Hace unos días estuve hablando por teléfono con Ana P. Alarcos, de La Información, acerca de los posibles planes de salida a bolsa de empresas representativas del mundo de las redes sociales como Facebook y Twitter, y el jueves pasado apareció esté artículo, “La bolsa, el nuevo tablero de juego de las redes sociales“, en el que se recogen algunas partes de la conversación.
Con una Facebook de uso prácticamente generalizado y una Twitter con ingresos procedentes del uso de sus flujos de datos por parte de empresas como Microsoft y Facebook, el fenómeno de las redes sociales simplemente espera a un momento adecuado para incorporarse a la economía real. En el caso de Facebook, la idea parece apuntar a la búsqueda de una estructura segmentada por acciones de dos tipos y una valoración relativamente conservadora que permita un comienzo al alza, que permitiría visualizar sensaciones de tangibilidad alejadas de la simple “euforia”. En el caso de Twitter, el trabajo de explicación es algo más complejo: las métricas de éxito de Twitter no son simplemente número de usuarios o páginas vistas, sino más bien número de usuarios activos, que permanecen conectados bien a través de aplicaciones o mediante una pestaña de su navegador, y que realmente contribuyen a alimentar ese flujo de datos que responde a la pregunta de “¿Qué está pasando?” por la que los buscadores están dispuestos a pagar. Al mismo tiempo, se apunta una búsqueda de modelos de publicidad no convencional para el año que viene, que muy posiblemente se apuntalarán sobre ideas de segmentación geográfica o conductual en función de los datos expresados por los usuarios.
En ambos casos hablamos de compañías que, por así decirlo, “saben lo que tienen”: posiciones enormemente sólidas en una web social que se está definiendo como el gran fenómeno del final de la década, capaz de cambiar la forma en que nos relacionamos con el mundo, con las noticias, con empresas o con otras personas. Un fenómeno que ya ha superado claramente todo asomo de duda sobre su expansión y viabilidad, pero al que aún le quedan algunas otras cosas por probar. Resultan interesantes a estas alturas las comparaciones con otros IPO anteriores: cuando Google salió a bolsa en Agosto de 2004, era ya una empresa consolidada y con ingresos. Salió a $85, cerró el primer día por encima de los $105, y llegó a estar en $715 en unos tres años. Ahora cotiza en torno a los $580. ¿Cuántos habrían invertido en Google de haber tenido entonces la oportunidad? ¿Cuántos invertirían en Facebook o en Twitter en caso de producirse en breve su salto a los mercados financieros?
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.