En V, el suplemento recién inaugurado que se reparte con los diarios regionales de Vocento, aparece hoy este artículo de Arturo Checa, “L@s que tejen la red“, en el que me menciona como uno de los españoles con más amigos en Facebook, cosa que no sé si es correcta o no, pero que resulta poco significativa: en primer lugar, porque nunca he creído en el “coleccionismo de contactos”, y en segundo, porque conozco a varias personas que estamos con el contador “en la nevera” a la espera de que Facebook amplíe el número máximo de amigos a más de cinco mil, evitando llegar al límite máximo. Al pasar de cinco mil, Facebook convierte tu página personal en “Celebrities/Public figure”, que es algo que tiene claramente otro sentido: sinceramente, ni soy una celebridad, ni una figura pública, ni mucho menos me veo convirtiendo a mis amigos en “fans” (vamos, algunos hasta me retirarían la palabra – y con toda la razón :-)
Ya en serio: mi uso de Facebook es simplemente el de mantener abierto un canal de comunicación. Los mensajes de Facebook son una de las múltiples maneras de contactarme, aunque en ocasiones se colapsen como se colapsan todos los demás métodos. En realidad, mi uso de Facebook corresponde con el experimentado por muchas otras personas: empezamos dando de alta únicamente a las personas que conocíamos “de verdad”, empezamos a encontrarnos en situaciones fronterizas variadas de todo tipo, y terminamos simplemente decidiendo que daba más trabajo pensar en cada caso si sí o si no, que simplemente aceptar y posteriormente hacer los grupos que correspondiesen. En Facebook suelo publicar las mismas actualizaciones que en Twitter, pero a partir de ahí, gestiono los canales por separado: contesto en Twitter a quienes me contestan por Twitter (habitualmente mediante mensaje directo a no ser que me parezca algo de interés general) y en Facebook a quienes me contestan por Facebook. En general, tengo evaluado el clickthrough de los enlaces que suministro como más elevado en Facebook que en Twitter, aunque lógicamente es menor en números absolutos. Los demográficos de Facebook también son bastante diferentes a los de Twitter: aunque hay un lógico solapamiento, tengo también muchas personas con las que me comunico habitualmente a través de Facebook que no están en Twitter, lo que le da a este canal un valor muy interesante.
(Enlace a la entrada original - Licencia)
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.