Ayer tuve la oportunidad de compartir unas cuantas horas con unas ciento ochenta personas (Aula Magna del Instituto de Empresa a tope y con algunas personas sentadas en las escaleras) hablando de plataformas móviles y de la dinamica de ese mercado en el Mobile Monday Madrid, MoMoMa para los amigos, que se ha consolidado como un foro interesantísimo para pulsar el mercado de la movilidad y para conocer startups e iniciativas en ese ámbito. En mi presentación, que precedió a las de los representantes de Yahoo! (Alex Romero), Microsoft (Iván Lozano) y Google (Jose Antonio Rodríguez Aguilar), por un lado, y a las elevator pitch de Solaiemes (Juan Mateu), Ta with You (Diego Bartolomé) y Tooio (Rafa Casado), intenté hacer un resumen de los factores que están desencadenando el que nos aproximemos a esa “tormenta perfecta” de la movilidad, factores que muchos interpretaron como parecidos a los que ya vivieron en épocas pasadas como la del WAP, y que desencadenaron en general en grandes decepciones.
Entre los factores que cité, se encontraba la llamada Generación Y, también conocidos como Millennials, esos adolescentes para los que, en muchos casos, Internet es algo que siempre ha estado ahí y el móvil una prolongación más de su anatomía en la que hacen de todo, desde mirar la hora hasta usarlo como despertador, radio o linterna. Dediqué a la Generación Y una diapositiva, pero pensándolo, bien podría haberles dedicado toda la presentación: cada vez tengo más la impresión de que la clave del mercado de la movilidad está en la Y, y que el problema de su lento desarrollo viene del hecho de estar manejado por personas de cuarenta años lanzando productos para personas de cuarenta años cuyo mercado en realidad desarrollarán personas de quince años. Me explico: si analizamos estrategias recientes de lanzamiento, como las del iPhone o la BlackBerry Bold en España, ¿qué vemos? Un posicionamiento claramente orientado al mercado adulto, al del ejecutivo, al de la persona que se gasta sin pestañear doscientos euros o más en su factura de móvil… y, en muchos casos, tristemente, al que considera el teléfono como un símbolo de estatus o un objeto de moda y quiere presumir de teléfono. Un mercado sin duda rentable y poco sensible a un precio que en muchas ocasiones es pagado por terceros, pero que curiosamente desencadena, en un número sospechosamente alto de ocasiones, un fenómeno por todos conocido: el de la persona que reconoce abiertamente que “él, el teléfono lo usa para hablar por teléfono”, un auténtico desperdicio en el caso de terminales sofisticados como los citados.
En realidad, la clave para el desarrollo del mercado está en conseguir que esos terminales aparezcan en manos de quienes no tienen ni la más mínima duda a la hora de sacarles partido, y en quienes se puede desarrollar sin problemas el hábito de pagar una tarifa plana por conectividad. El caso de iPhone o BlackBerry es sorprendente: ponlo en manos de cualquier adolescente, y en cinco minutos estará enganchado a la mensajería instantánea o a una red social, intercambiando mensajes, escribiendo en tablones, subiendo fotos, actualizando su aplicación de nanoblogging, leyendo páginas web y probando cuanta aplicación nueva le comenten sus amigos. Sin embargo, y especialmente cierto en el caso de BlackBerry, ven ese tipo de terminales como algo “típico de mayores”, lejano, inalcanzable o incluso aburrido.
Por un lado, la Generación Y es tecnófila y disfruta del nivel de gasto discrecional más elevado de todos los tiempos: una tarifa de datos plana de veinticuatro euros como la que yo pago por mi servicio BlackBerry es algo perfectamente razonable dentro del presupuesto del adolescente de hoy. Por otro, ni se plantean acceder a la gama de terminales cuyo uso podría realmente dinamizar el mercado de la movilidad, porque simplemente ni las operadoras ni los fabricantes los consideran un target válido para ellos, a pesar de que ya hace años dieron “el campanazo” protagonizando el desarrollo del mercado del SMS, que sorprendió a todas las operadoras y se convirtió en una fuente de ingresos impresionante para ellas. Si de verdad quieres desarrollar el mercado, no pongas a ejecutivos de cuarenta años a vender terminales a otros ejecutivos de cuarenta años. La clave está en la Y.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.