaciones mejores que las de WhatsApp. Y definitivamente con mejor ingeniería y seguridad.

Como punto de referencia, creo muy pertinente citar el caso de Viber, una empresa con un producto intrínsecamente superior en prestaciones a WhatsApp – además de mensajería instantánea, posee llamadas mediante voz sobre IP – y que posee más de trescientos millones de usuarios, que hace muy poco fue adquirida por la japonesa Rakuten por un total de novecientos millones de dólares. Esos niveles de precio pueden tener sentido. Pero plantear una cifra como diecinueve mil millones de dólares, no. No hay forma de que tenga sentido ninguno. Es una exageración absurda, una burbuja descomunal, y fundamentalmente, un error estratégico. Por muchos razonamientos que se le quieran poner, esa valoración no hay por dónde cogerla.

Por cierto, solo en el día de ayer, Telegram ganó medio millón de usuarios. Este mercado es intensamente volátil: nada que ver con la evidente stickiness de los filtros de Instagram. Y si alguien cree que el hecho de haberse convertido en verbo genérico en España para referirse a la actividad de mensajería instantánea con ese “te guasapeo“, que piense en el caso de Rimmel y eche un ojo a su cuota de mercado actual.

A continuación, el texto completo de la columna:

 

Que WhatsApp vale… ¿QUÉ?

No, no se ha equivocado con los ceros. Lo pondré en letra para que no haya dudas: diecinueve mil millones de dólares, cuatro mil millones en metálico y el resto en acciones. Eso es lo que, pendiente de la aprobación de las autoridades, ha ofrecido Facebook por WhatsApp.

Si consideramos los tan solo cincuenta empleados que tiene WhatsApp, Facebook ha pagado unos trescientos ochenta millones de dólares por cada uno. Como pelotazo para su autoestima, no está decididamente nada mal. Considerando los cuatrocientos cincuenta millones de usuarios activos de WhatsApp, Facebook ha pagado unos 42 dólares por usuario. Eso sí, por unos usuarios que mayoritariamente son redundantes porque ya tenían cuenta en Facebook, que como mucho han pagado algo menos de un euro por usar el servicio – los que lo han llegado a pagar – y a los que se ha prometido que el servicio nunca incluiría publicidad.

Las comparaciones con otras transacciones son todavía más alucinógenas, por poner un adjetivo no malsonante: a finales de 2006, Google pagó mil seiscientos millones de dólares por YouTube, en una transacción que, en su momento, no me pareció cara. El Washington Post, hace tan solo unos meses, se vendió por doscientos cincuenta millones de dólares: con lo pagado por WhatsApp se podrían comprar setenta y seis periódicos de ese porte. El precio de WhatApp supone más de dos veces las ventas… ¡pero de la empresa compradora!

No entiendo nada. En mi modesta opinión, WhatsApp es una aplicación de mensajería instantánea mala e insegura, creada por una empresa con una estrategia inconsistente. Un producto perfectamente sustituible y sin una ventaja competitiva consolidada.

Después de más de veinte años analizando internet y su entorno, he descubierto que no sé nada.




(Enlace a la entrada original - Licencia)

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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.