15 agosto 2010

¿Startups o grandes corporaciones?

Uno de los mejores artículos que he leído en TechCrunch últimamente, Startups or behemoths: which are we going to bet on? se plantea hasta qué punto el crecimiento y el desarrollo económico proviene de las grandes corporaciones empresariales o del tejido de pequeñas startups.

Muchas de las actuales discusiones, como las patentes de software o la neutralidad de la red, obedecen precisamente a esa disyuntiva: las grandes corporaciones las reclaman con toda la fuerza de sus lobbies como absolutamente imprescindibles para el desarrollo y la viabilidad de sus negocios, mientras el tejido de startups florece justamente debido a lo contrario, a un entorno que permite igualar el terreno de juego y desarrollarse sin injerencias y abusos de poder. El fin de la neutralidad de la red perjudicaría precisamente a los emprendedores, a la misma base de la innovación en la red. Las patentes, caras y complicadas de obtener, permiten a las grandes corporaciones precisamente acotar espacios, impedir y ahogar toda posible innovación en ellos. La apuesta es clara. Pero las fuerzas, como estamos pudiendo ver en estos últimos tiempos, están cualquier cosa menos equilibradas.

La pregunta, desde el punto de vista de un español, viene con sesgo y trampa: en España, las startups tecnológicas innovadoras tienen una magnitud ridícula en número total, en creación de empleo y en volumen de facturación, de manera que la imagen del sector en su conjunto está completamente distorsionada. Seguramente ese es uno de los factores importantes detrás del retraso tecnológico español y de gran parte del fracaso de nuestro modelo económico. España es un país de PYMES, éstas contribuyen a la gran mayoría del PIB y de la creación de empleo, pero el porcentaje de esas PYMES que exploran áreas innovadoras es, desgraciadamente, muy pequeño.

En los Estados Unidos, sin embargo, la fotografía es completamente diferente: la mayor parte del empleo neto se debe a las startups, hasta el punto de que sin ellas, durante las últimas tres décadas, no habría creación de empleo neto, sino destrucción del mismo. Las grandes corporaciones han venido destruyendo empleo a razón de un millón de puestos por año desde 1977, mientras las nuevas empresas en su primer año de desarrollo han creado una media de tres millones de puestos anuales en el mismo período. Si una región quiere de verdad impulsar su desarrollo económico, no debería dedicarse a ofrecer incentivos a grandes corporaciones para que se asienten en su territorio, sino intentar promover la creación y desarrollo de muchas pequeñas startups mediante incentivos fiscales, acceso a capital, infraestructuras y facilidades de todo tipo: suponen, paradójicamente, una apuesta mucho más segura. Las cosas son, evidentemente, mucho más complicadas en su análisis, pero la evidencia de los datos llama sin duda a una reflexión.

Las startups generan un tejido económico dinámico, adaptable en su conjunto. Muchas fracasan (la mitad de ellas no llegan a cumplir cinco años), pero el total resultante permite una gran flexibilidad y un aprovechamiento muy superior de todos los resquicios de generación de valor, mucho mejor que lo que las grandes compañías, con sus rigideces e ineficiencias, son capaces de hacer. Desde el punto de vista de innovación y tecnología, el panorama es todavía más claro: dejando aparte algunas excepciones, las grandes corporaciones no innovan, la innovación se da en pequeñas startups que las grandes empresas se limitan a comprar e incorporar (o a veces, destruir). No, para buscar generación de empleo e innovación no podemos mirar hacia arriba ni esperar gran cosa de las grandes corporaciones: debemos mirar hacia abajo.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

1 comentario:

  1. Bla, bla, bla, bla... y tanta charlatanería no vale para nada, porque está basada en un paper que no tiene nada que ver.

    El error de ver grandes corporaciones donde no las hay es del artículo original de TechCrunch, pero Enrique por supuesto no rasca un poco para ver si es correcto lo que dice, lo copia, lo traduce y santas pascuas. Y cuando le dicen que está mal, mira para otro lado, como siempre.

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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.