Ayer respondí en un rato perdido y desde el móvil a una pregunta a través de Twitter de Óscar Delgado, y hoy me encuentro con que ese tweet mío aparece citado en un artículo en 360 grados titulado “El hashtag ha llegado a Facebook, ¿y ahora qué?“. La verdad es que es interesante este formato de la “twitt-entrevista”, creo que es la primera vez que me pasa :-)
A lo que iba, pero sin la limitación de los 140 caracteres: el despliegue de hashtags en Facebook me parece un movimiento defensivo: la red social no podía quedarse fuera de ese movimiento que podríamos llamar “la tematización de la conversación”: cada vez más, todos los eventos mínimamente noticiables a cualquier escala están pasando a tener un hashtag, o término relativamente “único” que permite localizarlos en la red. Para una función que, en realidad, nació de los usuarios de Twitter y la compañía simplemente adoptó como quien adopta una sugerencia externa, no es un mal recorrido.
Un clic en un hashtag ofrece un filtro instantáneo que permite acceder a todo lo que se está diciendo sobre un tema en una red determinada, y cada vez más, incluso, permite seguirlo a través de redes múltiples. Para Facebook, perder ese tipo de tráfico que accede vía hashtag y que está ya pre-segmentado en función de su interés es algo que tiene poco sentido, porque son páginas muy “sazonables” con publicidad segmentada en función del interés, una segmentación que sin duda puede ser muy del agrado de muchos anunciantes. Por tanto, que Facebook permanezca fuera del fenómeno hashtag es, sencillamente, perder dinero.
El problema, en cualquier caso, es el carácter de Facebook, esa estructura de privacidades completamente asimétricas. En una red como Twitter, los resultados que el hashtag extrae al hacer su búsqueda corresponden a lo que dice la inmensa mayoría de los usuarios (el porcentaje de cuentas que twittean en cerrado es sumamente bajo), y las conversaciones fluyen de una manera natural. En Facebook, en cambio, se introduce un filtro adicional constituido por la intersección de los contenidos del hashtag con nuestro plano social, lo que da lugar a una enumeración de actualizaciones ordenadas cronológicamente, pero en la que faltan todas aquellas que emitieron personas que no están en mi red. El seguimiento de esas conversaciones, por tanto, se vuelve inviable: puedo ver “cosas que se dicen”, como quien pilla palabras o frases sueltas en una conversación, pero difícilmente podré tener una imagen correcta de esa conversación. La inclusión de hashtags, en principio, no afecta a los ajustes de privacidad: tus actualizaciones seguirán siendo públicas o privadas en función de tu decisión.
El otro dato que Facebook sí puede generar es el dato agrupado resultante de contabilizar todos los hashtags, lo que supone obtener lo que en Twitter llamaríamos un “trending topic”, o analíticas vinculadas a la conversación que los anunciantes sin duda agradecerán. Un paso más en la determinación de algoritmos de relevancia, algo que tiene potencialmente mucho valor. Como tal, me parece un movimiento razonable. El funcionamiento y la popularización de la herramienta… ya la veremos.
(Enlace a la entrada original - Licencia)
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.