Más de setecientos arrestos en el puente de Brooklyn, al permitir la policía el paso a los manifestantes a través de la calzada para después detenerlos por interrumpir el tráfico.
Resulta interesante comparar la evolución de las protestas neoyorquinas con sus precedentes en la Puerta del Sol de Madrid: en la capital española, la acampada fue precedida por una marcha el 15 de mayo con un carácter marcadamente inclusivo: personas de múltiples ideologías, de muy diferentes rangos de edad y con estéticas de todo tipo. A partir de ahí, la acampada que surge de manera completamente espontánea se convirtió en un subconjunto que algunos consideraron en algún sentido “excluyente” y en una retahíla de descalificaciones alentadas por determinados medios (nunca vi tantas veces repetido el término “perroflauta”) que lograron convertir esa imagen en un tópico que aún permanece. En ese sentido, la evolución fue claramente de más a menos: quienes no se sentían representados por los acampados decidieron que la manera de responder a las descalificaciones no era uniéndose al movimiento para que hubiese también personas como ellos y fuese así más representativo, sino aislarlo y unirse a las críticas. En vez de contribuir a diluir ese componente que supuestamente no les gustaba, decidieron contribuir a concentrarlo con su autoexclusión.
En Nueva York está siendo exactamente al contrario. Los primeros días de acampada en Wall Street y en el vecino Zuccotti Park estuvieron caracterizados por un componente de personas que muchos podrían considerar poco representativo: un observador de cierto prestigio como Tim O’Reilly lo definió como una decepción, porque había “poca gente” y “la gente equivocada”.
It was a bit of a disappointment, for a number of reasons. First, there were only a few hundred people there (one of the organizers told me they peaked out at around a thousand on the weekend). Second, the people who were there were the wrong people.
La evolución desde esa protesta inicial está, en cambio, siendo claramente diferente: tras la convocatoria inicial por parte del colectivo AdBusters y los primeros desalojos que redundaron en protestas generalizadas y en el no deseado salto a la fama de un policía, Anthony Bologna, por su marcada fijación con el spray irritante, OccupyWallStreet está creciendo notablemente, pasando a un enfoque más general, y recibiendo un número cada vez mayor de apoyos de colectivos activistas que nada tenían que ver con la protesta original, pero que están contribuyendo notablemente a su extensión. Una evolución que va claramente de menos a más. Tras las detenciones masivas de anoche, la intensidad podría subir todavía más.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.