Se está hablando bastante de un estudio de un profesor de la Universidad de Melbourne, Brent Coker (la reseña en castellano la vi en Libertad Digital), que ha llevado a cabo un estudio de productividad sobre trescientos trabajadores, y ha demostrado que aquellos que utilizan Internet libremente de un modo razonable durante sus horas de trabajo para actividades personales o de ocio (estimándose razonable hasta un 20% de su tiempo total en la oficina) son en torno a un 9% más productivos que aquellos que no lo utilizan. El estudio viene a contravenir el comportamiento de muchas empresas que intentan bloquear el denominado Workplace Internet Leisure Browsing (WILB), típicamente redes sociales, sitios de vídeo, comercio electrónico, etc., en busca de una mayor productividad de sus trabajadores.
La discusión nos lleva a hablar de temas relacionados con la libertad y la responsabilidad: cuando el teléfono empezó a aparecer en el entorno corporativo, los trabajadores lo utilizaban para llamadas personales además de para el trabajo, pero salvo abusos flagrantes, el comportamiento se considera hoy perfectamente normal y natural, mientras que lo contrario se consideraría prácticamente inaceptable. Del mismo modo con el software social y la navegación en general, si bien un cierto control puede ser razonable, la realidad parece llevarnos a que resulta mejor no coartar la libertad de los trabajadores, porque ésto les lleva, precisamente, a una cultura de desarrollo de la responsabilidad y la autolimitación - los anglosajones utilizan el término “empowerment” - frente a una de vigilancia y escaqueo. Al final del día, la persona responsable acaba haciendo su trabajo y respondiendo por él independientemente del número de interrupciones, mientras que el que quiere perder el tiempo lo puede hacer en una red social o dedicarse a cualquier otra ocupación sustitutiva.
El entorno actual de la web condiciona interrupciones constantes: correo electrónico, lectores de feeds, redes sociales, mensajería instantánea, y estamos todavía aprendiendo a trabajar en un entorno de interrupción y multitarea constante. Sin duda, se trata de algo a lo que algunas personas y algunas tareas se adaptan mejor que otras. Mientras algunas personas, como es mi caso, precisan de interrupciones cortas y constantes para mantener su concentración, otras solo pueden concentrarse en condiciones de ausencia de dichas interrupciones. La naturaleza de la tarea también juega un papel importante: en mi caso, Twitterrific es un programa que suelo mantener desconectado la mayor parte del tiempo, en su lugar prefiero pasarme por la pestaña de Twitter y actualizar manualmente. El Gmail Notifier, directamente ni lo instalo, intuyo que me resultaría enormemente molesto: ya decido yo cuando quiero parar para leer el correo. En mi empresa, como en la mayoría de los entornos académicos, el control sobre los trabajadores es prácticamente inexistente.
¿Cuál es tu experiencia con las interrupciones? ¿Y en tu empresa? ¿Existen en tu empresa controles de este tipo?
(Enlace a la entrada original - Licencia)
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.