Jose Manuel Sánchez, de ABC, me llamó para hablar acerca de los códigos QR, y ayer domingo publicó algunas de mis impresiones en su artículo titulado “Códigos QR: lo que pudo ser y no fue” (ver en pdf).
Le dije básicamente lo que pienso de ellos: que su nivel de uso es nulo, que la gente que afirma haber escaneado uno alguna vez lo ha hecho fundamentalmente por la tontería de “a ver esto de qué va”, que muchísimos usuarios no tienen ni idea de qué hacer con ellos ni tienen instalada ninguna aplicación para leerlos, y que cuando lo hacen, se quedan con cara de “ah, ¿y era esto?”.
El uso del código QR en aplicaciones para el consumidor, como ya he comentado en otras ocasiones, no suele ir más allá de una tontería de lo menos práctica, supuestamente destinada a proporcionar a quien los usa una cierta apariencia de modernidad. Cada vez menos, porque lógicamente, los que de verdad saben un poco de estas cosas ya saben que los códigos QR son, en realidad, un fracaso, y que su uso tiene más bien poco sentido. Existen hoy muchas mejores maneras de intentar la conversión del medio impreso a la web que pedir al usuario que coja la cámara, haga una foto o enfoque al código, haya instalado una aplicación que muchos usuarios ni tienen (ni quieren tener) instalada, y lean un cuadradito lleno de puntos. Simplemente, no es un uso natural ni cómodo. Y no, no se trata de que vayan a ser sustituidos por un NFC que no está ni mucho menos aquí todavía… se trata simplemente de que ese uso de “te llevo a no-sé-donde en la web” no es necesario, y que la idea de “qué moderno soy, que tengo un código QR” se ha encontrado con “puse códigos QR, y no los escaneó ni Blas”.
Los códigos QR podrán tener seguramente una cierta vida en aplicaciones de control de stocks y almacenes en entornos industriales, pero francamente, sigo sin ver su uso a nivel de consumidor final.
(Enlace a la entrada original - Licencia)
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.