¿Estamos preparados para esto?

Pantallas en tiendas y escaparates con cámaras que te espían, deducen tus características, y te ponen un anuncio u otro en función de lo que son capaces de averiguar. Un dispositivo que inspecciona cuántas personas están ante la pantalla y algunas de sus características, como edad aproximada y sexo, y trata de ajustar el impacto publicitario en función de la información capturada.

Como en Minority Report, esa película teóricamente de ciencia-ficción, pero muchos de cuyos detalles tecnológicos ya hemos visto convertirse en realidad: Tesco está desplegando un sistema, Optimeyes, en asociación con Amscreen y Quividi, en las tiendas de más de 450 estaciones de servicio británicas, que trata de asegurar la relevancia de las impresiones publicitarias servidas en sus dispositivos en función del perfilado demográfico de quien está delante de su pantalla.

Antes de disparar las alarmas, estudiemos la tecnología en cuestión: hablamos de una caracterización instantánea, basada en lo que la cámara del dispositivo es capaz de percibir, llevada a cabo en tiempo real, sin recurrir a ningún tipo de base de datos, y sin almacenar lo que registran posteriormente. Es decir: no hablamos de “vaya, veo en mi base de datos que este que está aquí delante es Enrique Dans, le voy a poner el anuncio que creo que le interesa y a partir de ahora le perseguiré por todas las pantallas con anuncios similares pensados para él”, sino simplemente “esto que hay aquí delante es un tipo alto, presumiblemente de sexo masculino y entre 40 y 50 años, vamos a ponerle un anuncio que se ajuste a ese demográfico”.

En efecto, no es tan alarmante como parece. Nada, después de todo, que no se esté haciendo ya en las pantallas de nuestros ordenadores a todas horas – siempre que no bloquees la publicidad. Sin embargo, el despliegue de esta tecnología evoca varias preguntas que me parecen interesantes: la primera, ¿estamos realmente preparados para que los objetos inanimados nos espíen y traten de averiguar nuestras características? Ya tenemos maniquíes y estanterías en tiendas que recaban información sobre sus visitantes, siguen su mirada o compilan analíticas, además de infinidad de cámaras en las calles, en las carreteras… cada día más, todos los pasos que damos están siendo cuidadosamente escrutados por alguien que intenta mejorar la eficiencia o maximizar el alcance de algo. La segunda pregunta es, básicamente, cuánto tiempo falta para que en lugar de capturar simplemente esos datos, la cámara realmente conecte con una base de datos en la que esté nuestro nombre y ficha completa obtenida de cualquiera de las redes sociales que utilizamos, y el círculo de Minority Report se complete. La tecnología para hacerlo está ya perfectamente disponible: si Tesco no lo hace, presumiblemente, será porque considera que el desarrollo de la percepción de este tipo de tecnologías es aún muy escaso, y que por tanto, podrían resultar de alguna manera alarmantes. Pero seguramente, visto lo visto, estén en su hoja de ruta, y este primer estadio de madurez sea únicamente una manera de buscar una progresión en la aceptación social.

Desde un punto de vista del más estricto fatalismo tecnológico, diríamos que “es lo que hay, la tecnología permite hacerlo, y si no te gusta, te vas a tener que ir a vivir al campo”. O aludiríamos a una deriva generacional que lleva a pensar que eso que a algunos les puede parecer alarmante, es algo que a sus hijos les parecerá perfectamente normal y básicamente “parte del panorama”. Pero, en una pregunta absurda porque nadie realmente formula y nadie está de verdad al otro lado para contestar… ¿es realmente esta una deriva que, como sociedad, queramos tomar?

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