La cosa llevaba ya tiempo dando que hablar: un mercado basado en casi regalar las impresoras para luego vender el suministro de tinta podría dar lugar a conflictos de intereses importantes, algunos de ellos llegando a vulnerar las más elementales normas del sentido común. Se habló de impresoras de inyección que desperdiciaban intencionadamente tinta y la vertían en un papel absorbente en su base, de forzar a los usuarios a gastar tinta en inútiles páginas de prueba cada vez que se cambiaba el cartucho, y de infinidad de trucos más. Pero la última técnica, descubierta y documentada por Farhad Manjoo y publicada posteriormente en “Take That, Stupid Printer!“ va mucho más allá, hasta el punto de poder calificarse de puro fraude, y ha sido recogido ya por sitios como Boing Boing o Digg: cartuchos de toner o de tinta programados para un número determinado de usos, y que posteriormente envían al ordenador la señal de “tinta agotada”, obligando al usuario a insertar uno nuevo y a tirar un cartucho todavía parcialmente lleno de tóner o tinta.
El tema viene de lejos, había sido documentado ya en foros de usuarios y hasta objeto de demandas colectivas contra empresas como Epson, pero es ahora cuando pasa a adquirir su verdadera trascendencia. La impresora que ilustra el caso, una Brother HL 2040, es un modelo relativamente barato en blanco y negro: tras dejar de imprimir de manera súbita y pedir el cambio de cartucho, su propietario googleó el modelo en busca de soluciones, y se encontró un sitio, Fixyourownprinter.com, en el que otro usuario, OpressedPrinterUser, proponía bloquear con cinta adhesiva un sensor situado en el cartucho para solucionar el problema, al hacer pensar a la impresora que se había insertado un nuevo cartucho. En algunos casos, el truco podía hacer que el usuario continuase utilizando su impresora durante varios miles de páginas más, demostrando un efecto perverso de mercado: una empresa engañando directamente a sus usuarios sin ningún tipo de justificación más allá de obtener un beneficio mayor. Por mucho que pueda existir una cierta posibilidad de daño al mecanismo de la impresora al intentar utilizarla cuando la tinta se ha agotado del todo, el usuario puede detectarlo por la falta de calidad en las copias, y el margen de seguridad nunca debería ser tan exorbitante. En el caso de impresoras de uso corporativo, la diferencia en costes de mantenimiento puede ser, sin duda, más que notable.
La noticia ilustra los efectos de la difusión de la información en los mercados: antes de Internet, este tipo de trucos podían pasar de un usuario a otro a manera más o menos discreta; en un mercado tan fragmentado como el de las impresoras, posiblemente ni eso. Ahora, una cuestión de este tipo lleva a una rápida difusión de la noticia, a sitios dedicados a informar a los usuarios, a un clima de sospecha permanente cada vez que tu impresora, sea de la marca que sea, se queda sin tinta, y posiblemente hasta a denuncias colectivas de usuarios que más que demandar una restitución económica, protestan por una afrenta a su dignidad e inteligencia. Un consumidor más informado es, simplemente, un consumidor más difícil de engañar.
Por el momento, y aunque sea solo por una cuestión de higiene, puede ser recomendable meterse en foros como Fixyourownprinter o en un buscador, y echar un ojo a lo que cuentan sobre tu modelo de impresora. Por eso del qué dirán…
(Enlace a la entrada original - Licencia)
0 comentarios:
Publicar un comentario
ATENCIÓN: Google ha metido en Blogger un sistema antispam automático que clasifica como spam casi lo que le da la gana y que no se puede desactivar.
Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.