Acabo de terminar una entrevista telefónica con una radio española para hablar de Wikileaks, al hilo de la anunciada publicación de la segunda entrega de los documentos sobre la guerra sucia en Afghanistán, y el discurrir del tema sigue, como comentábamos en una entrada anterior, evocando poderosamente lecciones que ya aprendimos en su momento – todos no, solo algunos – en situaciones similares en Internet: ¿se puede “luchar” contra Wikileaks? No, en la medida en que esa lucha no es contra un individuo ni contra una empresa, sino contra la naturleza misma de Internet. ¿Es Wikileaks bueno o malo? Ninguna de las dos cosas, simplemente es.
Los recientes acontecimientos apuntan a una lucha larga contra Wikileaks y su fundador, Julian Assange, sin reparar en que, en realidad, no se lucha contra ellos específicamente, sino contra la capacidad de Internet de reconstruirlos. Insistiendo tozudamente en cuestiones como el “dar ejemplo”, el “castigar para disuadir intentos similares” o el “se lo pensarán antes de hacer otra cosa parecida”, que han demostrado que nunca funcionan debido a las características de la red y de la misma naturaleza humana. Mientras Internet sea Internet – y no olvidemos que existe una corriente de opinión, mucho más peligrosa, que opina que para evitar este tipo de cosas lo que debemos hacer es eliminar Internet y despojarlo de su característica como red neutral – siempre habrá personas con iniciativas similares, puertos seguros en los que cobijarlas, protocolos con los que esconderlas o distribuirlas, y usuarios dispuestos a apoyarlas económicamente.
El problema estriba en querer “perseguir” a Wikileaks con los mecanismos que antes de Internet permitían perseguir iniciativas similares. Antes de Internet, si un medio publicaba algo que no convenía, se podía secuestrar la publicación y se le podía, incluso, retirar la licencia, cerrar administrativamente o encarcelar a sus responsables. Antes de Internet, si alguien accedía a una información y pensaba que esa información, por alguna razón, debía ser sometida al escrutinio público, su capacidad de hacerlo era limitada: las personas no contaban con los medios necesarios para publicar nada, ni mucho menos con la infraestructura adecuada para filtrar información con ciertas garantías de seguridad personal, de comprobación de hechos o de protección de sus fuentes.
La información era esencialmente asimétrica, y el hecho de haber vivido durante siglos en esas condiciones ha alimentado toda una casta de dirigentes que opinan que “hay información que nunca debe ser revelada”, que “el fin justifica los medios” o que “todo vale para según qué”. Afortunadamente, el mismo poder va, lenta y torpemente, poniendo barreras a ese tipo de cuestiones: leyes como como la Freedom of Information Act o la Mandatory Declassification Review, obtenidas tras años de lucha democrática, intentan garantizar que, con las debidas precauciones la información acabará estando disponible para su público escrutinio. Sin embargo, se trata de controles claramente insuficientes y que ni siquiera existen en todos los países: en regímenes corruptos, ni siquiera esa mínima transparencia resulta viable.
¿Es bueno o malo Wikileaks? Juicios de valor hay tantos como personas y como culos: todos tenemos uno. Dependiendo de en qué lado estés y cómo te afecte lo revelado, podrás ver Wikileaks como la mayor de las amenazas o como una necesaria garantía de transparencia. Pretender juzgarlo es, simplemente, una pérdida de tiempo: si Wikileaks cae, si Julian Assange es detenido, o si Bradley Manning recibe una sentencia “ejemplarizante” por haber filtrado unos documentos determinados, poco importa y poco va afectar a la futura evolución de los acontecimientos. Si no es Wikileaks, se llamará de otra manera, y si no son Julian Assange o Bradley Manning, serán otras personas. Lo importante es que en la era de Internet, mientras la existencia de la neutralidad de la red permita que Internet siga siendo Internet (Wikileaks sería inviable en un mundo sin neutralidad de la red), quienes gobiernan y quienes manejan información tendrán que hacerlo a sabiendas de que ésta siempre tendrá alguna posibilidad de alcanzar la luz pública, y ellos la eventualidad de tener que responder de sus actos ante la justicia. Puedes llamarlo como quieras. Pero yo, decididamente, prefiero un mundo con Wikileaks a uno sin él, y mientras Internet siga siendo Internet, seguiremos teniendo Wikileaks.
(Enlace a la entrada original - Licencia)
Yo a estas entradas de Dans, las denomido "de limbo moral".
ResponderEliminarLe encanta lo de que las cosas "son", como si se crearan solas, independientemente de la voluntad humana, o como si el simple hecho de que ocurran, debe hacernos desistir de evitar sus efectos perversos. La misma actitud tiene, por ejemplo con las descargas ilegales, el P2P y un largo etcétera. Evidentemente, cuando la cosa le afecta a él, su opinión cambia radicalmente, y lo que antes era malo malísimo, pasa a ser cojonudísimo. Véase por ejemplo lo de las copias físicas y los libros de papel...que eran malos, hasta que el sacó uno.
Esta actitud, es evidentemente de una gran hipocresía moral, puesto que finge una neutralidad que ni él mismo se aplica ni cree. Ni las descargas ilegales ni cualquier cosa creada por el hombre "simplemente es", como él dice, puesto que las crea alguien, y este alguien puede tener una intención creándolas, y debe asumir la responsabilidad de su creación. El decir que "simplemente son", es un acto de irresponsabilidad, que pretende liberar de la culpa a los que infringen o a los que cometen actos criticables.
Sería como hacer el siguiente razonamiento. Los robos en los supermercados existen, y además parece que persisten en el tiempo (todos los años se pierden millones de euros por este concepto). Como son algo que no se puede evitar (premisa falsa, evidentemente, pero que Dans intenta colar en sus razonamientos) concluimos que simplemente "son", y en otro gran salto, afirmamos que no merece la pena combatirlos, puesto que simplemente "son", como la lluvia (como le he leído a Dans decir alguna vez).
Pues no, señor Dans, la lluvia ocurre sin intervención humana (por ahora) y no hay manera de evitarla. Pero los robos en los supermercados son cometidos por humanos, que lo hacen a sabiendas de que no puede hacerse.
La verdad es que la postura de Dans es cobarde e intelectualmente no se mantiene. Como dices su razonamiento es de una simpleza insultante y fácilmente refutable.
ResponderEliminarclondans, como has dicho, las cosas no se crean solas. Y de lo que no se dan cuenta los tecnócratas estilo Dans es que la misma tecnología viene determinada por una moral. No es casualidad que algo como Internet se halla desarrollado en países democráticos y de población blanca, y es esta moral la que viene implícita en Internet (simplificando mucho). Eso no quiere decir que la tecnología y su moral vayan cambiando según las influencias, etc.
Lo característico de Internet es que es una plataforma que aguanta mucho, incluso estructuras que en teoría irían contra la democracia. Ahí tenemos grupos terroristas que la usan para hacer propaganda y organizarse.
Al parecer Dans es una especie de liberal que quiere que el mercado campe a sus anchas por Internet. Pero a partir de esa idea un tanto vaga no parece que haya más donde escarbar.
He dicho que Dans era una especie de liberal... pero en realidad no lo tengo claro. Por ejemplo, el apuesta por un modelo de negocio musical sin DRM, sin copyright, etc. Pero en realidad al mercado le daría igual que una canción llevara o no DRM. En realidad los liberales (los de verdad) no están en contra de ese tipo de leyes, incluso son grandes defensores del copyright ¿?¿?
ResponderEliminarA cabo de caer en que es difícil situar a Dans política y moralmente, jeje. Dans es más bien un vocero del populacho, el cual no se caracteriza por sus grandes dotes de reflexión. Y cuando Dans intenta argumentar en favor de lo que el vulgo grita, pues el resultado es el que es...
¿Quién tiene más ideas para definir la postura de este hombre?
Pues en realidad es facilísimo ver de que palo va Dans, cuando se le sigue durante un tiempo con algo de objetividad y criterio, se le ve el plumero a kilómetros.
ResponderEliminarDans se apunta a cualquier cosa que pueda amplificar su "visibilidad" en Internet y que después él pueda rentabilizar de alguna manera (conferencias, libros, publicidad en su blog...). Es decir, que como dice el refrán: ¿dónde está Vicente?: donde va la gente. Se apunta a cualquier moda, cualquier furor, cualquier cosa que cree polémica, para él después aparecer como un "defensor" o cabeza visible de todo eso para luego llenar su ego y sus bolsillos lo máximo posible. Luego solo juega con la mala memoria que tiene la gente (para no recordar sus continuas cagadas), con el hecho de que le da a sus seguidores lo que quieren escuchar, y punto. Evidentemente, esto lleva a multitud de contradicciones e incoherencias en su discurso, pero a él se la suda, mientras haya tontos que compren lo que él vende (que mucho me temo son cada vez menos, desde luego).
Y no hay más. Simplemente es eso, en realidad es simplísimo y en todo lo que dice o hace subyace eso. Si a eso le añadimos una personalidad soberbia y ególatra, tenemos explicado el 99.9% de su comportamiento.
Perfecta definición, clondans. Eso es Enrique Dans S.L.
ResponderEliminarPues sí. Yo no llevo siguiéndolo mucho tiempo*, pero desde el principio algo no me cuadró. Me dio la sensación de que se apuntaba a un bombardeo si se ponía de moda.
ResponderEliminarTiene un tufillo liberal en esa apuesta que hace vagamente por los mercados libres en Internet, pero creo que en el fondo es más bien un chaquetero de toda la vida.
Lo del dinero no lo sé, pero está claro que a Dans le gusta ese ambiente de gente con traje, púlpito, adulaciones... En las universidades eso se llama "hacer pasillo" para ascender en tu carrera.
*Creo que ya me cansé de leerlo. Realmente carece de interés el 99,9% de lo que dice.
Así que si no vuelvo a aparecer por aquí será por eso. :)