14 julio 2009

La Declaración de Hamburgo: los periodicos deciden seguir el camino de las discográficas

hamburgerReunidos en Hamburgo el pasado 26 de Junio, un nutrido grupo de editores de prensa decidió iniciar la guerra contra Internet publicando la llamada “Declaración de Hamburgo“: con frases como “el acceso universal a nuestras páginas web no implica necesariamente acceso gratuito”, “no queremos ser obligados a  entregar nuestra propiedad sin haber concedido permiso” o “muchos se están aprovechando del trabajo de autores y editores sin pagar por ello”, la prensa decide reclamar su derecho a hundirse por el mismo camino y con las mismas formas que otras industrias como las discográficas, repitiendo incluso los mismos errores cometidos por éstas. La prensa pretende incluso imponer su propio DRM, denominado en este caso ACAP, con el que supuestamente “proteger” sus contenidos de la “voracidad” de terceros.

Los editores son la enésima industria que, descontenta con los cambios que Internet trae consigo, pretende cambiar las reglas de Internet a su antojo reclamando la protección de las leyes, el desarrollo de un nuevo marco legal a su medida. Quieren ser “más iguales que otros”: que los motores de búsqueda los tengan que indexar de manera privilegiada, o que su contenido no pueda ser reutilizado o incluso vinculado sin su permiso y sin el preceptivo pago. Ante la crisis, en lugar de intentar cambiar nosotros para adaptarnos al entorno, intentemos tozudamente que sea el entorno el que cambie para adaptarse a nosotros. Porque nosotros lo valemos. La Declaración de Hamburgo es lo más parecido a un suicidio colectivo que he podido ver en mucho tiempo: en lugar de Declaración de Hamburgo, deberían haberla llamado “La colina de la hamburguesa“.

¿Qué es lo que realmente pretenden los editores? Simplemente, que cualquiera que pretenda hacer algo más que leer su información, deba pasar por su control. Quieren poder definir el uso que terceros dan a su información, definirlo con sus propios metadatos en dicha información, y obligar a los motores de búsqueda a que acepten esos metadatos, en lugar de utilizar las reglas y sistemas de control que éstos ya tienen. En algunos casos, pretenden cobrar por la utilización de citas a partir de un numero de palabras determinado, controlar la reutilización de sus noticias en agregadores y filtros sociales, o incluso “regular” el uso de algo tan propio de la naturaleza de Internet como los vínculos. Resulta tristemente paradójico: mientras los que saben de la red buscan a toda costa incrementar el número de enlaces entrantes, los editores van a pretender “regularlos”. Pretenden ser los “propietarios de las noticias”, como si las noticias pudieran tener un propietario en lugar de ser simplemente cosas que pasan y que cualquiera puede contar. Terminarán queriendo cobrarnos por comentar las noticias a la hora del café.

A vuelta de verano empezaremos a vivir, uno detrás de otro, diferentes episodios en la batalla de los medios por obtener “privilegios” en Internet, por conseguir “ser más iguales que otros”. Veremos ataques contra Google News, posiblemente contra agregadores como Digg o Menéame, y tal vez incluso contra blogs que comentan o vinculan noticias aparecidas en la prensa. Intentos de los editores de protegerse de sus propios fantasmas, invocando una legislación de propiedad intelectual que necesita urgentemente ser redefinida, porque ha perdido todo su sentido en la era digital. Internet no tendría porqué suponer el fin del periodismo. Solo el de aquel periodismo que se niegue a adaptarse a Internet.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

3 comentarios:

  1. Joder...de verdad que es que algunos comentaristas de Dans son incluso más cortitos (o hipócritas) que él.
    ¿Pero que más dará que los periódicos deshabiliten los links o lo que coño sea para que los agregadores no puedan tener el contenido, si cualquiera con un blog puede cortar y pegar a mano?

    Pero nada oiga...que no lo pillan.

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  2. Como siempre, Dans calla como las putas ante las preguntas que lo dejan en bragas, por ejemplo la del usuario “fran”:

    “Enrique, ¿para cuando una grabación íntegra de todas las sesiones del MBA del IE (Instituto de empresa) gratuita en la red junto a TODA la documentación GRATUITAMENTE? O mejor, ¿para cuando streaming en directo de TODAS las sesiones del MBA del IE gratuitas en la red junto a todos los casos y documentación? Acaso no es conocimiento que pertenece a todos. ¿Por qué el IE puede lucrarse y SONY no? Si te grabo las sesiones instalando cámaras ocultas de TODAs las sesiones del MBA del IE y las cuelgo en INTERNET sin lucrarme, sólo para que gente que no puede pagar 36.000 euros anuales por adquirir conocimiento (un conocimiento de unas ciencias que pertenece a la humanidad) lo pueda hacer ¿lo verías bien? No hablo de lo que habéis colgado en la red. Eso es como decir que parte de las partituras son gratis. Hablo del producto ÍNTEGRO. Como la música, el cine, el software, etc. Explicame la diferencia nrique. No la entiendo.”

    En fin, lo de siempre.

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  3. Enrique normalmente solo contesta preguntas chungas cuando puede mostrarse humillante respondiendo.

    De todas formas es otra de sus contradicciones, todo el día alabando "LA CONVERSACIÓN" pero luego no conversa prácticamente nada. Y al ritmo al que publica es imposible debatir cualquier tema con un mínimo de profundidad, porque enseguida lo entierra con 20 entradas nuevas que desvían la atención.

    Es la gran mentira de su blog: investigación, conversación, ... mentira cochina, es puro afán de notoriedad.

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ATENCIÓN: Google ha metido en Blogger un sistema antispam automático que clasifica como spam casi lo que le da la gana y que no se puede desactivar.

Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.