Pablo Romero me escribió un correo esta mañana pidiéndome mi opinión sobre la página web de la campaña de Jaime Lissavetzky. Le contesté rápidamente desde el aeropuerto… Intenté ver la página desde el iPad: imposible. Extraje el ordenador, entré, desbloqueé el Fashblock que suelo tener puesto por defecto, y me encontré uno de esos vídeos a pantalla completa, soniditos preactivados que se llevaban tanto a principios de siglo, y el nombre del candidato eliminando las vocales, en plan cool… El artículo se publicó esa misma mañana, con el título “¿Saben los partidos y sus candidatos usar Internet?“. El texto que le remití fue el siguiente:
(Enlace a la entrada original - Licencia)Me parece, y lo diría exactamente igual independientemente de qué candidato fuese, un sitio diseñado por quienes se creen que la web es la tele. Absurda hipertrofia de Flash, vídeo a toda pantalla y planteamiento completamente desfasado, de tipo “crear espectáculo”, una idea más propia de los 90 que de ahora. En lugar de “coleccionar” pegatinas de aplicaciones buscando ser “dospuntocero”, hay que integrar esas funciones de manera que tenga sentido, y centrarse en proporcionar información, en comunicar de igual a igual y en interactuar con el ciudadano. Sitio como éste demuestran que la distancia entre políticos y ciudadanos se ahonda cada día más.
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.