A veces es bueno revisitar los enlaces recopilados en un tema determinado para poder visualizar la evolución del discurso asociado al mismo.
La mal llamada “piratería”, entendida como la muy necesaria adaptación de la gestión de los derechos de autor al medio digital, es uno de los temas que proporcionan una visión más radical en su evolución.
Una breve recopilación de noticias recientes nos llevan, por ejemplo, a leer cómo un actor, Kevin Spacey, afirmaba ayer que el principal factor de cara a la reducción de la piratería sería poner las películas en el mercado en múltiples formatos a la vez, en lugar de la tradicional y hoy en día absurda práctica de utilizar ventanas de explotación sucesivas en cine, vídeo, pay-per-view y televisión. Del “solo en cines”, al “consume como quieras”.
La afirmación sigue la línea avanzada desde hace ya muchos años por quienes afirmamos que los problemas de la industria de los contenidos están, en realidad, generados por la propia industria de los contenidos y su inadaptación al nuevo medio: son las propias estrategias de la industria las que provocan la generación de una escasez artificial que, en último término, supone el principal motivo que estimula la existencia de las descargas irregulares. Las descargas estaban, como muchos nos hartamos de decir en su momento, provocada por la propia industria, por sus esquemas caducos y por su dialéctica agresiva y sin sentido, y su solución no estaba en perseguir, criminalizar, insultar o cambiar leyes: estaba en que la industria evolucionase.
Descargas que, además, a pesar de toda la tinta que generaron en su momento, de todos los cambios legislativos absurdos e inútiles que determinaron y de todas las mentiras que tuvimos que escuchar procedentes de la industria, no dañan a las ventas de música, ni de libros, ni de nada. La evolución de la corriente de pensamiento en este sentido es clara y contundente: tras años de inútiles bloqueos, leyes escritas al dictado de la industria y esquemas progresivos de castigo, hoy sabemos que la tan traída y llevada “piratería” no solo no perjudica a la industria del entretenimiento, sino que además, el propio discurso está radicalmente pasado de moda: el único factor capaz de hacer disminuir las descargas irregulares ha sido el desarrollo de más y mejores alternativas para la descarga regular.
Las descargas como tales no van a desaparecer nunca, pero tampoco van a perjudicarte: siempre habrá un cierto porcentaje de personas que en ningún caso iban a gastarse dinero en acceder a tu producto que escogerán para ello un canal irregular, pero que precisamente por haberlo hecho pueden contribuir a dar difusión y a poner en valor el producto al que acceden. Ser líder en las listas de descargas es todo un triunfo, un reconocimiento mejor que cualquiera de los premios que la industria te puede otorgar, porque el verdadero problema no está en las descargas, sino en la oscuridad. Hoy, tras varios años de evolución del discurso, sabemos y podemos escuchar ya en boca de actores, directores, productores y revistas de la industria que el principal problema de los contenidos no es liderar las listas de descargas, sino no estar presentes en ellas.
Sí, han tenido que pasar catorce años desde Napster. Pero finalmente el discurso ha terminado por cambiar.
(Enlace a la entrada original - Licencia)
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