09 agosto 2010

Bienvenidos al Departamento de Precrimen

Era la propuesta argumental central de la película Minority Report, con guión desarrollado sobre un relato corto de Philip K. Dick: en el año 2054, un Departamento de Precrimen capaz de predecir cuando un asesinato iba a tener lugar, actuaba de manera preventiva personándose en el lugar de los hechos, interrumpiendo el devenir de los acontecimientos, y arrestando al que iba a ser culpable. En la película, las actuaciones se basaban en un sistema completamente acientífico en el que tres supuestos “videntes” podían “ver el futuro” merced a modificaciones en su cerebro provocadas por historiales de uso de drogas durante el embarazo, una historia de pura ciencia-ficción. Pero ¿qué ocurre si aproximamos más el tema a la realidad mediante el uso de la estadística?

Un profesor de la Universidad de Wharton, Richard Berk, ha desarrollado un modelo de estadística predictiva capaz de asesorar a los oficiales encargados de decidir sobre las peticiones de libertad provisional, con el fin de reducir el número de ocasiones en las que los reclusos que acceden a este régimen vuelven a cometer crímenes. El sistema está en uso ya en Philadelphia y en Baltimore.

El sistema tiene implicaciones sumamente complejas: por un lado, aplica un planteamiento puramente estadístico, cuenta con una amplia base de cálculo obtenida a lo largo de series temporales muy amplias, y resulta impecable desde un punto de vista metodológico. Variables tales como ser hombre de menos de treinta años, con amplio historial de crímenes violentos, con uso de armas de fuego, residente en un área de criminalidad elevada y que cometió su primer crimen a los trece años se convierten en factores que indican una elevada probabilidad de volver a delinquir y, por tanto, desaconsejan la concesión del régimen de libertad condicional. Por otro lado, va claramente en contra de la idea de “todos somos iguales ante la Ley” y niega claramente el principio de individualidad o libertad de acción, atribuyendo la conducta criminal más a un conjunto de circunstancias que a la voluntad del ex-delincuente: si cumples con las variables que el sistema señala, poco importaría tu propósito de enmienda o tu voluntad de rehabilitarte.

En el caso de Philadelphia, lo que el sistema ha desencadenado no ha sido una aplicación automática, sino una reasignación de los casos: en lugar de ser repartidos de manera uniforme entre los oficiales, se ha desarrollado un procedimiento que permite que los casos que el sistema designa como de elevado riesgo reciban un mayor nivel de atención por parte de oficiales especialmente designados, que trabajan con un menor número de casos. En cualquier caso, la aplicación del sistema, aunque pueda justificar su eficiencia con descensos en los niveles de criminalidad, no estará exenta de polémica. El Departamento de Precrimen, cuarenta y cuatro años antes de lo previsto.

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