Facebook hace públicos los datos de peticiones de información recibidas por parte de gobiernos de todo el mundo: los Estados Unidos son el único país que no aparece con un dato preciso, sino con un rango, entre las once y las doce mil peticiones de datos referidas a entre veinte y veintiún mil usuarios, casi tantas como la suma de todo el resto de países del mundo.
GigaOM hace un muy buen trabajo de periodismo de datos mostrando en un formato manejable los datos de Facebook junto con los previamente publicados por Google, Twitter, Microsoft y Skype, y la imagen obtenida es escalofriante: los Estados Unidos lideran las peticiones de información en prácticamente todos los casos con amplísimos márgenes, solo superados por escaso margen por Turquía en el caso de peticiones hechas a Microsoft, y por el Reino Unido en el de las solicitudes de información formuladas a Skype.
Los datos mostrarían, por sí mismos, una situación merecedora de preocupación: un país en el que, comparativamente con el resto del mundo, existe un nivel de monitorización de la población a todas luces desmesurado. Un gobierno obsesionado con saber lo que sus ciudadanos escriben, lo que leen, con quién se comunican, de quién son amigos, por qué páginas navegan, por dónde se mueven físicamente, de qué hablan por teléfono… una diferencia tan sustancial es algo que merece muchos análisis, que demanda la necesidad de tumbar a todo un país en el diván del psicoanalista. Pero es que, además, esto es solo la punta del iceberg, la parte visible de una realidad muchísimo más dura: en estas listas aparecen, lógicamente, las peticiones de información realizadas de manera oficial por los gobiernos a las compañías. Sin embargo, las múltiples evidencias desveladas a partir de documentos filtrados por Edward Snowden permiten comprobar que esta actividad “oficial” supone tan solo una muy pequeña parte de la información recopilada, a la que debemos añadir la desmesurada maquinaria de la NSA norteamericana operando al margen de todo control, violando todo posible atisbo del derecho a la privacidad consagrado en la Constitución, y mintiendo incluso a los parlamentarios sobre la extensión de sus actividades de monitorización.
Un sistema de control desmesurado construido mediante los más avanzados desarrollos tecnológicos, en el país que posee el récord mundial de población encarcelada, y en el que la policía actúa prácticamente como un cuerpo militarizado. Un país con el que no se puede hacer negocios de manera segura, y que viola además todas las normas establecidas de convivencia internacional.
Desgraciadamente, es el momento de reajustar las percepciones que el resto del mundo tienen de los Estados Unidos. Viví en ese país cuatro maravillosos años, y no es en absoluto un país por el que sienta o haya sentido nunca ningún tipo de animadversión, más bien todo lo contrario. Nada ni nadie podía presagiar que la combinación de la psicosis provocada por el 11S y la popularización del uso de la red fuesen a convertir a ese país en lo que es ahora, evidenciado por el panorama que nos deja la era post-Snowden: un auténtico estado policial. Sin ningún tipo de paliativo.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.