“Inception“ ha recibido muy buenas críticas desde un primer momento, y apunta claramente a fenómeno en la red. A nadie, por cerrado de mollera que sea, se le escapa que todo aquel que habitualmente acceda a la red y esté dentro del grupo objetivo que puede encontrar la película atractiva va a empezar a estar expuesto a noticias sobre la misma desde el momento en que se empiecen a poner en circulación las primeras escenas y trailers de la misma, si no incluso antes.
Dada la universalidad de la red y la ausencia de fronteras inherente a la misma, ¿qué sería lógico? Obviamente, plantear un estreno mundial, en todas partes al mismo tiempo, acorde con el hecho de que la información sobre la película va a circular sin más restricciones que las idiomáticas entre los diferentes países. Introducir fronteras artificialmente y plantear un estreno en fases a lo largo de tres meses solo consigue una cosa: frustrar a todo aquel que utilice la red habitualmente y esté dentro del grupo objetivo que quiere ver la película, que se verá torturado por la aparición de comentarios de todo tipo acerca de la película en los sitios que habitualmente lee, y correrá además el riesgo de ver su experiencia como espectador arruinada por la revelación de aspectos de la trama, los denominados spoilers. En consecuencia, la decisión sobre las fechas de estreno está convirtiendo una película destinada a ser un éxito, en una carrera por ver quién consigue antes una versión razonablemente decente de la misma procedente de fuentes extraoficiales, ya que el circuito oficial de la industria niega a los espectadores la posibilidad de una experiencia satisfactoria. Frustrar vocacionalmente a tus clientes, toda una estrategia perfecta para el fracaso.
El mundo ha cambiado: con Internet, la distancia ha desaparecido, y el tiempo se ha comprimido. Pero la industria del cine prefiere seguir con sus absurdos hábitos de cuando Internet no existía y no darse por enterada. No soy un habitual del P2P para la descarga de películas, generalmente solo suelo descargar aquellas de las que quiero recortar escenas con fines académicos o las que ya no me resulta fácil encontrar en las salas de cine. Voy al cine con cierta asiduidad, me gusta la experiencia de inmersión que me da la pantalla grande y el entorno oscuro. Pero en este momento estoy buscando activamente una versión en calidad decente de “Inception”, o debatiéndome ante la posibilidad de verla en un screener rodado por vete tú a saber quién en una sala con una cámara, mientras escuchas los comentarios de la persona de al lado o ves pasar la sombra de uno que llegó tarde al cine. ¿Es un problema, como dicen, de “piratería”, de “parásitos” y de clientes malvados? ¿O es, simplemente, un problema que se han creado ellos mismos? En lugar de hacerlo fácil para el cliente, de plantear opciones para quienes quieran pagar por ver la película en versión original o, sobre todo, para los que no quieren esperar, se dedican a pedir ellos mismos a gritos que nos descarguemos la película de donde podamos, porque por su parte no la vamos a tener hasta más de un mes después de su estreno.
Para entender la supuesta crisis de la industria no hay que estudiar la evolución de las cifras de las descargas. Hay que fijarse en detalles como éste. La crisis no la provoca la tecnología, ni la provocamos los espectadores. La crisis se la provocan ellos mismos.
(Enlace a la entrada original - Licencia)
Pues aquí, cabría el mismo comentario que te hice hace unas entradas:
ResponderEliminarSi la industria del cine ha batido todos los records de taquilla en los últimos meses, desde el estreno de Avatar, como defiende Dans...entonces es que no lo están haciendo tan mal, no? Su estrategia funciona...¿para qué cambiarla?
Je, je, Anónimo, buena observación. Es otra de las cagadas habituales de Dans, afirmar una cosa (las descargas no afectan al cine, que bate records de taquilla) y la contraria (el cine está en crisis porque la industria está anticuada, no se entera de lo que significa Internet). Así puede sacar el argumento que más le conviene en cada momento, como quien se pone una camisa u otra.
ResponderEliminar