20 octubre 2011

La paradoja del lector de feeds

Google anuncia algunos cambios en Reader, uno de esos productos que parece tener como “sin pena ni gloria”. Reader es, sin duda, la aplicación en la que paso más tiempo de todas las que utilizo, y a la que más partido le extraigo. Para mí es la herramienta que más ha sublimado el concepto de lector de feeds y que mejor balancea prestaciones con complejidad: en Reader leo la gran mayoría de las noticias que consumo, tanto en los feeds a los que estoy suscrito como en los elementos compartidos por las personas que sigo. En Reader selecciono y recopilo aquellas cosas que me han interesado o que me llaman la atención para plantearme escribir sobre ello.  Hay más de setecientas personas suscritas a mis elementos compartidos de Reader.  Desde Reader reenvío noticias a muchos amigos y conocidos cuando me encuentro cosas que les pueden interesar a ellos, y con las estadísticas de Reader llevo a cabo treas de mantenimiento y periódicamente afino mi lista de suscripciones para mantener aquellas que me proporcionan valor añadido, una tarea que considero fundamental para un académico.

En mis compartidos de Reader hay varias decenas de miles de noticias que he ido seleccionando desde que empecé a utilizarlo, y prácticamente todos los días utilizo su búsqueda restringida a Shared items o Read items para esa tarea tan habitual para mí de localizar el sitio donde leí algo en concreto. Finalmente, y dado que cada vez más llego a noticias interesantes no necesariamente a través de Reader, sino a través de sitios como Twitter y similares, utilizo con gran asiduidad el botón de Note in Reader para añadir esas referencias a mis compartidos (y por tanto a mi repositorio). Mucho, mucho uso. Sin duda, Reader tiene un papel central en mi gestión de la información.

Me siento con los lectores de feeds como esa persona que tiene un martillo, lo sabe utilizar muy bien, y por tanto, intenta arreglarlo todo con su martillo, como si todo lo que se le pusiese delante fuese un clavo. En mi mentalidad, Reader sería una herramienta ideal para cualquier persona que dedique un cierto tiempo a leer prensa o a intentar mantenerse informado de algún tema: la tarea de seleccionar feeds es simple, hoy casi todo genera un feed, y la ganancia de eficiencia como herramienta de hojeado de titulares me parece exponencial. En una empresa, Reader me parecería una manera ideal de compartir noticias de interés corporativo o incluso de comentarlas a modo “maquina de café virtual”, un buen complemento a esas intranets apolilladas a las que casi ninguna empresa saca partido. Sin embargo, Reader y los lectores de feeds en general son para mí una enorme paradoja: siendo profesor como soy, detecto muy habitualmente por múltiples vías la adopción por parte de los alumnos de muchas de las herramientas de las que hablo en clase… y Reader es con la que tengo la impresión de tener menos éxito.

¿Por qué el usuario medio no percibe la propuesta de valor de sistematizar su acceso a la información y organizar mínimamente, con una relación coste/beneficio bajísima, la información que ha leído? Llevo más de nueve años usando sistemática y diariamente un lector de feeds, antes de Reader fue Bloglines, y soy completamente incapaz de entender la paradoja de su escasa adopción. ¿Qué le sobra o que le falta a los lectores de feeds para pasar de ser una herramienta que usan únicamente usuarios de perfil avanzado, y consolidar su uso como herramienta general?

(Enlace a la entrada original - Licencia)

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