Impresionante. E indignante. Un gobierno que no solo se deja manipular por grupos de presión e introduce puntos adicionales en una ley que nada tienen que ver con ellos, sino que además desprecia abiertamente la voluntad popular, expresada de manera clara y diáfana en miles de páginas en la red. Que para ir aún más allá, tiene la desvergüenza de aprobar el tema en un consejo de ministros en medio de un puente, y presentar a la caricatura de un presidente que se atreve a no mencionar ni una sola palabra con respecto al asunto claramente más polémico que había encima de la mesa. Y que para convertir el asunto ya en directamente escandaloso, se atreve a plantear un discurso narcótico, preguntas largas y respuestas lentas, una ronda de preguntas pactadas con unos periodistas dóciles, y un abierto impedimento a los medios presentes que intentaron preguntar sobre el tema para que no pudieran hacerlo.
Si creías que vivías en una democracia, te has equivocado. Vives en una pantomima. En un estado de desinformación que se dedica a simular que “aquí no se discute, porque todo va dabuten”. ¿De verdad creíais que vuestra opinión había sido escuchada cuando citaron precipitadamente a un grupo de usuarios de Internet en un ministerio para no dialogar? ¿Cuando les mintieron descarada y abiertamente diciendo que les volverían a citar en breve para hablar sobre el tema? ¿Cuando recibieron los dictámenes de varios organismos pronunciándose en sentido contrario a la Disposición Final Primera? ¿Cuando vieron un informe de la Comisión Nacional de la Competencia que dejaba claro que estaban siendo manipulados por un monopolio que únicamente defendía sus intereses?
Los hechos que hemos presenciado este viernes 19 de marzo a las 14:00 suponen la ocultación consciente de un tema polémico que interesa a millones de ciudadanos, el premeditado hurto al debate público de un asunto que afecta directamente a los derechos fundamentales, y la ignorancia deliberada de la opinión de la Justicia española con respecto a una práctica que desarrollan habitualmente millones de ciudadanos: el “rápido, rápido” y el “silencio, silencio” como forma de evitar que la voz de los jueces se convierta en atronadora prueba de la estupidez y la sinrazón de un gobierno enrocado. Los mismos españoles que tuvimos que aguantar la vergonzosa tramitación de un canon justo antes de unas elecciones para asegurarse una campaña pagada a los “artistas” con el dinero de nuestro bolsillo, vemos ahora como la caricatura de un presidente se dedica a ningunear la discusión y a evitar el tema para no salir en las fotos con la cara roja. O con la nariz crecida. Un gobierno mentiroso, traidor, manipulador, patético, triste. El gobierno, contra los ciudadanos digitales. La pantomima de una democracia.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.