Me resultó muy interesante este artículo de Román Izquierdo y Beltrán Simó en CommsMEA, “The day the earth stood still at RIM headquarters“, acerca del colapso de las comunicaciones en RIM el pasado mes de octubre de 2010, y las consecuencias que tuvo en las dinámicas de uso de sus clientes: un incremento razonable del uso de voz en un 11%, y uno desmesurado en la utilización de SMS en un 85%.
Primera evidencia: ante la caída de un sistema que los usuarios habían incorporado ya de manera sólida a sus costumbres comunicativas, el recurso es a un sistema similar que permita el mismo tipo de comunicación, independientemente de que éste tenga un coste económico asociado. La observación de las costumbres de las generaciones de usuarios de telefonía móvil más jóvenes no deja lugar a dudas: el teléfono es prácticamente para una emergencia, no llaman a casi nadie, y recurren en la mayor parte de los casos a mensajería instantánea. Y una vez consolidado este modelo, sienten la necesidad de seguir haciéndolo así aunque tenga que ser usando otra herramienta y ésta suponga un coste asociado. La conveniencia se antepone al factor económico. Como comenta el artículo, para muchos usuarios, volver a llamar por teléfono es simplemente como plantearse hacer un viaje en el tiempo hasta la prehistoria.
Segunda evidencia: a pesar de la clara importancia del efecto red en la adopción de este tipo de servicios – si tus amigos no lo tienen, la propuesta de valor para ti de un sistema de mensajería instantánea es escasa, – la fidelidad no resulta tan decisiva como podría suponerse, y pueden plantearse alteraciones bruscas del panorama en virtud de infinidad de factores, no todos fáciles de anticipar. BlackBerry Messenger llegó a tener un dominio arrollador en su plataforma, que fue objeto de durísimo ataque por parte de WhatsApp y su capacidad multidispositivo, que ahora en algunos segmentos empieza a sufrir la competencia de nuevos entrantes como Viber y afines, y que sin duda tendrá que afrontar la de la propuesta de las operadoras, Joyn.
Que exista ahora mismo una plataforma dominante no quiere decir que vaya a seguir siéndolo pasado mañana, aunque dicho dominio parezca a día de hoy arrollador y se haya consolidado incluso como genérico en el lenguaje coloquial (“te envío un whatsapp“, o el aún más infame “te whatsappeo“). Como en muchos otros servicios en la red, fidelidad, la justa. En muy poco tiempo, un grupo de usuarios puede decidir el cambio de una plataforma a otra sin que las barreras del efecto red aparezcan como insalvables, lo que caracteriza un segmento de mercado con mucho más dinamismo del que aparenta y en donde aún puede haber numerosas novedades. Para ciertos emprendedores que conozco bien, no parecen malas noticias…
(Enlace a la entrada original - Licencia)
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.