Hace un par de días, Millán me envió un mensajito en el que, al hilo de mis reflexiones veraniegas sobre el “efecto Menéame“, me daba cuenta de su experiencia al respecto, relatada en esta entrada: a pesar del pico de afluencia de tráfico al blog, unas trece mil visitas en un día, Millán se mostraba muy poco satisfecho por la participación en el mismo (visitas de escasísima duración, participación de baja calidad que precisó de abundante “labor de jardinería” y nulo interés en el resto del blog) y por el nulo impacto en términos de incremento de suscriptores y de rentabilidad del AdSense. Para él, la aportación de Menéame había sido nula, y hasta se planteaba el uso del atributo noshare, que evita su uso en este tipo de filtros.
Ha sido el mensaje de Millán me ha llevado a escribir la entrada: precisamente porque mi experiencia es la contraria. Para mí, Menéame es una fuente de visitas interesante desde el punto de vista de difusión, pero ese es el menos interesante de todos los efectos. Diez mil visitas adicionales conforman un pico de actividad apreciable en mi gráfica de estadísticas, pero su impacto es escaso, como Millán pudo comprobar, desde el punto de vista de permanencia, de suscripciones o de clic en anuncios. Pero es que, en mi caso, esos son precisamente los objetivos secundarios, no los principales… Es decir: el blog, por mucho que me genere dinero vía publicidad, que lo hace, está en realidad hecho para otras cosas.
Para mí, la aparición en Menéame es un medidor muy directo e instantáneo de las reacciones que despierta lo que escribo: ver que una persona se ha tomado el trabajo de enviarme ahí, entrar a leer los comentarios que aparecen en la entrada, observar la velocidad con la que se vota, ver la acogida en votos negativos o positivos… puro feedback en estado puro que me mantiene en contacto con las preferencias, visiones y sesgos de toda una comunidad (que efectivamente, y como todas las comunidades que se precien, los tiene, algo que hace poco se planteaban algunos alrededor de Digg). De hecho, si algo lamento o echo en falta en Menéame es que, como autor de la entrada “meneada” no pueda, de alguna manera, “traerme” al blog los comentarios que aparecieron en Menéame a raíz de la misma, porque para mí son una parte a veces importante de la conversación generada por la entrada pero la realidad es que, transcurrida la escasa duración del “efecto Menéame” (un día o día y medio como mucho), muy poca gente los vuelve a ver o a tener en cuenta en la discusión. Es una parte de la discusión que, aún con permalink y todo, se pierde en gran medida.
La reacción de disgustarse con los comentarios de los visitantes que vienen de Menéame o con los propios comentarios en el sitio - que en muchas ocasiones tienen un nivel de virulencia superior al que se generaría en la propia página de la noticia - la veo típica de cuando, por así decirlo y sin ánimo de dármelas de veterano, “la piel está todavía tierna”. Efectivamente, a mí hubo una época en la que los comentarios agresivos, los insultantes, o las impersonaciones destructivas de quienes no tienen nada mejor que hacer me molestaban. Hoy, me limito a borrarlas, tras haberlas interpretado como una prueba de un impacto que decididamente prefiero tener a no tener. No me molestan, forman parte del juego. Como una métrica de popularidad. Si los comentarios de Menéame pasasen directamente al hilo de comentarios de la entrada original - cosa que me encantaría - les aplicaría exactamente los mismos criterios de “jardinería” que le aplico a los que se hacen aquí: borraría los insultantes y destructivos hacia terceros o hacia mí, el hate speech que llaman los americanos, el astroturfing y demás hierbas afines, y a los que se convierten en pesados, recurrentes y repetitivos, pero tendría en el mismo hilo de conversación otras cosas que la entrada generó, algo que, aunque la naturaleza de la conversación en la red sea - y deba ser - descentralizada, podría llegar a aportar bastante valor.
(Enlace a la entrada original - Licencia)
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.