Muchas gracias, Telefonica. Me acabas de retrotraer a finales de los noventa, a la época de las ventanas emergentes, a aquella asquerosa sensación de que los que estaban al otro lado podían hacer lo que quisieran con mi navegador, insertar lo que les diese la gana y molestar de manera impenitente siempre que quisieran, arruinando la experiencia de navegación.
Francamente, no me parece ser un histérico pedir que mi teléfono funcione en todo momento como debe, y no tener que encontrarme cuando voy a leer mi correo o a hacer una llamada un cuadro negro que tapa toda la pantalla con una oferta no solicitada y asquerosamente intrusiva que proviene, además, de un servicio, Emoción, que he pedido como mínimo en cuatro ocasiones que me desconecten. No me parece ni medio normal, lo considero una verdadera falta de respeto. La guerra de los pop-up en la web representó la cota máxima de estupidez publicitaria: una serie de empresas intentando imponer a los usuarios cómo y cuándo tenían que ver su publicidad a costa de la experiencia de navegación, mientras los usuarios buscaban herramientas de bloqueo para protegerse y se acordaban de toda la familia cercana del autor de la campaña y juraban odio eterno a la marca en cuestión. En aquella escalada de estupidez llegamos a ver de todo: ventanas que imitaban la X de cierre para engañar al usuario y llevarlo al sitio del anunciante, diseños con supuestos punteros de ratón que se movían, intentos de imitar las ventanas de mensajes del sistema, y hasta ventanas que huían por toda la pantalla cuando se las intentaba cerrar. ¡En alguna ocasión hasta había que recurrir al administrador de tareas para cerrar alguna de ellas!
En la red, en pleno 2009, la mayoría de los navegadores protegen razonablemente bien de la lacra de los pop-ups, a pesar de que una generación de idiotas en departamentos de marketing y en algunas agencias todavía intentan de vez en cuando seguir utilizándolos. Pues bien, ahora, con la guerra de los pop-up prácticamente finalizada en la web, resulta que pretenden empezar con pop-ups… ¡¡en el móvil!! ¿Qué pasa, que no llega con enviar SMS periódicos martirizando con ofertas de todo tipo, a veces incluso a altas horas de la noche? ¿Qué descerebrado ha pensado que lanzar un maldito pop-up a un teléfono iba a ser una buena idea? ¿Qué tengo que hacer? ¿Volver a llamar por enésima vez al 609 para pedir que me desconecten el servicio de Emoción y encontrarme al cabo de unos meses con que me lo han vuelto misteriosamente a conectar?
De verdad… ¿es tanto pedir que una compañía tenga un mínimo de respeto a sus usuarios?
(Enlace a la entrada original - Licencia)
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.