08 agosto 2013

El Estado de la vigilancia y la vuelta del péndulo

Image: Rasslava - 123RFJohn Lewis, uno de los congresistas más prestigiosos de los Estados Unidos, activista de los derechos civiles junto con Martin Luther King y una de las referencias morales de Barack Obama, que en tiempos llegó a referirse a él como “la conciencia del Congreso de los Estados Unidos”, se posiciona abiertamente en defensa de Edward Snowden y afirma que sus actos suponen una continuación de la tradición de la desobediencia civil, en línea con líderes como Henry David Thoreau o Gandhi.

La frase de Lewis no deja lugar a ninguna duda:

In keeping with the philosophy and the discipline of non-violence, in keeping with the teaching of Henry David Thoreau and people like Gandhi and others, if you believe something that is not right, something is unjust, and you are willing to defy customs, traditions, bad laws, then you have a conscience. You have a right to defy those laws and be willing to pay the price.

(En consonancia con la filosofía y la disciplina de la no violencia, de acuerdo con las enseñanzas de Henry David Thoreau y gente como Gandhi y otros, cuando crees que algo no está bien, que algo es injusto, y está dispuesto por ello a desafiar costumbres, tradiciones y leyes mal hechas, es cuando demuestras tener una conciencia. Tienes derecho a desafiar esas leyes, y estar preparado para pagar un precio por ello.)

Con sus manifestaciones, Lewis se une a un cada vez más nutrido grupo de parlamentarios norteamericanos de distinto signo que se posicionan claramente en contra de la doctrina oficial de “libertad versus seguridad”: políticos como el demócrata Ron Wyden, que lleva ya desde el año 2011 alertando contra los excesos de la vigilancia de la NSA y otras agencias gubernamentales y que forma parte, junto con el también demócrata y crítico Mark Udall, del Comité de Inteligencia del Senado, o como el joven republicano Daniel Zolnikov, del Senado de Montana, que el pasado abril propuso una ley que obligase a la policía o a cualquier entidad gubernamental a obtener una orden judicial para acceder a los datos de geolocalización del teléfono móvil de un ciudadano, y que se pretende llegar a tener en los Estados Unidos una legislación para la defensa de la privacidad comparable a la que existe en países como Alemania.

La ajustada victoria de los partidarios de mantener el espionaje masivo (205 – 217), provocada fundamentalmente por la importantísima actividad de lobbying y las fuertes donaciones de la industria que abastece la loca carrera tecnológica de la NSA, es parte de un movimiento pendular que, iniciado por las revelaciones de Snowden, no ha terminado de moverse aún. Manifestaciones públicas, creciente malestar en los miembros del Congreso que ven cómo les son denegadas sus peticiones de información o directamente se les miente, e incluso una petición muy bien fundamentada y con creciente apoyo para otorgar el Premio Nobel de la Paz a Bradley Manning y Robert Snowden, que supondría una bofetada en la cara de los Estados Unidos idéntica a la recibida por varios gobiernos totalitarios que han visto premiados a activistas opositores.

El péndulo de la opinión pública parece estar oscilando. Defender el espionaje masivo en pro de la seguridad está dejando de ser una opción razonable, para convertirse en la dialéctica de los ignorantes, de los incultos y de los cortos de miras. Y eso que aún no lo sabemos todo. En los próximos días viene mucho más



(Enlace a la entrada original - Licencia)

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