Cinco Días dedica su editorial y un análisis en Cinco Red al lanzamiento de Google Chrome, y consigue hacer lo que muy pocos otros diarios de información general o económica han hecho: mirar más allá. En su análisis, Cinco Días quita importancia a los factores específicos del navegador - velocidad, fallos de seguridad, etc. - y pone el énfasis en donde verdaderamente debe estar: en la idea de sistema operativo.
Criticada por algunos debido al uso amplio o liberal del término “sistema operativo” - obviamente, Chrome tiene que correr sobre “algo” que gestione los recursos de la máquina, - el hecho es que el movimiento de Google con Chrome va precisamente en esa línea: la de convertirse en el programa en el que un usuario pase un porcentaje importantísimo de su tiempo, desde que arranca el ordenador hasta que lo apaga, y sobre todo, en un programa que gestiona los recursos tanto de la máquina como de “la nube”, optando por lo que esté disponible o sea conveniente en ese momento. Ahí, en esa idea de “gestión de los recursos del usuario” sean online u offline es donde hay que encuadrar el movimiento.
El reflejo más claro está en la batalla de los ultraportátiles, donde muchas personas se están llevando una impresión completamente errónea que no desaparece hasta que utilizas uno de ellos con Linux durante un rato: no se trata de que los ultraportátiles optasen por Linux porque no tenían recursos, y que ahora que ya van creciendo en prestaciones pongan XP, sino de todo lo contrario. Optan por XP porque Microsoft, en un burdo movimiento defensivo, no es capaz de generar un sistema operativo en condiciones para ese tipo de sistemas más allá de reciclar a “la vieja gloria” de más de ocho años, y porque algunos usuarios creen erróneamente que cambiar de sistema operativo les va a generar problemas. En realidad, las versiones de Linux utilizadas en esas máquinas proporcionan al usuario precisamente lo que necesita: estabilidad a prueba de bomba, seguridad de que no serán atacados por virus ni por malware variado, tranquilidad de que sus prestaciones del primer día no decaerán como si se estuviesen pudriendo a toda velocidad, y manejo adecuado de los recursos de la máquina. Sistemas preinstalados que funcionan a la primera y que tienen mucha más lógica que poner un XP que nunca fue diseñado para ese uso ni con esa concepción de “ligereza”, de “el sistema operativo no es lo que el usuario utiliza”. Es en esa concepción donde el concepto de Chrome es importante: el sistema operativo solo sirve para darme estabilidad, eficiencia y seguridad en el uso de todos mis recursos - en la máquina y en la nube - y el usuario se dedica a usar su navegador mientras Gears se encarga de gestionar el que se esté trabajando conectado o en ausencia de conexión. Una concepción mucho más adecuada para el trabajo en grupo, para el nuevo tipo de aplicaciones mixtas, y sobre todo, para el uso corporativo, que puede poner su “nube” donde quiera, en manos de proveedores externos tipo Amazon o la propia Google, o bajo su propio control.
Como dice Cinco Días, Chrome trae finalmente a la realidad la idea de “the network is the computer”. No compite con Explorer, compite con Windows. Ahí, y no en analizarlo como un simple navegador, es donde debemos valorar su verdadera importancia.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.