14 mayo 2013

Farmacéuticas, política, red y transparencia

Limpiando el cristalEn los Estados Unidos, una ley ha obligado a las compañías farmacéuticas a revelar todas las cantidades y conceptos pagados a médicos. Quince de ellas lo han hecho ya, y ProPublica se ha tomado el trabajo de recoger esa información que se encontraba en varios casos en formatos difíciles de analizar, organizarla en una base de datos completa, y presentarla de manera que cualquiera puede acudir a su página Dollars for Docs, introducir el nombre de un médico, y ver cuánto ha ingresado procedente de esas compañías y en qué conceptos.

La consulta de la base de datos resulta reveladora en muchos sentidos. Puedo ver cómo la pediatra de mi hija de cuando vivíamos en Los Ángeles nunca ha recibido nada, mientras que el alergólogo de mi mujer, por ejemplo, ha cobrado entre 2009 y 2012 más de cien mil dólares en conceptos como conferencias, consultoría y viajes de compañías como GlaxoSmithKline, Cephalon, Merck o AstraZeneca. Podría contrastar los medicamentos que habitualmente receta para comprobar posibles influencias, o simplemente pensar hasta qué punto es malo (o bueno, o sospechoso, o lo que quiera pensar del tema) que un profesional de la medicina mantenga una actividad consultora y como conferenciante a ese nivel. Podemos ver, tambien, las prácticas de las empresas del sector: varias docenas de compañías no han revelado aún esa información a pesar de haber sido requeridas, mientras que otras lo han hecho en formatos imposibles o complicados de analizar. Algunas han creado compañías destinadas a proporcionar educación a médicos, que al ser independientes no revelan los pagos que hacen a los facultativos que contratan como profesores, mientras que otras dan de alta pagos a un supuesto médico llamado Dont Knw en California, a otro que vive en Anywhere, Ill; o a uno situado en Anytown, Texas. Por no citar casos que aparecen sin apellido, o con iniciales, o… no, la transparencia absoluta es probablemente imposible de alcanzar. Pero al menos, se ve que, aunque cueste, se intenta.

Mientras, no deja de pasárseme por la cabeza lo importantísima que resulta esa transparencia, y lo tristes que son las cosas en el país en que vivo. El nivel de transparencia que se intenta alcanzar en los Estados Unidos con las farmacéuticas (a partir de agosto de este año, todos esos datos se publicarán de manera regular en una página web gubernamental) me provoca auténtica vergüenza cuando lo comparo con nuestro país y con la actividad política. Vivo en un país en el que los mismos políticos que aprueban una ley de financiación para sus partidos, la incumplen luego mediante algo tan burdo como fraccionar las donaciones en pagos más pequeños, mientras se hace perfectamente posible comprobar con evidencias qué es exactamente lo que esas compañías compraban mediante esas prácticas. Y no pasa nada, ni a quien recibe, ni a quien incumple objetivamente la ley para entregar. Nadie se avergüenza lo más mínimo, se ve como algo completamente natural. Los políticos se compran con tanta naturalidad como quien se compra un refresco cuando tiene calor, y no pasa nunca nada. Me recuerda aquellos años en los que había hasta quien presumía de cuánto engañaba a Hacienda.

¿Ley de transparencia? Aquí, parece que debemos conformarnos con una ley de transparencia que no reconoce el derecho de acceso a la información como un derecho fundamental, que no incluye a todas las instituciones públicas, que excluye la información auxiliar (notas, borradores, opiniones, resúmenes, comunicaciones e informes internos de órganos o entidades administrativas) imprescindible para entender y seguir el proceso de toma de decisiones, que no acaba con el silencio administrativo, y que no cuenta con algo tan obvio como un organismo de supervisión independiente que no sea juez y parte a la hora de decidir sobre un conflicto. Cosas tan evidentes, que provoca auténtico miedo pensar en qué es lo que pretenden con una ley tan escasa aquellos que la han diseñado y presentado.

La red está para hacer las cosas transparentes. Para limpiar los cristales. Para eliminar la mugre. Esa mugre que en este país tenemos que oler cada vez que nos sentamos a leer la prensa, día sí y día también, esa mugre que lo desgasta todo, hasta las ganas de ponerse a hacer cualquier cosa. Para alcanzar una mínima demanda de transparencia, parece que vamos a tener que dejar pasar al menos una generación…



(Enlace a la entrada original - Licencia)

0 comentarios:

Publicar un comentario

ATENCIÓN: Google ha metido en Blogger un sistema antispam automático que clasifica como spam casi lo que le da la gana y que no se puede desactivar.

Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.