En junio de 2009, el Parlamento alemán puso en marcha una ley de censura sobre internet con la estúpida excusa de proteger al país contra la amenaza de la pornografía infantil. Cuando lo recogí en mi blog entonces, algunos comentaristas decían que la lucha contra la pornografía infantil lo justificaba todo, que era importantísimo proteger a los niños, y que dicha censura estaba plenamente justificada.
En realidad, existe ya un importante cuerpo de conocimiento académico que demuestra fehacientemente que la censura y el filtrado de páginas de pornografía infantil en la red no solo no ha hecho nada para proteger a los niños objeto de tan deleznable explotación, sino que incluso ha contribuido a exacerbar el problema: a medida que el bloqueo de páginas de este tipo oculta el problema para hacerlo invisible al público general, los interesados por este tipo de contenido aprenden fácilmente cómo acceder al mismo, dando lugar a un mercado cada vez más rentable que incentiva cada vez más la producción y distribución de dichos contenidos (más información, “Internet blocking: balancing cybercrime responses in democratic societies“, Callanan et al., pdf, 2.2 MB).
A pesar de la oposición que surgió en su momento, la ley consiguió ser aprobada en 2009. ¿Cuál fue su efecto? Ante una lista negra de sitios sujetos a bloqueo secreta y mantenida por la policía, no tardaron en aparecer políticos inspirados que demandaron que la lista se extendiese a páginas islámicas radicales, a sitios de videojuegos violentos, a páginas dedicadas al juego y, por supuesto, a webs de enlaces. Una vez establecido un mecanismo de censura, ¿cómo decidir qué constituía un uso supuestamente razonable y qué constituía un abuso del sistema? Además, se demostró que, simplemente, no servía para nada: cualquier usuario sin ningún tipo de conocimientos especiales tardaba cinco minutos en reconfigurar su navegador para poder acceder al contenido objeto de la censura. Finalmente, tras una amplia discusión sobre el tema, se consiguió que un número suficientemente amplio de parlamentarios alemanes tomasen conciencia del problema, y la ley fue finalmente derogada a finales de 2011.
Ahora, en 2012, Alemania ha decidido no firmar un acuerdo internacional que tiene exactamente el mismo espíritu de bloqueo y censura: ACTA. Sin duda, la fallida experiencia anterior con la ley de censura ha jugado un papel importante en el proceso de aprendizaje de los políticos germanos, demostrando lo importante que resulta que los políticos del mundo vayan entendiendo cada vez mejor el funcionamiento de la red. Los alemanes aprendieron con la propia experiencia que los sistemas de bloqueo en internet, simplemente, no funcionan. En España, gobernada por una casta de ignorantes digitales, la absurda ley Sinde-Wert está a punto de entrar en funcionamiento, convirtiendo a Ángeles González-Sinde y a Jose Ignacio Wert en políticos a los que los españoles y la historia reservan colectivamente un espacio en el oscuro repositorio de la vergüenza.
Con estas cosas de la política nunca se sabe. Pero la experiencia de Alemania parece demostrar que el aprendizaje de los políticos es posible, aunque sea lentamente. Algo es algo.
(Enlace a la entrada original - Licencia)
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.