Muchas especulaciones ha disparado el que el último discurso semanal de Barack Obama no apareciese como ha hecho hasta el momento en su canal de YouTube, sino en una solución propia en Flash en la web de la Casa Blanca y con copia adicional en Vimeo: que si Obama había roto con YouTube, que si el tema se debía a las protestas de activistas que reclamaban la protección de la privacidad (una visita a YouTube conlleva, como bien es sabido, la colocación de una cookie de larga duración en el ordenador del usuario, se reproduzca el vídeo o no). Algunos llegaban a pintarlo como que las fantásticas relaciones entre el Presidente y Google se habían enturbiado de alguna manera, como una ruptura: el Presidente no solo visitó específicamente el Googleplex durante la campaña y respondió a preguntas desde allí sobre temas críticos como la neutralidad de la red, sino que ha venido utilizando su canal para probar todas las novedades de YouTube, tales como alta definición, subtítulos o descarga.
En realidad, según el desmentido de la Casa Blanca, las cosas no son en absoluto así: los discursos semanales del Presidente aparecen en su canal de YouTube, sí, pero también han aparecido con regularidad en Vimeo, y resulta perfectamente razonable que así sea. Los contenidos generados por la Casa Blanca son de dominio público por definición, pueden por tanto ser recogidos por cualquier sitio, y no existe ninguna razón lógica para cerrarlos a un proveedor determinado. Lo que en campaña era lógico hacer en YouTube debido a su indudablemente mayor audiencia, desde el Gobierno parece lógico ponerlos en un sitio centralizado, desde donde pueda ser incorporado a cualquier proveedor de vídeo. Es simplemente un contenido más, que puede tratarse como se tratan otros contenidos, y que además tiene la función de recoger retroalimentación, que se expresa en sitios como YouTube o Vimeo a través de los comentarios.
En cualquier caso, me llama cada día más la atención esta tendencia de los poderes políticos hacia el desarrollo de sus propios canales de comunicación: entre WhiteHouse.gov, su blog y sus vídeos, la Casa Blanca, en realidad, tiene una dependencia de eso que una vez se denominó “Cuarto Poder” cada día más escasa: cualquier mensaje puede ser enviado de manera directa, cualquier interpretación o critica puede ser rebatida de viva voz y de manera inmediata. En este caso, estamos viviendo la primera ocasión en la que una administración disfruta conscientemente de esta situación, y creo que es algo que tendrá muchas interesantes consecuencias. En otros países, en los que, por ejemplo, determinadas partes del espectro político tienen más complicada su llegada al público por la connivencia de la prensa con el gobierno - típicamente, a cambio de publicidad institucional - este tipo de canales tendrán un valor muy elevado, porque permitiran a los partidos manejar su propia información y darle salida. En un futuro, en lugar de esos mítines en los que en realidad lo único importante son los veinte segundos de grabación para el telediario, podremos ver canales propios en los que el partido correspondiente decide qué partes son ofrecidas a través de su canal, o lo ofrece en su integridad para quien lo quiera unido a otros muchos tipos de mensajes, actualizaciones, aclaraciones, vínculos al programa, etc. Es la multimediatización de la política: si cada persona puede ser su propio canal de televisión, radio o periódico, los políticos no podían ser menos. Veremos como llevan esta stuación los medios tradicionales.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.