Las empresas de telecomunicaciones, claramente descontentas con el resultado de la batalla de la neutralidad de la red en los Estados Unidos, inician una fuerte ofensiva en Europa, donde la tibieza o abierta connivencia de los políticos parecen ofrecerles mejores perspectivas para sus interesadas maniobras.
Mientras en Estados Unidos la respuesta del Presidente Barack Obama ha sido clara, inequívoca y categórica en apoyo de la neutralidad de la red y se ha plasmado con el nombramiento de Julius Genachowsky como Director de la FCC, una persona de inequívoco discurso al respecto, en Europa estamos presenciando un rosario de malintencionadas declaraciones encadenadas de personajes como César Alierta, Vittorio Colao o la peor de todas, la del ministro Miguel Sebastián, encaminadas a cuestionar la naturaleza abierta de Internet y queriendo reabrir el debate con respecto al tema.
Que las empresas de telecomunicaciones pretendan matar la naturaleza abierta de Internet para poder ganar así más dinero a costa de convertirlo en una especie de “televisión por cable” donde solo tiene voz el que paga la cuota correspondiente es algo clarísimamente negativo para los usuarios y que debería levantar voces de alarma más que justificadas. Pero que esos mismos argumentos sean defendidos por un ministro de Industria, una persona además con preparación y criterio académico, entra dentro de la irresponsabilidad más escandalosa, y recuerda las respuestas de su hombre fuerte – o mejor, del hombre fuerte de Telefonica – dentro de su ministerio hace ya casi dos años, al ser preguntado por la neutralidad de la red, un concepto que claramente no le gusta nada.
La neutralidad de la red es un concepto absolutamente no negociable, y como tal se debe mantener. La posibilidad de que las operadoras discriminen el tráfico en sus redes en función de su procedencia, naturaleza, origen, destino, aplicación o protocolo utilizados es algo que destruye la naturaleza abierta de Internet, dificulta claramente la innovación y el desarrollo de nuevos modelos de negocio en este ámbito así como la creación de empleo y el crecimiento económico en su conjunto, trasladando el valor desde la sociedad en su conjunto hacia las cuentas de resultados de las operadoras. Crear “aduanas” en Internet que cobren tributos arbitrarios en función de criterios absurdos impide que personas que no tienen acceso al pago de esos tributos puedan acceder a la red en igualdad de condiciones que otros que sí lo tienen, destruyendo la propuesta de valor de una red democrática y abierta. En esta lucha, Google es solo una excusa: primero van a por Google, pero luego, tras conseguir consagrar el absurdo principio de que no solo hay que pagarles por el uso de sus cables sino también por la rentabilidad de los negocios que se desarrollan a través de ellos, irán a por todos los demás. En este tema, a Google hay que pedirle que en ningún caso transija y pague – que podría hacerlo, – porque eso permitiría todo tipo de abusos posteriores y la destrucción de la Internet que conocemos. Pero a nuestros políticos hay que pedirles que controlen la desenfrenada ambición de unas operadoras que quieren extraer más dinero de determinados clientes a costa de distorsionar lo que Internet es y representa. Que Google (u otros) acaben pagando extra a las operadoras para poder llegar a los usuarios no es el verdadero problema. El verdadero problema será qué pasará con los que no pagan.
Recordemos la frase que Barack Obama pronunció durante su campaña en Noviembre de 2007:
once providers start to privilege some applications or web sites over others, then the smaller voices get squeezed out, and we all lose. The Internet is perhaps the most open network in history. We have to keep it that way.”
“a partir del momento en que los proveedores comienzan a privilegiar determinadas aplicaciones o páginas web sobre otras, las voces pequeñas se verán excluidas, y todos perderemos. Internet es seguramente la red más abierta que hemos tenido en la historia. Tenemos que mantenerla así.“
Las operadoras se juegan mucho, no faltan políticos que las apoyan en contra de los intereses de sus ciudadanos, y nos disponemos a ver muchos más ataques al concepto de neutralidad de la red, pretendiendo confundir e intoxicar para llevar el agua a su molino. Si alguien tiene que estar de acuerdo y convencido en este tema, esos somos los usuarios: entendamos el concepto, repitámoslo hasta la saciedad, contribuyamos a explicarlo, privilegiemos a las operadoras que la garanticen, huyamos de las que la cuestionan, exijámoslo a nuestros políticos, o acabarán teniendo razón quienes afirmaban que “todo esto de la libertad que disfrutamos en Internet era una ilusión o un paréntesis”. Vienen malos tiempos, estemos preparados. Es importante.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.