03 junio 2013

Donde la democracia pierde su nombre

Erdogan dictatorLas reacciones ante el fenómeno de las redes sociales se están convirtiendo en una de las mejores maneras de caracterizar a un dictador, en una especie de “prueba del nueve”. Atención a la frase:

Ahora existe una amenaza llamada Twitter. Allí se pueden encontrar los mejores ejemplos de mentiras. Para mí, los medios sociales son la peor amenaza para la sociedad”

Recep Tayyip Erdoğan, Primer Ministro de Turquía

Una frase que enciende todas las alarmas del sentido común, y que permite entender claramente la situación que se está viviendo estos últimos días en Estambul, donde la policía se dedica a arremeter salvajemente contra manifestantes congregados en una protesta completamente pacífica, a quemar sus tiendas de campaña, a atacarlos con gases lacrimógenos y a intentar ejercer sobre todo ello un fortísimo bloqueo informativo. No hay más que comparar la emisión de las televisiones: a la misma hora que la CNN internacional emite la señal en directo de las protestas desde Gezi Park, la CNN turca emite… un documental de pingüinos.

Copio y pego fragmentos de mensajes de algunos de mis ex-alumnos turcos en Estambul con los que estoy en contacto:

Yes, it is getting bigger and horrible. This is a true uprising of Turkish people against the oppressing government which started as a small protest in order to protect the park and restrain an establishment of a shopping mall here. But it turned into a chaos with the bunch of policemen burning the tents and spraying with tear gas in the park where the protestors were sleeping. On the other hand, the anger of these people (now there are thousands of people outside and in other cities) is not new. It is an accumulation since the ruling party came to power. They separate the society as ‘you’ and ‘we’ and show no respect to different opinions.

Si algo caracteriza a un dictador es la incapacidad para comprender el cambio que suponen los medios sociales, la disfuncionalidad que supone ver a tu pueblo como a un enemigo contra el que tienes que defenderte, al que debes combatir, al que tienes que hurtar la información. No, el hecho de que tu mandato provenga de unas elecciones supuestamente libres no te legitima para hacer cualquier cosa en nombre de la mayoría que te votó, ni a tratar a los ciudadanos de tu país – te hayan votado o no – como a enemigos, ni a  descalificar o minimizar las protestas que expresan a través de las redes sociales – ellos, tus ciudadanos, no esos “enemigos de la patria” que te imaginas en tus sueños calenturientos – como si fueran “la peor amenaza para la sociedad”.  Desde Estambul están intentando hacer llegar a la Casa Blanca una petición de condena diplomática, difícil porque depende en principio del número de inmigrantes turcos en los Estados Unidos, pero veremos su evolución.

No, no hablamos de un gobierno electo y democrático reprimiendo (brutalmente) a unos alborotadores. Ya no. Hablamos de la democracia perdiendo su nombre. Nunca se sabe de dónde puede llegar la espoleta que hace detonar la situación. En este caso, ha sido la protesta pacífica que pretendía evitar la destrucción de una de las pocas zonas verdes de Estambul con el fin de albergar un centro comercial, en otros países fueron otros sucesos. Pero los elementos comunes en las reacciones de los dirigentes son lo que cuentan, lo que claramente caracteriza a este tipo de situaciones, a este tipo de personajes: bloqueo informativo, censura, abusos policiales… y odio a unas redes sociales que, tozudamente, escapan a su control.



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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.