Diseñar interfaces para el manejo de terminales móviles no es una tarea sencilla. Durante mucho tiempo, los BlackBerry se manejaban con una rueda lateral, una trackwheel con capacidad de movimiendo unidimensional (hacia arriba o hacia abajo) y de hundirse para seleccionar, además de combinarse con determinadas teclas para otras funciones. Se manejaba con el pulgar y resultaba sencillísimo acostumbrarse a ella, pero obligaba a un paso secuencial por todos los elementos de una página hasta llegar al deseado, además de provocar una posición antinatural en la articulación del pulgar que era susceptible de generar el llamado BlackBerry thumb o trigger finger, una lesión postural derivada del uso excesivo. Aún así, la trackwheel tenía legiones de fans: he conocido a bastantes personas que continuaron durante mucho tiempo usando dispositivos antiguos por no perder su querida ruedita lateral.
La evolución de la trackwheel fue la trackball, conocida como Pearl, un dispositivo en forma de esfera traslúcida situado en el medio del dispositivo, a modo de ratón invertido. Era el dispositivo perfecto para un mundo perfecto: funcionaba bien, permitía un movimiento bidimensional y un clic para señalar, y solucionaba el problema postural de su antecesora. El problema era, claro, que el mundo no es perfecto: la grasa de las manos y el polvo de los bolsillos terminaban aliándose para que la perla fuese perdiendo prestaciones. Al principio lo solucionabas frotando vigorosamente la BlackBerry invertida sobre un trapo húmedo, pero al cabo de un tiempo, acababa feneciendo en un proceso que solía resultar bastante desesperante. Ahora, RIM presenta un nuevo dispositivo, el trackpad: un cuadradillo de esquinas redondeadas que permite manejar el puntero simplemente desplazando el dedo sobre él para provocar una inclinación, y seleccionar mediante un clic. En principio, tiene muy buena pinta: la única diferencia con respecto a la perla es que genera un desplazamiento mucho más rápido, aunque se puede regular en el menú correspondiente. Pero sirve a su función verdaderamente bien, y parece más resistente a polvo y humedad que el dispositivo anterior, aunque ésto es algo que solo el tiempo y el uso continuado podrán demostrar.
La gran disyuntiva sigue estando entre este tipo de dispositivos señaladores y las pantallas táctiles completas. El ensayo de RIM con la pantalla táctil de la Storm no parece haber ido demasiado bien a juzgar por lo que he leído al respecto, y mi impresión como usuario habitual de iPod Touch sigue siendo que en ningún caso escribo igual en un teclado sin fronteras físicas entre las teclas que en uno físico: en un teclado físico como el de la BlackBerry escribo sistemáticamente más rápido, infinitamente más cómodo y con muchos menos errores, además de poder escribir fácilmente con una sola mano. No tengo problemas con un teclado táctil en un dispositivo no pensado para la movilidad intensa, he sido muchos años usuario de Tablet PC, pero mi experiencia en movilidad es que escribir en la BlackBerry no me genera ninguna pereza, mientras que hacerlo en el iPod Touch sí… aunque por supuesto, como para todo, para gustos existen colores. Por el momento, el trackpad me ha gustado: prácticamente no noto el cambio con respecto a la perla. No he tocado la configuración, de manera que tengo la impresión de que me muevo más rápido por la pantalla, y sin problemas de precisión. A pesar de estar basada en un dispositivo físico con un funcionamiento radicalmente distinto, no es una innovación rupturista, sino continuista: se siente igual, y simplemente mejora – o cabe esperar que lo haga – problemas derivados del uso habitual del dispositivo anterior.
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