Miriam Prieto nos cita a Antonio Ortiz y a mí en Expansión en un artículo titulado “Twitter resucita el debate de las valoraciones en Internet“, al hilo de la última operación de captación de fondos por parte de Twitter, que sitúa la valoración de la compañía en mil millones de dólares.
El texto completo de mi respuesta a Miriam aparece a continuación:
(Enlace a la entrada original - Licencia)Valorar una empresa que no ha dicho nada sobre cual va a ser su modelo de negocio y especular sobre si vale o no mil millones de dólares es un ejercicio mental bastante gratuito. En ausencia de descuentos de flujos de caja o de otros indicadores mínimamente sistematizables, una empresa valdrá lo que el mercado diga que vale, porque las percepciones del mercado reflejan las rentabilidades que una serie de inversores presumiblemente bien informados creen que pueden extraer de su inversión. En el caso de Twitter, no hablamos de una mina de oro de la que su propietario no te revele si contiene mucho oro o poco, no se trata de un negocio oscuro o incierto, o que nos restrinja la información necesaria para su análisis: hablamos de un canal de comunicación que ha demostrado una capacidad de crecimiento y de generación de valor para terceros espectacular, y que simplemente prefiere crecer primero, y buscar modelos que rentabilicen ese crecimiento después.
Si una serie de inversores invierten en Twitter a una valoración determinada a estas alturas, lo hacen porque esperan un retorno determinado. Este retorno puede provenir o bien de las hipotéticas operaciones de Twitter, del modelo de negocio (publicidad, suscripción, servicios premium, etc.) que decida poner en práctica, o bien de las expectativas de salida que tengan esos inversores, que en este momento pasarían seguramente por una salida a bolsa de la compañía.
Cuando Google empezó, no tenía modelo de negocio. Solo tenía un servicio que sabía que era muy útil, y cuyo uso estaba creciendo a gran velocidad. La publicidad contextual fue un modelo de negocio que apareció con posterioridad, y que de hecho, fue imitado de otro competidor. Hoy, sin embargo, pocos discuten la valoración de Google. Cualquiera que sea el modelo o modelos de negocio que Twitter decida intentar desarrollar, lo que está claro es que un medio que provoca un comportamiento próximo a la adicción en sus usuarios, que permite que las personas se sientan mucho más próximos a aquellos a los que siguen, y que permite el establecimiento de canales de comunicación eficientes y rápidos de la manera que lo permite Twitter ya no es precisamente una anécdota o una excentricidad, sino una realidad clara. Y para quien piense que un sistema de mensajería gratuito y limitado a ciento cuarenta caracteres no puede valer tanto dinero, que vaya y lo intente desarrollar. Con Twitter han intentado competir desde Google hasta Facebook, pasando por no pocas start-ups con todo tipo de propuestas, y a pesar de ello Twitter sigue siendo la empresa bandera del microblogging, ofreciendo un servicio razonablemente sólido y fiable, y creciendo a una marcha imparable tras rebasar el segmento más innovador y alcanzar muchos otros estratos sociales. Parece que la cosa no es tan sencilla como algunos piensan.”
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.