La introducción progresiva de la rediseñada bandeja de entrada de Gmail está dejando un resultado casi inmediatamente tangible: la degradación en la prioridad de los correos comerciales, de redes sociales, o procedentes de listas de distribución.
Desde hace unos días tengo activa también la contrapartida de este nuevo diseño en mi móvil, y la sensación de control se ha acrecentado: no es que no vea los correos comerciales, de redes sociales o de listas de distribución, pero decididamente los veo con una prioridad menor, tiendo a dejarlos acumularse con mucha más tranquilidad, y los gestiono, cuando toca, de una manera más automatizada, más dedicada, más “estandarizada”. Nada me impide consultar esas pestañas con más asiduidad si estoy, por ejemplo, esperando algo, pero de manera natural pasan a tener una prioridad menor.
Realmente, lo más brillante de este nuevo diseño viene dado por la separación de tareas: parece un detalle mínimo, pero no lo es en absoluto. La forma de gestionar y procesar el correo que otras personas te dirigen específicamente es, imagino que para todos los usuarios, completamente diferente, en términos tanto de atención como de procedimiento. El porcentaje de correos que abres y lees con dedicación y detalle es muchísimo mayor en el caso del correo personal que en el del comercial, las listas de distribución o el procedente de redes sociales, y la atención y prioridad que le otorgas también lo es. Esa constatación, casi una “verdad del barquero” por lo evidente, se convierte en tangible cuando de verdad pasas a separar de manera eficiente los diferentes tipos de correo y a gestionar cada uno de ellos de manera independiente.
Así, el nuevo diseño está actuando, al menos en mi caso, como un nuevo sistema de filtro que se superpone a los que ya tenía (soy un fanático de los filtros). Uno de los grandes cambios que Gmail trajo consigo desde sus orígenes fue una gestión del spam: no es perfecto, en ocasiones parece tener voluntad propia y negarse a aprender determinadas reglas, pero es decididamente mejor que el resto de sistemas de gestión de correo que conozco. La nueva bandeja de entrada tiene en cuenta que el correo comercial no es necesariamente spam, pero lo “degrada” en nuestras percepciones a un segundo nivel (el tercero y último sería ya la carpeta spam). Al hacerlo, se convierte en un aliado del usuario, que tras muy poco tiempo con este sistema de bandeja de entrada funcionando, se plantea cómo podía gestionar razonablemente el correo electrónico antes de tenerlo, y en un verdadero enemigo de las empresas aficionadas al correo comercial. Si tu empresa envía muchos correos electrónicos, plantéate probar la nueva bandeja de entrada de Gmail tú mismo para ver en qué lugar pasas a estar: el nivel de prioridad de los correos que envías ha sufrido sensiblemente. De ser una “mejora para el usuario”, a ser una “amenaza para el correo comercial”: todo espejo tiene dos caras, todo cambio tiene efectos colaterales. Lo que antes aparecía mezclado y abrías en muchos casos de manera cronológica y secuencial, ahora recibe una atención diferenciada y un tratamiento oportuno. De “invadir la bandeja de entrada”, a clasificarse en un cajón secundario. Decididamente, una gran mejora.
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ATENCIÓN: Google ha metido en Blogger un sistema antispam automático que clasifica como spam casi lo que le da la gana y que no se puede desactivar.
Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.