Desde PMP Management Factory me pidieron una tribuna corta (pdf) sobre “Makers“, el fantástico libro de Chris Anderson que menciono en muchas de mis clases y conferencias, para publicarla en un ejemplar de su Manager Focus, en el que analizan libros con trascendencia para la gestión empresarial. Del libro hablé el pasado enero en una entrada específica.
A continuación, el texto completo de mi colaboración:
Makers
En algunas ocasiones, típicamente no demasiadas a lo largo de la vida de una persona, te encuentras con algún tipo de señal que te indica algo importante, uno de esos "momentos de la verdad" en los que tienes la impresión de estar viendo venir un cambio verdaderamente profundo.
Las personas de mi generación hemos vivido, de manera más temprana o más tardía, el cambio que supuso el desarrollo y la popularización de internet: algunos se dieron cuenta del cambio que suponía la red en sus primeras etapas, mientras que otros, particularmente en algunas industrias o en la política, no se han enterado todavía.
El caso es que ahora, demostrando una vez más ese acortamiento de los ciclos y esa permanente sensación de que todo pasa cada vez más deprisa, llega un nuevo cambio con una dimensión potencial parecida, o muy posiblemente mayor, que el que vivimos con la popularización de la red. Algo que promete dar lugar a una revolución parecida a la que internet supuso para los bits, pero esta vez llevada a cabo con los átomos. Piénselo: existen algunas industrias cuyos productos o servicios están compuestos por bits de información, por ceros y unos agrupados de maneras más o menos inteligente. Pero existen muchas más industrias cuyos productos y servicios se componen de átomos. Átomos sólidos, que hay que fabricar, ensamblar y transportar. ¿Cuánto valor puede generarse, cuántas cosas pueden cambiar ante un cambio de una dimensión semejante, ante una auténtica reedición de la Revolución Industrial?
Las barreras de entrada son, seguramente, uno de los conceptos más importantes en estrategia empresarial. Los académicos de las escuelas de negocio sabemos desde hace generaciones que conviene estar atentos a las caídas de las mismas, porque suelen presagiar cambios importantes. Que cuando caen las barreras de entrada a un proceso determinado, los emprendedores idean rápidamente formas de colonizar ese espacio, ese nicho ecológico recién descubierto, recién generado por el cambio tecnológico.
Y así, de golpe, acabamos de ver caer muchas barreras de entrada. Un ordenador ya es algo que cuesta menos de treinta euros y que puedes tener en tu casa en pocos días tras entrar en la web de Raspberry Pi. Una placa controladora a la que puedes conectar prácticamente cualquier cosa cuesta todavía menos: la pionera en la categoría se llama Arduino. Y la web está llena de usos interesantísimos para el uno y para la otra, que rebajan las barreras de entrada al desarrollo de la electrónica hasta hacerla accesible a casi cualquier persona con una mínima habilidad y ganas de aprender. Con un interesante efecto colateral: que tras varias generaciones de usuarios dóciles de tecnología, vamos a ver lo que pasa cuando una serie de personas empiezan desde el colegio no solo a usar las máquinas, sino realmente a comprenderlas.
La impresión 3D es otro cambio con una dimensión brutal: no porque podamos fabricar cosas, sino por lo que significa como caída de las barreras de entrada al prototipado, a la fabricación personal, a la flexibilización de los modelos. Rodeada por nuevos modelos de financiación para el emprendimiento, de nuevos mercados para las creaciones que surgen, y de nuevos sistemas de producción flexible. Estamos ante un cambio cuyas dimensiones resultan difíciles de entender e imaginar, pero cuyas consecuencias le van a afectar. Con total seguridad. No diga que no le avisamos.
(Enlace a la entrada original - Licencia)
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.