Hoy toca fobias: la publicación de la memoria anual de Microsoft, en la que habla del open source como de una serie de “aprovechados que copian a la compañía” y que suponen una gran amenaza para la misma me trae a la cabeza a aquel “hombre desactualizado” del anuncio, a la persona que nunca pudo cambiar de siglo: Steve Ballmer.
La palabra es “triste”. Resulta profundamente triste ver a la empresa que construyó su imperio copiando de manera palmaria y evidente las interfaces y metáforas visuales de otras desde la época del CP/M, el Xerox GUI, Apple, WordPerfect o Lotus 1,2,3 (y que, de hecho, aún lo sigue haciendo); quejándose amargamente de que las comunidades de diseño del mundo del código abierto no invierten en investigación, copian sus diseños, e imitan la funcionalidad de sus productos sin tener que soportar los costes de investigación y desarrollo que Microsoft sí tiene que afrontar. En la mentalidad de Microsoft, todo el enorme ecosistema actualmente existente de empresas de open source no son más que un puñado de free-riders que no invierten nada en investigación y en su lugar se aprovechan de las patentes y copyrights que Microsoft se ve obligada a compartir en términos que no reflejan su valor de mercado ni permiten proteger su propiedad intelectual, creando productos similares que regalan para enriquecerse posteriomente con servicios asociados a los mismos.
La lectura cuidadosa de la memoria anual de Microsoft es un triste jarro de agua fría para todos los que en algún momento pensamos que la mentalidad de la compañía podría cambiar en el futuro y evolucionar de acuerdo a los tiempos: esta sigue siendo, como comenta Matt Asay en su “Open Road”, la empresa resumida en frases de Steve Ballmer como “Open source won’t pay our bills” o “free software means no free soda for Microsoft employees”. El texto de la memoria es una auténtica confesión pública de ignorancia sobre cómo afrontar el futuro, de incapacidad para la adaptación. Está claro: cada compañía tiene el CEO y el futuro que se merece.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.