A dos días ya del anunciado cierre de Google Reader, vemos cómo una legión de competidores buscan ocupar el trono abandonado por una compañía que decidió poner a sus usuarios en el último lugar de sus prioridades: las mejores comparativas de servicios alternativos las he encontrado en Wired, TidBITS y Marketing Land (con una tabla comparativa aquí). Además de Feedly, que se apunta como el heredero más directo y exitoso tras cortar ya completamente su dependencia de Google (ya únicamente utiliza su sistema de login, pero ha migrado todo a su propia nube) y mostrar una capacidad impresionante para entender y dialogar con sus usuarios, tenemos el debut de Digg, la beta de AOL, un proyecto de Facebook, la integración de Pulse con LinkedIn, y otros candidatos ya conocidos y comentados como Newsblur, The Old Reader, Bloglines, FeedReader, NetNewsWire o NewsIsFree. Además, está el espacio de los que siguen la metáfora revista, con posibilidades como Flipboard, Zite, Taptu o Google Currents - si te fías de que Google no lo vaya a cerrar también el día menos pensado.
Pero las grandes preguntas siguen siendo las mismas: ¿qué lleva a Google a cerrar de manera tan absurda e inexplicable un espacio que, de hecho, genera tanto interés en tantos competidores? ¿Por qué mantuvo Google a Reader viviendo en precario durante tantos años para terminar simplemente desmontándolo, con el impacto que esto ha supuesto sobre su imagen de marca? ¿Por qué no intentó siquiera ninguna de las muchas posibles vías que habrían permitido convertir a Reader en un producto rentable? Recientemente tuve oportunidad de hablar del tema con personas de la compañía, y la respuesta fue de todo menos clara. Además de encontrarme con googlers que utilizaban Reader y no compartían la decisión del cierre (y mucho menos la forma en la que fue comunicada), surgieron temas como que el producto no cumplía con los estándares de seguridad que Google demandaba, y que adaptarlo habría supuesto un trabajo de rediseño casi total. Respuestas muy poco claras y mucho menos concluyentes, que no hacen más que seguir planteando el interrogante. Mientras otros se disputan ahora la atención de un segmento de usuarios que puede no ser enorme pero sí interesante por su composición, Google sencillamente echa el cierre y se va, tras etiquetarse a sí misma como una empresa en cuyos productos los usuarios no debemos confiar.
Contrariamente a lo que parecen pensar en Google, yo soy un absoluto convencido de que los lectores de feeds tienen un futuro brillantísimo. Tanto, que posiblemente estemos hablando de un futuro problema entre los prestadores de este tipo de servicio y los que los alimentan con sus noticias: el usuario de un lector de feeds consulta más fuentes, lleva a cabo una lectura mucho más eficiente, pasa la vista por muchos más titulares, pero indudablemente, permanece menos tiempo en las páginas de la publicación, lo que determina menores ingresos publicitarios. Quien usa un lector de feeds solo acude a las publicaciones si estas publican feeds incompletos y tiene interés en una noticia en concreto, si tiene un interés especial por verla en su maquetación original, o si quiere tener un papel más activo, por ejemplo, comentando. Eso podría predecir un futuro en el que algunas publicaciones adopten un papel más restrictivo con respecto a sus noticias, bien publicando feeds más restringidos o simplemente eliminándolos por completo, algo que puede haber evocado en Google el miedo a repetir otra batalla importante: lo sucedido en torno a Google News.
Si algo tengo claro es que la tendencia es a leer un número mayor de fuentes, y que ese comportamiento termina por conllevar la adopción de una herramienta que permita llevar a cabo esa tarea de una manera más ordenada y práctica. Para mí, que Google se retire de un escenario que podría haber contribuido muchísimo a popularizar productos tan centrales para la compañía como Google+, que ahora cumple sus dos años de existencia, es sencillamente inexplicable. Dentro de un tiempo, Google presentará algún tipo de lector de noticias siguiendo una estrategia similar a la adoptada por LinkedIn con Pulse, y veremos cómo, de manera seguramente tácita, asume lo que fue en su momento un ERROR.
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ATENCIÓN: Google ha metido en Blogger un sistema antispam automático que clasifica como spam casi lo que le da la gana y que no se puede desactivar.
Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.