30 marzo 2011

Amazon abre la nube

En su momento, el lanzamiento de Amazon Web Services hizo que, lentamente, muchas empresas fuesen animándose a hacer pruebas con el servicio: un sistema destinado a ofrecer unas bajas barreras de entrada tanto en lo tecnológico como en lo económico determinó que muchos responsables de tecnología empezasen prácticamente jugando. Después, llevándose aplicaciones y servicios completos, y en la mayoría de los casos, siguiendo una dinámica de uso ascendente, a pesar de que la política de escaso margen del sistema determine unas políticas de soporte verdaderamente raquíticas. El servicio se lanzó en julio de 2002, seguramente en un momento en que la idea y filosofía del cloud computing distaba aún mucho de estar asentada en la cabeza de los profesionales de la tecnología y mucho más del management, pero en septiembre de 2009 ya mostraba unos datos de uso y crecimiento dignos de mención.  En la práctica, Amazon Web Services se ha convertido en un servicio evangelizador, capaz de hacer que muchas empresas se lo planteen como una alternativa más que razonable: puede hacer bajar tus costes, puede ofrecerte flexibilidad, puede hacer disminuir tu nivel de stress, o en algunos afortunados casos todas esas cosas a la vez, pero es sin duda un servicio notablemente exitoso.

Con la misma filosofía, Amazon lanza ahora su oferta para el mercado de usuario final, en un momento de mucha más preparación mental para el tema y en un mercado habitualmente caracterizado por dinámicas de crecimiento mucho más virales. Lo hace además con dos servicios: por un lado, almacenamiento, por otro, música. Ambos son fáciles de entender, y con un potencial enorme: el servicio de almacenamiento es el llamado Amazon Cloud Drive, y ofrece cinco gigas gratuitos para que guardes lo que buenamente quieras, con una tabla de precios tan fácil de entender como “un dólar por giga y año” a partir de ahí. Un seguro de vida para cualquiera que quiera tener esos archivos importantes en un sitio a prueba de bomba (mucho más seguro que tu ordenador personal o incluso que tu servidor corporativo) al que poder acceder desde cualquier máquina, en cualquier momento. Sin duda, este servicio va a hacer que muchos usuarios se replanteen su dinámica de uso: tener las fotos de la familia, los archivos importantes o tantas otras cosas en el disco duro de un ordenador que se puede estropear mañana, al que le puede caer una taza de café encima o que te pueden robar en cualquier momento dándote un tirón por la calle es una forma de esperar a tener un problema: la pregunta no es cuál, sino cuándo.

El otro servicio, Amazon Cloud Player, está destinado a ejercer de elemento de atracción: compra o sube tu música – cualquier música, Amazon no te va a preguntar sobre su procedencia, sino solo por su formato y porque esté libre de DRM – y descárgala o reprodúcela desde donde quieras, en cualquier momento, desde una gama amplia de dispositivos. Por el momento, la tienda para adquirir MP3 está accesible solo si eres un cliente norteamericano (o tienes un proxy :-) pero el modelo de uso parece claro y simple, suficiente para atraer a un interesante número de clientes, y con el mismo esquema de precios que el Cloud Drive: cinco gigas gratuitos, un dólar por giga y año a partir de ahí (en intervalos predeterminados de 20, 50, 100, 200, 500, 1000). Sin licencias engorrosas ni preguntas de ningún tipo: tu música, para tu uso personal.

Esta propuesta de Amazon puede suponer la definitiva popularización del concepto nube de cara a un usuario final que, en muchos casos, ya lo utilizaba para una amplia variedad de servicios, pero que posiblemente no se lo había planteado como tal. Y de la popularización a nivel de usuario surgen esquemas de uso que en muchos casos se extienden a la empresa, sobre todo en determinados segmentos como las PYMES, que aún se plantean ese tipo de preguntas básicas como “¿es seguro esto?” o “No están más seguros mis datos en el ordenador de mi empresa?” cuya respuesta ya llevamos años diciendo que, aunque aparentemente contraintuitiva para quien está acostumbrado a pensar en términos de seguridad física y no virtual, es sencillamente NO.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

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