23 marzo 2009

El Barclays y el efecto Streisand

BarclaysUn nuevo caso de “efecto Streisand“, aplicado esta vez a un banco: el Barclays ve como unos documentos confidenciales dedicados a instruir a sus clientes sobre una serie de esquemas para evitar el pago de impuestos mediante inversiones en paraísos fiscales son filtrados a The Guardian, un periódico británico, que los publica en su integridad. El asunto era especialmente delicado: en un momento en que los bancos piden ayuda al Estado para tapar sus agujeros, el Barclays aparece como el banco que ayudaba a sus clientes a “optimizar” sus inversiones en paraísos fiscales para robarle dinero a ese mismo Estado. Con una mano te pido, con la otra te robo.

Y como en otras ocasiones, el problema no es la publicación de los documentos en sí. Fugas de información puede haber en cualquier sitio, solo hace falta un descuido o un interés de alguna persona por provocarlas. De hecho, hasta que el Barclays tomó cartas en el asunto, los documentos publicados por The Guardian habían sido accedidos únicamente por ciento veintisiete personas - es bien sabido que la estructura de los periódicos tradicionales en la web no estimulan el hábito de hacer clic sobre los vínculos de las noticias, fundamentalmente porque durante muchos años estos mismos periódicos preferían no poner enlaces en las mismas con el erróneo fin de “evitar proporcionar puntos de fuga a sus lectores”. Lo que desencadenó el “efecto Streisand” y la tormenta que ahora vive el banco británico fue, una vez más, la actuación de sus abogados: en un alarde de desconocimiento de los principios más básicos de la web, se les ocurrió la “brillante idea” de acudir a un juez para conseguir que los documentos conflictivos fueran retirados de la web. Y eso equivale, ni más ni menos, que a enviar un fax a una oficina precedido por una página con un letrero de “CONFIDENCIAL” en letras de tamaño 50: la garantía de que todo el mundo en dicha oficina, implicado o no, se enterará de lo que dicho fax cuenta.

Una vez que la acción de los abogados de Barclays nos indica a todos en qué dirección hay que mirar, lo siguiente es, simplemente, mirar. De manera automática, los documentos pasaron a Wikileaks, que a día de hoy se encuentra colapsado por los intentos masivos de acceso, y de ahí a todas partes (si te interesa, simplemente baja hasta el final en esta entrada de TechCrunch). Como ocurrió en España con aquella famosa portada de El Jueves secuestrada por un juez, la prohibición se convirtió en la manera perfecta de asegurar que todo el mundo vería los documentos, y de atraer la suficiente luz sobre el tema como para motivar una denuncia del Partido Liberal.

¿Habría tenido estas consecuencias la fuga de información de no haber mediado la acción judicial por parte de los abogados del banco? No existe manera de averiguarlo con garantías. Pero lo que parece claro es que el “efecto Streisand” en un entorno como la web es uno de los temas fundamentales que deben manejarse en comunicación.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

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