Completamente pasmado me he quedado al ver en Nación Red estas declaraciones de María Teresa Marín, del Partido Popular de Murcia, que afirma que el gobierno no hace nada por divulgar la cultura en formato digital, y que hay que crear plataformas públicas donde se facilite la difusión y venta de productos culturales.
Puedo estar de acuerdo con la premisa inicial: el gobierno, lejos de promocionar la cultura española, es a día de hoy el principal obstáculo para su difusión. Ha conseguido el muy dudoso mérito de enemistar a una parte significativa de la ciudadanía con una serie de “creadores oficiales” entre los que reparte generosamente subvenciones y dádivas, que falsean con todo descaro las métricas de exhibición y difusión para justificar el acceso a dichas subvenciones, y que se reparten el dinero de un canon injusto e ilegal de manera completamente arbitraria mientras insultan a los que se suponen que deberían consumir sus productos. La connivencia entre los “creadores oficiales” y la ministra más impopular del gobierno provoca sentimientos de abierto rechazo, que se incrementa cada vez que dicha ministra hace alguna declaración a los medios.
Pero de ahí a que haya que solucionar este problema mediante la intervención estatal, va un importante salto. Como bien se ha demostrado en innumerables ocasiones, la cultura no se defiende con subvenciones, dádivas ni dinero público. La cultura no se defiende con “portales oficiales”, sino todo lo contrario: proporcionándole un mercado abierto, con multiplicidad de opciones. En España, la creación cultural está sujeta en su difusión a un monopolio que estrangula completamente sus posibilidades: si quieres acceder al mercado, tienes que pasar por la sociedad de gestión de turno, solo una, que opera en monopolio, y cuyas condiciones tienes que aceptar sí o sí. Unas sociedades de gestión incapaces de entender los nuevos medios, que luchan abiertamente contra el progreso, y que han logrado convertirse en algunos casos en la entidad más odiada de nuestro país, la que concentra odios más acérrimos y unánimes, al borde de la alarma social.
Si quieres promocionar la cultura, da opción a la iniciativa privada y liberaliza el mercado cultural. Permite que cada creador pueda optar por el modelo de difusión que desee, sin monopolios, privilegios ni prebendas. Posibilita que el creador pueda optar por diferentes modelos de gestión que se adapten a sus intereses, que pueda explotar con libertad los nuevos mercados digitales, y que pueda salir al mercado exterior sin encontrarse con aduanas y peajes que hace muchos años que no deberían existir. Permite que el mercado se desarrolle, y que esas nuevas plataformas de comercialización surjan en un entorno que no penalice sus ingresos con importes desmesurados que nadie puede negociar ni discutir porque solo existe un monopolio impenetrable al otro lado. Para promocionar la cultura, no hay que implicar más a papá Estado, sino todo lo contrario: hay que liberalizar el entorno y permitir que se cree un mercado donde no lo hay. Hay que hacer caso al informe de la Comisión nacional de la Competencia, que sabe mucho de esto, y que ni siquiera se encontró con una palabra de defensa por parte del gobierno cuando desde las entidades de gestión se dedicaron a ridiculizar las conclusiones de su informe y a pedir nada menos que la reprobación de su presidente. Informe que, como cabía esperar, no ha sido tenido en cuenta para nada. Si quieres promocionar la cultura, no permitas que una serie de parásitos en las entidades de gestión entren y salgan del ministerio como Pedro por su casa y hagan y deshagan las leyes a su antojo.
Completamente de acuerdo con que no hay que culpabilizar a los usuarios, hay que evitar todo tipo de censura y hay que respetar los derechos intelectuales y económicos de los autores. Pero proponer más intervencionismo público para supuestamente promocionar la cultura es simplemente alucinante. Y viniendo del partido del que viene, todavía más.
(Enlace a la entrada original - Licencia)
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Si después de hacer tu comentario este no aparece, no se trata del espíritu de Dans que anda censurando también aquí, es que se ha quedado en la cola de aceptación. Sacaré tu mensaje de ahí tan pronto como pueda, si bien el supersistema este tampoco me avisa de estas cosas, por lo que tengo que estar entrando cada cierto tiempo a ver si hay alguno esperando. Un inventazo, vaya.