10 julio 2010

YouTube y la apuesta por la long tail

Una de las grandes discusiones en torno a YouTube es el valor que se atribuye a los denominados User-generated content, o UGC, y a si pueden realmente ser la base para una oferta de contenidos rentable o se limitan a cuestiones anecdóticas incapaces de soportar un modelo de negocio multimillonario. Para muchos, el modelo a seguir para los contenidos de vídeo en Internet es el modelo Hulu, producciones altamente profesionalizadas con una demanda demostrada, mientras que YouTube estaría prácticamente a expensas de poder llegar a acuerdos con ese tipo de productores de contenidos si pretende construir una oferta razonablemente atractiva.

YouTube ha trabajado bastante en ese sentido, en el de hacer que el productor profesional de contenidos se sienta cómodo y perciba un valor en el sitio. Sin embargo, el porcentaje de vídeos procedentes de usuarios normales y corrientes excede en muchísimo el de vídeos producidos por profesionales, y las fronteras entre un tipo y otro de contenidos, tanto en calidad como en modelo económico, se difuminan a pasos agigantados: en realidad, el éxito de YouTube proviene de haber sido esencial a la hora de posibilitar la misma “venganza de los amateurs” que vivimos en los contenidos de texto asociada a una herramienta de uso sencillo como el blog, pero ahora asociada al contenido audiovisual. Con cámaras, equipos y software cada vez más baratos, de manejo más sencillo y con calidades cada vez más elevadas, las barreras de entrada se reducen, y muchos aficionados pasan a producir con un nivel de calidad muy satisfactorio, e incluso a abandonar la categoría de aficionados para entrar en modelos profesionales o semiprofesionales.

Es en este sentido donde el anuncio de YouTube de ayer, un programa de becas de cinco millones de dólares para repartir entre productores de contenido independientes, adquiere su verdadera importancia: YouTube apuesta por el desarrollo de ese tipo de contenidos, por ir más allá de los fenómenos inmediatos de vídeos hiperpixelados de bajísima calidad, las caídas embarazosas y los virales de gatitos, y favorecer el desarrollo de un verdadero ecosistema en el que los contenidos de vídeo con niveles de producción interesante adquieren una importancia cada vez mayor. Las becas tienen cuantías entre las decenas y las centenas de miles de dólares: los interesados son escogidos por YouTube en función de la cantidad de visualizaciones de sus vídeos, número de suscriptores de su canal, crecimiento, volumen de comentarios y calidad de producción, y tienen que presentar una propuesta indicando sus planes de futuro en caso de ser seleccionados. La idea no es premiar el pasado, sino apostar por el futuro, por posibilitar la transición a modelos más ambiciosos de producción mediante la inversión en mejores equipos, personas, planes de marketing, etc. para que esos productores de contenido independientes puedan trabajar con más medios y producir contenidos cada vez mejores. La idea es apostar por un modelo de producción de contenidos diferente, inmensamente más atomizado en lugar de en manos de unos pocos, algo que, para muchos, ya está suficientemente probado con el camino que YouTube ha recorrido en sus ya cinco años de vida. Sin duda, una apuesta coherente.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

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