Si ayer por la tarde (hora española) estuviste pendiente del lanzamiento de Google Buzz, si has visto el vídeo, si estás todavía esperando a ver aparecer la opción en el menú de tu Gmail, o sobre todo, si lo has podido probar; te habrás dado cuenta ya del verdadero significado de la aplicación: la creación del llamado social awareness, una capa de compartición social de contenidos geosensible y en tiempo real. Una capa destinada a que estés en ella de manera casi inadvertida, casi aunque no quieras: con que seas usuario de Gmail, te encontrarás con Buzz de manera más o menos directa, como en su momento te ocurrió con GTalk.
La primera sensación al probar Buzz es de cierto descontrol: todo está hecho, los amigos ya están definidos (se toman de aquellos con los que cruzas más mensajes o hablas por GTalk más a menudo), tu situación aparece inmediatamente previa petición de permiso, y si te descuidas, te encuentras ya compartiendo a través de Buzz cosas como tus compartidos de Google Reader, o metido en conversaciones con personas con las que no hablabas habitualmente. Todo en un momento. Sorprende, en cuestión de minutos, encontrarte con que tienes tres vecinos en tu misma urbanización metidos en Buzz, y pensar que ellos te estarán viendo a ti de la misma manera que tú les ves a ellos aunque el contacto habitual sea poco más del cordial “hola” y “adiós” al cruzarse en los ascensores o en la piscina. Buzz es, en el fondo, la traslación a aplicación de aquel análisis que escribí hace exactamente un año hablando de dos variables fundamentales para entender la web en tiempo real: estado y presencia. Con Buzz convenientemente integrado, estaremos informando de nuestro estado y nuestra presencia en tiempo real a todos aquellos a los que consideremos adecuado informar, mediante una herramienta simple y completamente integrada en nuestro gestor de correo electrónico.
La apuesta de Google por Gmail como futuro de la comunicación es total: en lo que se suponía era una herramienta de correo electrónico, tiene ya completamente integrada la mensajería instantánea, la voz IP, el vídeo bidireccional, y ahora toda la capa social que lo recoge e indexa. Si quieres, puedes tener hasta consolas para manejar tu Twitter y tu Facebook sin salir de la ventana del propio Gmail. Y además, en una plataforma que ya ha mostrado su potencia a la hora de alcanzar los dispositivos móviles con un éxito notable.
Lo que más importante me parece de Google Buzz es el componente integrador: construido mediante arquitecturas abiertas y con una API disponible para hacerlo funcionar con aplicaciones de todo tipo, tengo la impresión de que Buzz va a funcionar fundamentalmente como contenedor. Como un “punto neutro” en el que concentrar mucha de tu actividad en diferentes redes. Contrariamente a los que piensan que Buzz es un ataque de algún tipo contra Twitter o Facebook, mi impresión es que el tema no va por ahí. Buzz no pretende que dejemos de usar ninguna de esas aplicaciones: pretende que las integremos. ¿Para qué? Fundamentalmente por dos razones: porque al hacerlo, dispondremos de un punto en el que poder hacer búsquedas sobre la totalidad de nuestro social timeline, de nuestra secuencia de actualizaciones a través de muy diversas herramientas. Y segundo, pero mucho más importante para Google, porque al hacerlo, ofreceremos a la empresa la posibilidad, ahora, sí, de manejar e indexar el pulso de la real-time web, de la web en tiempo real. Si la estrella de la real time web es Twitter con sus actualizaciones constantes y Google tiene que pagar por el acceso a su timeline para su indexación, Buzz es la manera de que los usuarios, voluntariamente, consoliden tanto esas actualizaciones como muchas otras en un punto al alcance de las arañas indexadoras de Google.
No, Twitter no debería preocuparse porque Buzz vaya a hacerle la competencia como herramienta para que los usuarios respondan a esa pregunta de “What’s happening?”, “¿Qué está pasando?”. Como mucho, deberá preocuparse de qué hacer cuando esos ingresos anuales procedentes de Google desaparezcan porque Google ya no necesite pagar para tener acceso a esa información, porque sus propios usuarios se la lleven empaquetada. El carácter abierto de Buzz llevará, si la dinámica de adopción es adecuada, a que un número cada vez mayor de usuarios lo usen como contenedor de su actividad social, como punto central de consolidación de la misma. ¿Cuánto tiempo estarán las actualizaciones de Facebook fuera del sistema? Seguramente poco, a no ser que la propia Facebook haga algo por evitarlo mediante ofuscación, una opción impopular y poco probable.
Para Google, Buzz es una apuesta importante: representa la opción para seguir siendo el jugador central en la indexación de la real-time web. Que la jugada le salga o no, por supuesto, dependerá de la curva de adopción: si Buzz prende entre los usuarios, si éstos lo configuran con sus servicios habituales, aunque luego sigan utilizando éstos, habrá funcionado. Si el lanzamiento a nivel corporativo funciona, podría suponer la llegada de esa capa social al mundo de la empresa, algo que todavía se ha visto en muy pocos casos, y que podría tener su importancia y su efecto en la forma en la que muchas personas trabajan habitualmente. Pero lo más importante de Buzz no son esas conversaciones casuales que han empezado a aparecer en nuestras bandejas de entrada de Gmail, sino el poder que tendrá de indexar toda la información que pueda llegar a contener.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.