22 septiembre 2010

El futuro del papel

Ayer, en una charla, volvió a salir una pregunta habitual sobre la que he expuesto mi opinión en varias ocasiones: el futuro del papel. Volví a responderla en el mismo sentido que en ocasiones anteriores y de una manera que puede parecer casi obvia, pero no me resisto a hacer una recopilación rápida de datos que lo avalan.

El futuro del papel es ya meramente coyuntural. Si cabe, como mucho, generacional: el papel durará hasta que aquellos que crecieron en un mundo en el que el papel era la forma más barata y eficiente de diseminar información se pasen finalmente a mejores métodos o, simplemente, desaparezcan. En una generación, la idea de cultivar bosques, talarlos, transportar la madera, someterla a complejos procesos de transformación física y química, imprimir con tinta sobre el producto y distribuirlo a los lectores se verá ya como lo que es hoy: un total y absoluto anacronismo.

En efecto: desde que la tecnología de fabricación de papel inició su andadura y desde que Gutenberg perfeccionó la tecnología para crear múltiples copias impresas de un original, el papel fue la forma más económica de hacer que la información circulase, y ello llevó a la edificación imperios económicos basados en la creación y circulación de dicha información. Sin embargo, esto ya no es así en el mundo actual. Si bien la conectividad todavía no es ubicua, el crecimiento de la cifra de población conectada es incesante, y la manera más eficiente de hacer que la información circule, decididamente, ya no es el papel. Resulta completamente obvio mencionarlo: el papel está sujeto a una logística lenta y pesada, no se actualiza una vez impreso, limita enormemente la interacción bidireccional y es comparativamente muy caro: con respecto a la circulación de información en bits, el papel deja ver claramente su verdadera naturaleza, la de producto dramáticamente anticuado, obsoleto, propio de otra época.

Podemos ponernos nostálgicos. Podemos hablar del olor del papel, de su mayor portabilidad, de comodidad en determinadas situaciones, de romanticismo o de que no sirve para matar moscas. Podemos justificar los inmensos desarrollos e inversiones acometidas para asegurar que el papel llegue a los quioscos y hogares de los suscriptores puntualmente todas las mañanas. Podemos comprometer dinero público para regalar periódicos a los jóvenes. Pero la verdad es la que es: los jóvenes no quieren un periódico de papel ni en pintura. No lo usan, no les resulta cómodo, ven absurdo que contenga las noticias de ayer, y cuando ven en él algo interesante, no pueden copiarlo, pegarlo, reenviarlo, votarlo, vincularlo ni hacer ninguna de las cosas que gustan hacer con la información. Algunos de los periódicos más históricos e importantes ya han anunciado que abandonarán el papel en el futuro. La circulación de periódicos cae en todos los mercados. También lo hacen los beneficios, siguiendo la pauta marcada por la caída de la inversión publicitaria. Los periódicos del futuro, ni serán periódicos (serán continuos), ni mucho menos estarán hechos de papel. ¿Desaparecerán los periodistas? Para nada, simplemente adaptarán sus metodologías de trabajo al nuevo soporte. ¿Desaparecerá la industria papelera? Tampoco. Se me ocurren algunos usos del papel que no acabo de ver sustituidos por su equivalente electrónico.

Podemos vestirlo como queramos, pero al papel como soporte de información ya solo lo mantienen los usos y costumbres asentados en una generación que creció con él, mientras que para la generación que solo lo maneja en el colegio ya no tiene el más mínimo sentido. No es un cambio que vayamos a ver de un día para otro, estas cosas no funcionan así. Pero es evidente y simple: el papel ha sido superado tecnológicamente, tanto en desarrollo, como cada día más en alcance y difusión. Actualicen sus agendas… electrónicas.

(Enlace a la entrada original - Licencia)

3 comentarios:

  1. No me cabe en la cabeza cómo puede escribir esta entrada un tío que acaba de publicar un libro en papel. De verdad que me parece absolutamente alucinante.

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  2. Pasaba por aquí: me he descargado de Megaupload el libro de Dansisimo y promete (risas, claro), estaría bien tener un espacio dedicado exclusivamente a desgranar semejante "engendro".
    Joder, es que voy la Introduccion y ya estoy flipandola.

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  3. Buena idea, Anónimo, déjame que me lo curre un pelín, en breve os cuento.

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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.